Crónica política de la semana
De la resignación evista al furor de las encuestas
El gobierno se declara ganador del pulso con Evo y trata de cambiar de tema mientras que la oposición acelera desencadenando una verdadera batalla entre los candidatos aparentemente más fuertes
Se cierra una semana política en la que se ha confirmado el cambio de ciclo y una notable aceleración en las campañas. El Gobierno quiere pasar página al considerarse ganador del pulso con Evo Morales y poner el foco en la oposición, que sin duda están dispuestos a dar un buen espectáculo. Por partes.
La apuesta de Luis Arce es complicada pero las dudas en el evismo le abren espacio. Los precios no van a volver a bajar en el mediano plazo, pero parece haberse resuelto de forma algo más consistente la provisión de combustible para aliviar los humores ciudadanos. La presentación tardía del Presupuesto General del Estado ha vuelto a abrir foco de debate en otros puntos, como el de la subvención o el de otras políticas redistributivas, y también en la inversión pública, que depende de créditos internacionales trancados en la Asamblea Plurinacional, al igual que otros proyectos clave como los del litio.
Arce cree que con presión mediática, al menos, los ciudadanos se pondrán de su parte, pero tal vez la estrategia más efectiva sería mandar un buen equipo negociador al hemiciclo, porque nadie está dispuesto a darle ni un centímetro de margen a pesar de los efectos dañinos sobre la economía nacional.
Por su parte Evo Morales empieza a mostrarse cada vez más agotado y el último sopapo de Pepe Mujica desde la distancia – “hay que saber cuándo entrar y cuando retirarse, lo de Evo es inconcebible” – le ha dolido mucho más de lo que cualquier colaborador vaya a reconocer. La alternativa de buscar otra sigla está y la lealtad de Andrónico Rodríguez, esforzada en los últimos días - pese a los cantos de sirena del entorno del exvicepresidente Álvaro García Linera que quiere una tercera vía que también salvaguarde sus intereses - parece arrinconarlo… pero quienes lo conocen de verdad siguen considerando la renuncia inviable. Aún así, el hecho de resignar la sigla sin más es revelador.
La pugna de los millonarios
Sin querer queriendo y tal como algunos advirtieron luego de que el MAS optara por la popular medida de cortar la financiación pública a los partidos políticos – como acaba de plantear Milei en Argentina -, la carrera electoral en Bolivia se va convirtiendo en una pugna de millonarios entre encuestas apócrifas y campañas insistentes en redes.
Como mínimo hay cuatro fortunas aparentemente en liza:
Una es la de Tuto Quiroga, que si bien no es personal, es el mejor conectado con las redes internacionales involucradas en el cambio en Latinoamérica, con Venezuela como epicentro y que dado el caso, verían al expresidente liberal como opción.
Otra es la de Samuel Doria Medina en parte heredada, en parte amasada a partir de la providencial compra de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce) y su posterior venta, precisamente realizada para concentrar sus esfuerzos en su empeño personal de ser presidente, para lo que no escatima esfuerzos.
Otra es la de Manfred Reyes Villa, que retornó de Estados Unidos con Jeanine Áñez, se liberó de sus procesos judiciales, se hizo alcalde de Cochabamba y tras negarlo – con escasa credibilidad – durante años, ya confiesa abiertamente que su intención es la de ser presidente.
La cuarta en liza ha irrumpido como muy violentamente en las últimas semanas, aunque hace tiempo que se reinstaló en Bolivia a partir de aquello que levanta casi tantas pasiones como la política: el fútbol. Marcelo Claure compró Bolívar y se arrimó tanto a Evo Morales que incluso Pomacusi lo propuso en sus encuestas como vicepresidenciable, pero en los últimos meses ha mutado hacia posiciones “libertarias” y se ha enfundado una suerte de traje de Elon Musk a la boliviana que ha despertado suspicacias en todas las filas ¿qué quiere Claure? “Ayudar” dice él.
De momento es el único que ha reconocido que ha pagado una encuesta nacional de candidatos y la ha puesto a disposición de los ciudadanos a través de su cuenta de twitter, con errores en la publicación inicial, muy mimetizado con la bolivianidad. El problema probablemente fue de expectativa: Claure prometió la mayor encuesta jamás hecha en el país y finalmente la elaboró la enésima consultora x (Panterra) con 800 encuestas, unas preguntas muy cerradas con los candidatos clásicos y unos resultados tan opacos como todos los demás: 21% no sabe, 18% para Reyes Villa y Morales, 13 para Doria Medina, 9 para Tuto – que en otras encuestas apócrifas era líder de largo -, 9 para Camacho pero solo en Santa Cruz, 6 para Carlos Mesa, fuera de todas las encuestas y sin ganas siquiera de nombrar heredero y un raquítico 4 por ciento para Luis Arce.
El más feliz de la semana fue Reyes Villa porque ya unos días antes otra encuesta semi apócrifa, Morris&Co Bolivia, 32 tuits en 4 años, de un Amples Regiani que mide por redes y que no tiene por qué estar vinculado a Armando Briquet, el asesor venezolano de Reyes Villa, ya le dio la primera posición, con lo que no ha dudado en proclamarse ya el verdadero candidato de la oposición mientras desprecia alianzas con el resto de los medidos – “solo con emergentes”, dijo -. Morris, por cierto, muy obediente con el TCP, no midió a Evo y sí a Luis Arce.
Le toca mover ficha a Samuel Doria Medina, que es el único que de momento ha presentado su programa de gobierno: “Basta”, con el que promete dólares en 100 días, probablemente tras acuerdo con el FMI. Unidad Nacional pareció adherirse a la propuesta de otra fortuna, Ronald McLean, para medir vía aplicación móvil en lo que sería una especie de primaria multitudinaria y popular… pero hay que esperar.
También les toca mover al resto, a los “emergentes”, a los “libertarios” y a aquellos que siguen diciendo que con los mismos de siempre no se gana, porque ojo: el plan de la oposición era partir el MAS exactamente por la mitad y eso, al parecer, ya no está pasando.