¿Es o no es verdad? De la tribu a la alcaldía

La fiesta del 16 de julio es de La Paz “y nada más”, en memoria del protomártir. Por cierto, varias ciudades latinoamericanas se discuten la exclusiva del grito libertario. En esta ocasión, cuando menciono a La Paz, me refiero pues a la ciudad, sede del Gobierno y no al departamento, hoy...

La fiesta del 16 de julio es de La Paz “y nada más”, en memoria del protomártir. Por cierto, varias ciudades latinoamericanas se discuten la exclusiva del grito libertario. En esta ocasión, cuando menciono a La Paz, me refiero pues a la ciudad, sede del Gobierno y no al departamento, hoy llamado con legítimo bombo y platillo, gobernación. Esta última deberá buscar su fecha propia que estará inevitablemente relacionada con la autonomía. 

 

De todas maneras el torcido episodio patriótico del 16 de julio me lleva a considerar algunos retazos de la historia urbanística.  Sea cual fuere el primer asentamiento de lo que fue después la sede del Gobierno, es sabido que las concentraciones humanas de origen milenario nacieron por la necesidad del hombre primitivo de agruparse para ayudarse  en el establecimiento de una colectividad habitable y defenderse de los enemigos, fueran los fenómenos naturales o las rivalidades tribales. Pasarán muchos siglos para que esas agrupaciones fueran progresivamente creando niveles superiores de sociabilidad. En la alta edad media europea progresa el asentamiento urbano que llamamos burgo al impulso de los gremios.  Desde los campesinos que llevan a los producto de la tierra al mercado (que se asienta en la plaza mayor), pasando por los  herreros que fabrican y calzan con herraduras a las cabalgaduras, los artesanos que dan el nombre de la calle donde se instalan: Calle de bordadores, calle de platerías,  calle del comercio,  calle de  talabarteros, de taberneros, de los estudios (escuela)… y de todos los santos y santas que figuran en el santoral católico. El variado plano de la ciudad era apretado. Las plazas, escasas y las calles angostas, porque la construcción militar de la muralla no permitía aflojar el cinturón defensivo que las protegía.

 

Esta trama urbana exigía una autoridad que garantizara  el orden y que se llamará corregidor o también intendente. Por influencia de la ocupación árabe, se llamará alcalde quien, con el correr de los tiempos será elegido por los vecinos. La ciudad nace, crece y será un Estado en pequeño.   Incluso habrá ciudades - estado, como Atenas, Esparta, Hong-Kong, Hamburgo, Venencia y otras.  ¿Y el gobernador?  Esta autoridad suele abarcar mayor espacio territorial que la alcaldía y acostumbra a ser representante del monarca. Da la casualidad de que el actual gobernador de La Paz elegido por los ciudadanos del Departamento, puede ser calificado como un delegado del “monarca” en tanto fue el escogido por Evo Morales para regir, no la ciudad de La Paz, sino la gobernación. Cosas sabidas pero que se procuró olvidar con el fin de que ni el alcalde ni el gobernador – discordes - encendieran la tea simbólica, sino Don Evo, el Príncipe de La Paz

 

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