El lento conteo del TSE deja su rol en segundo plano
Dimes y diretes (y lo que viene) de una elección reconocida ya por casi todos
Mientras Carlos Mesa compromete labor de oposición desde la Asamblea, Camacho perfila su participación en las subnacionales. El MAS saca músculo con su victoria y proyecta regeneración sin escándalos ni problemas internos
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) se había comprometido a realizar un conteo limpio y transparente, pero en realidad lo ha convertido en intrascendente. Sea planificado por Salvador Romero o por otros, la extrema lentitud ha provocado que los trabajos de dos encuestadoras privadas sirvan para que la victoria de Luis Arce Catacora sea reconocida a nivel local e internacional sin mayores cuestionamientos sobre el TSE, que se ha librado de toda presión.
Si Tu Voto Cuenta y sobre todo CiesMori, que rompió el hielo, no hubieran publicado los conteos que daban una holgada victoria de más de 20 puntos y por encima del 50% al MAS sobre Carlos Mesa, el domingo nos hubiéramos ido a dormir en blanco – el conteo apenas estaba al 1% a media noche -, hubiéramos almorzado con la sensación de que Carlos Mesa estaba tas con tas con el MAS – con el cómputo al 20% - y hubiéramos llegado a la noche con un supuesto “cambio de tendencia” donde el MAS empezaba a sacar abultadas diferencias – se cierra esta edición a medianoche con un 46% de participación y una distancia de 12 puntos – 46,67% a 34,23%.
Alguien se podía haber disparado, pero afortunadamente no ha pasado nada de eso porque primero la presidenta Jeanine Áñez – el mismo domingo a través de su cuenta de twitter – reconoció la victoria del MAS y lo propio hizo su Ministro más temido – por lo visceral – Arturo Murillo, quien además empezó la jornada del lunes siendo cesado por decreto de acuerdo a la norma que procede tras su censura legislativa.
Después hizo lo mismo Carlos Mesa, el gran derrotado de la jornada del domingo, que no pudo llegar a la votación de 2019, donde rondó el 36%, y se quedó en un 30% con un pírrico 18% en Santa Cruz – que el cómputo viene confirmando – que impidió cualquier opción de entrar en segunda vuelta.
Los números dicen que su estrategia del voto útil tampoco hubiera funcionado, porque el MAS ha pasado del 50%, y que tal vez le hubiera ido mejor incidiendo más en sus propuestas, pero no pasó. Los últimos espartanos teorizan con que un solo frente hubiera imantado más indecisos, que les hubieran votado en vez de al MAS, como si de mercancía se tratara.
Mesa asumió la derrota, elogió su bancada y comprometió un trabajo de oposición en la Asamblea Plurinacional. Sus aliados ya advierten de la escasa vocación política de Carlos Mesa, como para asumir una tarea tan desgastante y de poco brillo. Mientras no se reserve al menos un curul para los candidatos derrotados, la posibilidad de articular una bancada emanada de una junta coyuntural es “misión imposible”, dicen, y como el asunto está en la Constitución, pues no parece probable.
Esa misma duda inunda a la bancada de Luis Fernando Camacho, de momento no dimensionada, pero que no será tan grande como proyectaban con el “70% de los votos cruceños”, ni tan determinante. Camacho es el único líder que todavía pide esperar a los datos oficiales – esta vez sin apelar a la Fe – y que sí tiene un plan para controlar su bancada: las elecciones subnacionales en Santa Cruz, que sin duda serán un campo de batalla de alto voltaje: Demócratas querrá cobrar venganza señalando el resultado de la participación de Camacho – retorno del MAS -, el MAS exhibirá su tercio, cada vez más fortalecido, y Comunidad Ciudadana, si es que quiere que su credibilidad como bloque opositor de futuro dure más de tres meses, deberá presentar candidatos.
El último en reconocer la victoria de Arce Catacora, aún sin datos oficiales luego de haber dado la venia a la no utilización del sucedáneo del TREP en esta ocasión, pese a todo lo que significó en 2019, fue Luis Almagro, secretario General de la OEA y piedra fundamental en el caos del 2019. Con toda probabilidad no le ha hecho mucha gracia el resultado, pero él ya se aseguró la reelección.
El MAS que viene
En casi todos los municipios del país, el MAS salió de una u otra forma a celebrar el triunfo de Luis Arce Catacora. Una especie de catarsis controlada por el tema de la pandemia, pero que no ocultaba lo épico de lo sucedido. Una suerte de cierre de relato en modo cuento, y que algunos acaba el día que Arce sea coronado, y para otros, el día que Morales retorne al país.
