A Repsol le va bien

“Hasta un cálculo pasajero sobre años futuros revelaría muchos motivos para inquietarse, para recoger la misma impresión área tras área: demandas en aumento, recursos decreciendo, la consiguiente presión hacia mayores costos efectivos… la amenaza final de un estancamiento y retroceso...

“Hasta un cálculo pasajero sobre años futuros revelaría muchos motivos para inquietarse, para recoger la misma impresión área tras área: demandas en aumento, recursos decreciendo, la consiguiente presión hacia mayores costos efectivos… la amenaza final de un estancamiento y retroceso del nivel de vida, que nosotros cuidamos celosamente…”

Y sigue el informe: “Si el día de mañana el mundo tuviera la dicha de gozar de paz, confianza y prosperidad, no por ello desaparecería o sería menos grave el problema de los materiales, porque si todas las naciones del mundo llegasen a alcanzar un nivel de vida como el nuestro, las exigencias mundiales de materias primas serían entonces mayores que el ya importante consumo mundial”.

Ese informe, esa investigación, no fueron ordenados por Barack Obama esta semana, sino por Harry Truman, presidente de los EE.UU en enero de 1951. Pero los conceptos del informe son literales y realmente parecen de hoy. Han sido tomados de “Petróleo en Bolivia”, una de las obras premonitorias de Sergio Almaráz Paz, publicada en diciembre de 1957.

 

¿A qué viene esto?

A que la corporación petrolera transnacional Repsol informó oficialmente el descubrimiento de gas en el pozo RGD 22 en Bolivia, culminando con éxito un proyecto de profundización de pozos existentes con el objetivo de aumentar la producción de hidrocarburos en el país. El pozo RGD 22 está situado en el Área de Contrato de Río Grande, a 55 kilómetros al sureste de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Según información de HidrocarburosBolivia.com, pronto se haría el anuncio de “otro importante descubrimiento en Campo Huacaya, ubicado en el  Departamento de Chuquisaca”.

Es decir que en materia de exploración las empresas extranjeras sí logran éxitos que a la empresa estatal le son esquivos.

En materia de industrialización del gas boliviano, a Petrobrás le va mucho mejor que a YPFB, como con mucho tino analiza Bernardo Prado en una columna ayer. Situación que ya había hecho notar a principios de año el presidente Morales, en un “regaño” público a los responsables del Ministerio de Hidrocarburos y de YPFB. Por lo visto, el regaño presidencial cayó en saco roto.

No estamos defendiendo el gas, como no defendimos el petróleo. Y no porque no nos lo hayan advertido. Sergio Almaráz lo hizo así, hace 53 años: “Los bolivianos anhelamos industrias, minas modernas, una agricultura mecanizada, ferrocarriles, caminos, escuelas. Todo esto nos lo puede dar el petróleo. Todo depende de las manos en que se encuentre. El petróleo (y el  gas) representa hoy la herramienta histórica del porvenir boliviano, su defensa es la defensa de la Patria misma”.


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