¿Cómo se originó Santa Anita?

- El mundo es cruel, abuelita. Mirá mis amigas Chulacha y Jalito ya tienen sus ventas para Santa Anita. Yo, pobre, no tengo nada. Mi mamá, ¡ya sabes! está en El Pilaya haciendo la molienda. Me hice dar ataque de llanto. - No te preocupes Cabeza de Trapo. Venderás miel de caña en cántaros...

- El mundo es cruel, abuelita. Mirá mis amigas Chulacha y Jalito ya tienen sus ventas para Santa Anita. Yo, pobre, no tengo nada. Mi mamá, ¡ya sabes! está en El Pilaya haciendo la molienda. Me hice dar ataque de llanto.

- No te preocupes Cabeza de Trapo. Venderás miel de caña en cántaros pequeños y platos menudos de chancaca y empanizao. Además.  yo prepararé unos ancucos con maní ¡deliciosos! Ya verás el éxito que tendrás.

La abracé como lo deben hacer los náufragos a  tablas de salvación.  Después, que mi llanto se fue calmando como correspondía a la ocasión,  le pregunté:

- Abuelita, vos que eres tan sabia (la dama se infló de orgullo) dime ¿cómo se originó la fiesta de Santa Anita?

La pillé en enaguas pero como era la persona de mejor inventiva del pueblo, se aclaró la garganta, dándose un tiempito para  recordar y luego me  narró los hechos de esta manera:

-No hacía mucho que la sagrada familia había llegado de Alejandría donde vivió un poco más de tres años. El viaje lo hicieron en barco  hasta  Jope. En tal puerto, José compró un borrico para que María y el Niño pudieran ir rumbo a Belén. Iban con miedo porque si bien ya había muerto el sinvergüenza de Herodes El Grande...

-¡Ah, ya sé! – la interrumpí - Ese grandote, cabeza de lacayote, que mojaba sus calzones cada vez que alguien le decía que había nacido el que lo iba a reemplazar como Rey de Israel.

-¡Ese mismo! El que ordenó que mataran a los niños de menos de dos años, que vivían en Belén. Bueno, la Familia pasó a Nazaret. Allá tomó posesión de su casita. José consiguió trabajo como carpintero, María, se ocupó de las tareas del hogar y el Niño  jugaba con su amiguito Jacob.

Un día José llegó con dos cabras y dos gallinas y un gallo que alborotaron a los dos pequeños, encargados de su cuidado. Las cabras resultaron chifladas: ¡brincaban!, ¡corrían! y moqueteaban (sin causarles daño) a sus cuidadores. Claro que daban la leche más deliciosa de los contornos. Tenían los nombres de Lulubella y Llollobrígida.

-¡Qué nombres, abuela!- Reí a carcajadas.

-Es que los chicos eran muy creativos.

Una vez Lulubella, tuvo un ataque de moqueteadura. Vio a los niños y se fue contra ellos con la fuerza de un torpedo de guerra. Iba a embestir a Jacob cuando Jesús se le puso delante y levantando su manito, le dijo: -¡Para! La cabra quiso detenerse. Chirriaron sus patitas y cayó de poto.-- ¡Ay, abuela! De un tiempo a esta parte, no quieres decir las cosas por su verdadero y sonoro nombre. Di culo, es castellano y todo el mundo entiende.

-¡Tienes razón! Y el que se escandalice, será porque le falta esa terminación…- Reímos como dos locas- Ahora voy a responder tu pregunta: Cómo se originó la Fiesta de Santa Anita.

 

Faltaba tres días para el 26 de julio, el cumpleaños de la abuelita Ana. María se puso en afanes. Quería sorprenderla con un teé de película. Horneó bollos de maíz como fuentes de grandes, bizcochos enormes como sombreros, empanadas del tamaño de una ojota, rosquetes tan grandes como una rueda de bicicleta, torta, etc.

Ya era cerca de las cuatro de la tarde y pronto la invitada tocaría la puerta. Ese día los dos niños ayudaron a poner la mesa: Un mantel, un ramo de flores y muchas canastas con las masas. ¡Dios mío. Tanto amasado! Sin embargo a María no le salió nada bien. Masas quemadas, torcidas, unas muy saladas, a otras les faltaba dulce. La mesa se veía horrible…

Jesusito, dándose cuenta del caso, dijo con voz llena de cariño:

 

-Mamita. Por ser un día tan especial, pienso que tus masas debieran lucir diferentes.

-¡Ay, hijito mío! Puse tanto esmero pero todo el amasijo es un desastre: unas quemadas, otras crudas, torcidas… sin gusto. Me dan ganas de llorar. No soy buena cocinera. ¡Esto es un fracaso!

-Entonces el Niño,  puso su dedito en los bollos, kaspas, empanadas… y las cosas se volvían pequeñas, en forma de hojas, de somberítos, de estrellas, de flores… Cuando llegó doña Ana, no podía creer en la delicia y hermosa presentación. Y esa tarde fue todo risas y felicidad.. Hasta el cielo mostró nubes rosadas, violetas y un olor a camelia se extendía por toda la casa.

Abrí mi bocota:

-Abuelita: Eso fue en Nazaret que está al otro lado del mundo; pero ¿cómo llegó hasta San Lorenzo esta costumbre?

La abuela abrió la boca, la cerró  y después sin ningún empacho me aseguró. El Niño Jesús escribió una cartita al obispo de Tarija indicando cómo debía festejarse a su abuela Anita. Además le ordenó que hiciera conocer el caso a las comadres de San Roque, los Centros de Mujeres del FRI, las damas de la Acción Católica, a las señoras viudas, a los clubes de mujeres engañadas y abandonadas, a los niños y niñas…Que ese día los pequeños debieran ser los vendedores para que así aprendan a ganar unos billetes.

¡La pucha qué lindo!

 

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Esta comidilla  es tan cierta –según mi abuela- que está registrada en el Libro “Incunable”  de las Medias Verdades y La Historia de Los Tres Repìques  de La Campana  Mayor de San Lorenzo”

 

Tarija, julio de 2010

 

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