"Más difícil que frente único en Bolivia": crónica política de un diálogo inaudible
Esta es la crónica de una muerte anunciada que no titula así porque está muy trillado, tanto como los anuncios y aspavientos de los partidos “ex opositores” por convocar un “frente único” que nunca llega a ningún sitio. Ni el Podemos de Tuto en 2005, ni Convergencia de Manfred en...



Esta es la crónica de una muerte anunciada que no titula así porque está muy trillado, tanto como los anuncios y aspavientos de los partidos “ex opositores” por convocar un “frente único” que nunca llega a ningún sitio. Ni el Podemos de Tuto en 2005, ni Convergencia de Manfred en 2009, ni la Unidad Demócrata de Samuel Doria Medina en 2014 lo fueron. En 2019 ni lo intentaron en serio: hubo 9 candidatos. Y si no lo hicieron cuando el MAS tenía todo el poder estatal y el respaldo popular, difícilmente lo iban a hacer ahora cuando todos creen que todos le pueden ganar al partido azul.
Con todo, los aspirantes a líderes del frente único aparecieron en el salón principal del “legendario” Comité Cívico de Santa Cruz, que vive una segunda juventud con objetivos nacionales aunque con los mismos soportes de siempre. Allí estaba Carlos Mesa, allí estaba Tuto Quiroga, allí estaba Chi Hyun Chung y allí estaba Luis Fernando Camacho. Todos ellos en la plenaria acompañados por sus asesores y vicepresidentes, según el caso. La Presidenta candidata Jeanine Áñez estaba, sin embargo, en la testera. Quién sabe si fue una maniobra del propio Comité Cívico cruceño - que no puede ocultar aunque quiera sus afinidades con Camacho – para hacerle notar que es difícil disociar su doble rol por muy fin de semana que sea.
El acto empezó como empiezan estas cosas; recordando al “fantasma” no presente, en este caso el MAS, y convocando a la unidad para enfrentarlo. Por fuera ya se escuchaban voces serias, como la de Chichi Siles que al final, dio la sigla del MNR a Tuto Quiroga, que cuestionan eso de la unidad por la unidad y que consideran más justa una lucha abierta confrontando ideas, porque es cierto, los “talibanes” de la unidad parecen olvidar que esto va, sobre todo, de formar un Gobierno reconocible en su programa y no un aparato de guerra para la victoria y que después gobierne como le venga en gana.
Las hostilidades no tardaron en llegar. De hecho habían empezado de madrugada. El “incidente” en el aeropuerto de El Alto con la Policía deteniendo al ex ministro César Navarro y el ex viceministro Pedro Damián cuando llevaban su salvoconducto expedido por el Estado en el bolsillo parece ser algo más que la habitual “ruptura de la cadena de mando” o “descoordinación” con la que el Ministro de Gobierno Arturo Murillo la despachó ante los periodistas. Allí, acompañado del secretario privado de la Presidenta, Erik Foronda, dejó caer que esas personas tenían cuentas pendientes pero que no se podía ir contra la Fe del Estado.
En otras palabras, censuró que la canciller Karen Longaric – del ala camachista sobreviviente a la purga del lunes - los extendiera. El papelón internacional, evidentemente, lo tendrá que gestionar Longaric, ya en la mira por la detención poco ortodoxa de la abogada de Evo Morales, Patricia Hermosa, cuyo asunto ha quedado también en el limbo. Que Hermosa no llegue a inscribir a Morales como candidato dará alas a la victimización; pero evitará que el TSE lo inhabilite por no residir en el país, lo que tendría mucho más impacto.
El ambiente se fue caldeando no solo con lo de la testera, sino también por las limitaciones de prensa y la decisión de impedir la transmisión en vivo del evento. El riesgo era volver a ser políticos decidiendo cosas a puerta cerrada. Todos decidieron correr el riesgo.
El gancho a la mandíbula más preciso lo lanzó Camacho, y precisamente contra Murillo. El ex cívico afirmó que el Ministro de Gobierno había presionado a los exiliados que retornaban al país a fin de restar apoyo a su candidatura. Se refería a Manfred Reyes Villa, a Branko Marinkovic y también a Mario Cossío, presente en la sala, y que por cierto reportó problemas en frontera el día de su retorno. Murillo respondió desde la tribuna de oradores negando la mayor y exigiendo testimonios “mirando a los ojos” para pasar después a explicar su apoyo a Áñez en términos testiculares, generando la silbatina.
Ministro de Añez, Arturo Murillo, es abucheado en reunión de dirigentes y partidos de derecha para crear un frente amplio para las elecciones del 3 de mayo.
Fuente: Gigavision pic.twitter.com/P6DTpfEwB3
— La Resistencia Bolivia (@ResistenciaBo) February 1, 2020
Camacho, por cierto, no rectificó.
