Lecciones del capitalismo

En estos días se han ido acumulando algunas lecciones, que tienen el sonido de latigazos, sonoros y humillantes. Evo Morales pide a los oligarcas de Santa Cruz que, por favor, inviertan haciendo de cuenta que nadie los amenazó jamás, ni los insultó. Raúl Castro anuncia que deberá despedir...

En estos días se han ido acumulando algunas lecciones, que tienen el sonido de latigazos, sonoros y humillantes.

Evo Morales pide a los oligarcas de Santa Cruz que, por favor, inviertan haciendo de cuenta que nadie los amenazó jamás, ni los insultó.

Raúl Castro anuncia que deberá despedir a cerca de un millón de empleados públicos para que Cuba deje de ser el único país del mundo donde hay gente que gana sin trabajar.

Dieciséis nuevos campos de golf serán habilitados en la isla y el gobierno del hermano del líder anuncia que permitirá la venta de casas a extranjeros, como ocurría antes de la revolución.

Pero volvamos a las lecciones a domicilio.

El presidente Morales felicita a la ONU por haber reconocido el derecho al agua potable como inalienable e imprescriptible para la humanidad.

Para la humanidad entera, con excepción de los campesinos de Corocoro. Los Pacajes se han cansado de denunciar que la empresa coreana Kores, en sociedad con la estatal Comibol, está contaminando el agua que usan en la región. Los medios han dejado de prestar atención a estas quejas, porque, dicen, están “con el cambio”, sin percatarse de que ese cambio acaba de cambiar.

El agua para todos, gracias a la iniciativa de nuestro presidente, menos para los cochabambinos de Pantipata que, de tanto pedir, en vano, que se expulse a los narcotraficantes ubicados aguas arriba, terminaron por acostumbrarse a la nueva realidad, y al nuevo sabor del agua.

El ministro de Hidrocarburos, Fernando Vincenti, anuncia que los pueblos de los parques naturales deberán aceptar el ingreso de las empresas petroleras. Nuestro gobierno tuvo que tragarse las críticas lanzadas contra Alán García sobre la “masacre de Bagua”, donde murieron originarios amazónicos que se oponían al ingreso de las petroleras. A los lecos y mosetenes se les dio en Bolivia un tratamiento peor que a los amazónicos peruanos: no les dispararon, los humillaron.

En estas lecciones del capitalismo hay que tragar muchos sapos y culebras.

La venezolana PDVSA aumenta en 87% la planilla de la empresa pero sólo en 2% la producción.

Aquí, en ENTEL había 800 empleados y ahora hay 2.800, haciendo lo mismo.

La lista de las lecciones es mucho más larga. Lo que duele es que, si se observa bien, más que larga es humillante.


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