Litio y Bolloré

Pero sucede que el litio afgano no era el único que nos preocupaba. En realidad lo que nos inquieta es el litio boliviano del cual se sigue conociendo poco y lo que se conoce sigue siendo ambiguo. Hace una semana, la empresa australiana Talicon MInerals se fusionó con la canadiense Salares...

Pero sucede que el litio afgano no era el único que nos preocupaba. En realidad lo que nos inquieta es el litio boliviano del cual se sigue conociendo poco y lo que se conoce sigue siendo ambiguo.

Hace una semana, la empresa australiana Talicon MInerals se fusionó con la canadiense Salares Lithium para impulsar el proyecto “Salares 7”, en Atacama, que por secular injusticia es ahora territorio chileno.

No son negocios pequeños, porque la australiana produce actualmente 22.600 toneladas de carbonato de litio y la canadiense con sus socias chilenas se estima que abastecen el 42% de la demanda mundial de ese mineral.

De lo que sucede en nuestro país, solamente nos hemos enterado que la japonesa Sumitomo y la francesa Bolloré ratificaron que están interesadas en el litio de Uyuni y que están esperando que el gobierno boliviano tome alguna decisión. En esa espera estamos también los bolivianos, pero, mientras tanto, investigamos un poco y lo que públicamente se sabe sobre Bolloré no es tranquilizante.

En un largo artículo de “Le Monde Diplomatique” se informa que las actividades del grupo Bolloré abarcan plásticos, transportes, energía, puertos, almacenaje, etc., y sus mercados predilectos están ubicados en África. “Ahí, la guerra industrial hace furor, notablemente por las concesiones de puertos recientemente privatizados.

Son las relaciones del grupo con los regímenes locales poco escrupulosos –tal como el señor Charles Tylor en Liberia, o el del franco-africano Paul Biya de Camerún- que lo han puesto bajo el ojo de la crítica”, señala el rotativo francés.

Se nos ha estado diciendo hace tiempo que la condición primaria para negociar el litio boliviano será que se industrialice aquí. Sin embargo, la misma prestigiosa publicación francesa, luego de revisar los planes de Bolloré no descubrió indicios de que esté pensando instalar fábricas en Bolivia.

Inquieta más todavía el perfil de Vincent Bolloré, heredero de un negocio que supera los 6.000 millones de euros anuales: “Bolloré es adicto a los golpes de efecto, como lo fue su entrada por sorpresa, en 2001, en el banco italiano Mediobanca o su conquista de la presidencia de la compañía publicitaria Havas, en julio de 2005.

El hecho de que posea dos diarios gratuitos, una televisión, la parte francesa de la agencia Associated Press y de que sea un inversor importante en el mundo del cine y la telefonía móvil, hace que Bolloré sea un personaje importante a la hora de ayudar a crear opinión”. Quizás por eso el presidente Sarkozy lo apadrina siempre que hace falta.

Es obvio que el fino embajador francés, Antoine Grassin, al reiterar en estos días el interés de su polémico paisano por el litio de Uyuni, no iba a entrar en detalles escabrosos. Eso tiene que investigarlo el gobierno boliviano y hacérnoslos conocer, porque últimamente Bolloré y litio están sonando mucho.


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