Y no hubo mucho más. Cada candidato tenía muy claro su discurso, su propio concepto de unidad, sus cálculos y sus opciones. Con todo, el Comité Cívico logró arrancar un compromiso tan vago como actuar en bloque en la futura Asamblea Plurinacional y volver a reunirse dentro de dos meses, para en base a las encuestas tomar alguna que otra determinación. Si hoy era difícil, dentro de dos meses con la campaña – y sus gastos - en marcha y docenas de diputados y senadores jugándose sus cuartos será imposible… pero volverán a verse las caras.
Con todo, los aspirantes a líderes del frente único aparecieron en el salón principal del “legendario” Comité Cívico de Santa Cruz, que vive una segunda juventud con objetivos nacionales aunque con los mismos soportes de siempre. Allí estaba Carlos Mesa, allí estaba Tuto Quiroga, allí estaba Chi Hyun Chung y allí estaba Luis Fernando Camacho. Todos ellos en la plenaria acompañados por sus asesores y vicepresidentes, según el caso. La Presidenta candidata Jeanine Áñez estaba, sin embargo, en la testera. Quién sabe si fue una maniobra del propio Comité Cívico cruceño - que no puede ocultar aunque quiera sus afinidades con Camacho – para hacerle notar que es difícil disociar su doble rol por muy fin de semana que sea.
El acto empezó como empiezan estas cosas; recordando al “fantasma” no presente, en este caso el MAS, y convocando a la unidad para enfrentarlo. Por fuera ya se escuchaban voces serias, como la de Chichi Siles que al final, dio la sigla del MNR a Tuto Quiroga, que cuestionan eso de la unidad por la unidad y que consideran más justa una lucha abierta confrontando ideas, porque es cierto, los “talibanes” de la unidad parecen olvidar que esto va, sobre todo, de formar un Gobierno reconocible en su programa y no un aparato de guerra para la victoria y que después gobierne como le venga en gana.
Las hostilidades no tardaron en llegar. De hecho habían empezado de madrugada. El “incidente” en el aeropuerto de El Alto con la Policía deteniendo al ex ministro César Navarro y el ex viceministro Pedro Damián cuando llevaban su salvoconducto expedido por el Estado en el bolsillo parece ser algo más que la habitual “ruptura de la cadena de mando” o “descoordinación” con la que el Ministro de Gobierno Arturo Murillo la despachó ante los periodistas. Allí, acompañado del secretario privado de la Presidenta, Erik Foronda, dejó caer que esas personas tenían cuentas pendientes pero que no se podía ir contra la Fe del Estado.
En otras palabras, censuró que la canciller Karen Longaric – del ala camachista sobreviviente a la purga del lunes - los extendiera. El papelón internacional, evidentemente, lo tendrá que gestionar Longaric, ya en la mira por la detención poco ortodoxa de la abogada de Evo Morales, Patricia Hermosa, cuyo asunto ha quedado también en el limbo. Que Hermosa no llegue a inscribir a Morales como candidato dará alas a la victimización; pero evitará que el TSE lo inhabilite por no residir en el país, lo que tendría mucho más impacto.
El ambiente se fue caldeando no solo con lo de la testera, sino también por las limitaciones de prensa y la decisión de impedir la transmisión en vivo del evento. El riesgo era volver a ser políticos decidiendo cosas a puerta cerrada. Todos decidieron correr el riesgo.
El gancho a la mandíbula más preciso lo lanzó Camacho, y precisamente contra Murillo. El ex cívico afirmó que el Ministro de Gobierno había presionado a los exiliados que retornaban al país a fin de restar apoyo a su candidatura. Se refería a Manfred Reyes Villa, a Branko Marinkovic y también a Mario Cossío, presente en la sala, y que por cierto reportó problemas en frontera el día de su retorno. Murillo respondió desde la tribuna de oradores negando la mayor y exigiendo testimonios “mirando a los ojos” para pasar después a explicar su apoyo a Áñez en términos testiculares, generando la silbatina.
#ÚLTIMO
Ministro de Añez, Arturo Murillo, es abucheado en reunión de dirigentes y partidos de derecha para crear un frente amplio para las elecciones del 3 de mayo.
Fuente: Gigavision pic.twitter.com/P6DTpfEwB3
— La Resistencia Bolivia (@ResistenciaBo) February 1, 2020
Camacho, por cierto, no rectificó.
Y no hubo mucho más. Cada candidato tenía muy claro su discurso, su propio concepto de unidad, sus cálculos y sus opciones. Con todo, el Comité Cívico logró arrancar un compromiso tan vago como actuar en bloque en la futura Asamblea Plurinacional y volver a reunirse dentro de dos meses, para en base a las encuestas tomar alguna que otra determinación. Si hoy era difícil, dentro de dos meses con la campaña – y sus gastos - en marcha y docenas de diputados y senadores jugándose sus cuartos será imposible… pero volverán a verse las caras.