Desde la misma noche de la elección, y aún antes de que se conocieran los datos del conteo rápido, analistas – periodistas como Carlos Valverde empezaron a evocar a Lenín Moreno, el presidente ecuatoriano que ganó en segunda vuelta colgado a la espalda de Rafael Correa y que después desató una caza legal contra él y sus colaboradores.
No es el único ejemplo de delfines que acaban matando al ídolo, pero parece complejo que suceda en Bolivia. Fundamentalmente porque Arce ha ganado en primera vuelta y porque el MAS es un aparato enorme e incontrolable que no se mueve por jerarquías institucionales, sino ancestrales. Arce sabe bien que no tiene el poder social, pero tampoco lo quiere.
El vocero y jefe de campaña in pectore, Sebastián Michel, que se reivindica luego de una campaña casi perfecta – pocos en el MAS pensaban alcanzar el 50% - en la que ha tenido que equilibrar los mensajes radicales hacia dentro y los integradores hacia fuera volvía a hacer recuerdo de los compromisos adquiridos durante la campaña, de regenerar el partido, “que no significa un nuevo MAS, sino el mismo MAS cumpliendo los procesos naturales”. La crisis le ha servido al partido para madurar y para quitarse el complejo dependiente en el que había entrado en la última legislativa entre “intocables” y “Ministros de peso”. En la oposición han aparecido voces nuevas como Andrónico Rodríguez, Eva Copa, el propio Álvaro Ruiz- muy visto en Tarija pero que ha tomado vuelo nacional -, también Michel y una nueva generación que reclama espacio por capacidad y lealtad a los principios del Movimiento.
Si algo no sale mal y aparece alguna mesa en la que se tenga que repetir la votación – nada raro se reportó el domingo -, la posesión de Luis Arce podría darse el sábado 14 de noviembre. Sin duda que la primera pista será la conformación del gabinete de Ministros. Si por el medio llega Morales, o no llega, como dijo Copa malinterpretada por varios medios, “no es lo relevante ahora”.
Rumbo a las subnacionales
Con casi todo el pescado vendido en las nacionales, los partidos y sus líderes empiezan a generar relatos para las subnacionales. Si finalmente no hay repetición de votación en ninguna mesa y el 14 de noviembre se posesiona al nuevo Presidente, en 48 horas se deberían estar convocando las elecciones subnacionales, que en un plazo de cuatro meses, se situarían a mediados de marzo.
Los analistas ya empiezan a hablar de “contrapesos” y cargan tintas sobre las municipales. Varios pesos ya no tan pesados deben mover ficha: Luis Revilla en La Paz, retratado como un mal estratega, y los Demócratas de Rubén Costas, que tienen que decidir si se dejan morir o buscan una rearticulación de su proyecto en el oriente a pesar de la emergencia de Camacho. Algunos ya dejaron caer la más que probable postulación de Jeanine Áñez como gobernadora del Beni, para disgusto de Ernesto Suárez, y queda por ver si Ortiz y el propio Costas buscan algún tipo de reivindicación en el plano local cruceño.
Cálculos Ganadores y perdedores toman posiciones para enfrentar las elecciones subnacionales, que podrían llevarse adelante a mediados de marzo
En el MAS el cálculo también es importante. Mientras avanza despacio el conteo y a pesar de las cifras, su proyecto se vuelve a concentrar fundamentalmente en el eje La Paz – Oruro – Cochabamba, donde habría superado el 60 por ciento de los votos holgadamente. En 2014 ganó en ocho de los nueve departamentos y solo el Beni quedó al margen, aunque en las posteriores subnacionales fue arrebatado con cartas bajas.
No hay muchos nombres propios y se descarta la reconversión de algún ex ministro en Gobernador. En Tarija suena Walter Ferrufino – o hacen sonar – y algún otro periodista de estirpe para las municipales. En otros departamentos se habla de la regeneración.
¿Y el voto cristiano?
La desaparición de Chi Hyun Chung del escenario, con apenas un 1,4 por ciento de los votos según las encuestadoras rápidas ha sorprendido a muchos analistas, que preveían un bajón porque los jóvenes que votaron “antisistema” en 2019 se fueron a la vera de Camacho, pero sí se esperaba un cierto mantenimiento de votación cristiana propiamente dicha.
Los análisis de 2019 y las propias encuestas que preguntaron sobre la segunda opción demostraron que el voto de Chi pertenecía originalmente al MAS. Los primeros análisis indican que ha retornado. Lo que no está tan claro es si eso ha sido realmente organizado a través de las redes de la Iglesia Evangélica, que funcionan bastante mejor que las Católicas, a cambio de algún tipo de concesión programática – Arce Catacora es quien menos se ha prodigado en los “charcos” del avance de derechos igualitarios – o una simple cuestión de reacción, tal vez basada en valores.