Áñez en Tarija, militares en las calles y la “retractación” de Morales marcaron la agenda política
Cuando la Presidenta se va “a provincias”, pasan cosas. Ya pasaba antes. También ahora. Jeanine Áñez mandó primicia desde Tarija asegurando que se ha ajustado el Presupuesto General del Estado para que el 10 por ciento se destine a la salud, una vieja demanda que el MAS no quiso atender...



Cuando la Presidenta se va “a provincias”, pasan cosas. Ya pasaba antes. También ahora. Jeanine Áñez mandó primicia desde Tarija asegurando que se ha ajustado el Presupuesto General del Estado para que el 10 por ciento se destine a la salud, una vieja demanda que el MAS no quiso atender ni siquiera cuando improvisó el Seguro Universal. Sin embargo, la noticia no era esa, sino la efectiva militarización del país solo unos días de que se acabe de promulgar la Ley Excepcional de Extensión de Mandato, a la que el MAS duro le había declarado la guerra, pero que el MAS pragmático, que reina en la Asamblea, ha facilitado.
El Gobierno justifica los operativos conjuntos de las Fuerzas Armadas y la Policía por prevención – que no disuasión – y el comandante de la Policía de La Paz, el coronel William Cordero llegó a señalar que “a la gente les gusta”. Lo cierto es que tanto las advertencias de movilizaciones anunciadas por Andrónico Rodríguez, líder de las federaciones cocaleras, y los dichos de “milicias armadas” de Evo Morales le han dado marco suficiente al nada moderado ministro de Gobierno Arturo Murillo y su similar de Defensa, Fernando López, para proceder al operativo.
Morales trató ayer de quitar hierro a lo de las milicias con una retractación que llega tarde y que da verosimilitud a las noticias argentinas que hablaban de una seria reprimenda del Gobierno de Alberto Fernández. Probablemente demasiado tarde. La bancada se da prácticamente por perdida en el núcleo más cercano a Morales y se trata de minimizar daños ante la inminente candidatura que debe anunciarse y para la que cada vez quedan menos candidatos disponibles. Lo de David Choquehuanca y Andrónico Rodríguez se da casi por incomparecencia del resto: Luis Arce Catacora, Adriana Salvatierra, Alberto “Gringo” Gonzáles y Diego Pary, que alguna vez sonaron, no parecen dispuestos a dar la batalla hasta el final.
Aunque cueste creerlo, en el MAS, hay también una batalla por las candidaturas a senadores y diputados entre matrices y entre los que quieren continuar en sus cargos, pues muchos han visto un nuevo maná. Pablo Stefanoni recordaba ayer en un hilo que en Sudamérica, contra el comunismo, hubo anticomunismo, no democracia. Y por ahí se justificó casi todo. Si el MAS no se concentra en ocupar un espacio en la izquierda y desnudar las intenciones de la derecha, que es el asunto de fondo, la desaparición puede estar más cerca que nunca.
Conciencia de Patria (Condepa) abrió el camino de lo popular en los 90 y murió envuelto en corruptelas e intereses de muchos que no estuvieron a la altura del momento. El MAS está en ese camino. Y ojo que hay trampa.
La “propiedad” del partido pasa por ser del que figure todavía como delegado ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), a saber, Melvin Suñani. El MAS se ha acostumbrado a acatar sin más las decisiones de Evo Morales en la configuración de las listas, pero el que fija los mecanismos de selección es el Estatuto.
No hay primarias, pero no todo vale: si en las designaciones alguien trata de violentar los dispuesto, el riesgo de inhabilitación del MAS existe, y dada la poca respuesta popular que hubo en noviembre y la militarización preventiva de las calles, todo es posible.
Y más Romero
Por si le faltaba poco al MAS en estos días, Carlos Romero anda dando su batalla particular en los estrados, en solitario y sin morderse la lengua. Evo Morales lo defiende desde el exilio pese a los rumores de traición, o mínimamente de incompetencia, que se le achacan por no haber previsto el motín policial del 8 de noviembre que desencadenó la renuncia y la caída del Gobierno. Romero responde con aquello del que nada hace, nada teme: “Y todo esto que me está pasando es por haberme quedado. Porque cuando alguien se va, dicen: ‘¡huyó!’ y, ¿saben qué?, yo no he hecho nada malo. A mí no me van a encontrar nada”, afirmó en la Acción de Libertad con la que trataba de salir de la celda judicial y que fue denegada. La audiencia cautelar se prevé para hoy, pero todo puede pasar.
Como guinda, también cambió la denominación de la “Escuela Antimperialista” de las Fuerzas Armadas, cuyo fracaso en lo ideológico ha sido evidente, y que ahora se llamará “Héroes de Ñancahuazú”. Por algo será.
— pablo stefanoni (@PabloAStefanoni) January 16, 2020
Día de paz relativa entre los bloques
Después de la tensión compartida entre Rubén Costas y Branco Marinkovic, que no tardaron en sacarse los trapitos ni bien puso el exiliado un pie en Puerto Suárez, el jueves, todos los candidatos se dedicaron al “trabajo de despacho”, que dice aquel.
El más embalado es Tuto Quiroga, aunque su intención real es un misterio. Por el momento tiene intención de participar y tiende puentes hacia Luis Fernando Camacho, que se reforzó con el retorno de Branco, pero que no aparece demasiado para que no le recuerden sus compromisos policiales.
Carlos Mesa, mientras tanto, aguanta en silencio con muy pocas pinceladas en sus redes. La intención de este parece ser no saturar, justo la contraria de sus contrincantes.
El Gobierno justifica los operativos conjuntos de las Fuerzas Armadas y la Policía por prevención – que no disuasión – y el comandante de la Policía de La Paz, el coronel William Cordero llegó a señalar que “a la gente les gusta”. Lo cierto es que tanto las advertencias de movilizaciones anunciadas por Andrónico Rodríguez, líder de las federaciones cocaleras, y los dichos de “milicias armadas” de Evo Morales le han dado marco suficiente al nada moderado ministro de Gobierno Arturo Murillo y su similar de Defensa, Fernando López, para proceder al operativo.
Morales trató ayer de quitar hierro a lo de las milicias con una retractación que llega tarde y que da verosimilitud a las noticias argentinas que hablaban de una seria reprimenda del Gobierno de Alberto Fernández. Probablemente demasiado tarde. La bancada se da prácticamente por perdida en el núcleo más cercano a Morales y se trata de minimizar daños ante la inminente candidatura que debe anunciarse y para la que cada vez quedan menos candidatos disponibles. Lo de David Choquehuanca y Andrónico Rodríguez se da casi por incomparecencia del resto: Luis Arce Catacora, Adriana Salvatierra, Alberto “Gringo” Gonzáles y Diego Pary, que alguna vez sonaron, no parecen dispuestos a dar la batalla hasta el final.
Aunque cueste creerlo, en el MAS, hay también una batalla por las candidaturas a senadores y diputados entre matrices y entre los que quieren continuar en sus cargos, pues muchos han visto un nuevo maná. Pablo Stefanoni recordaba ayer en un hilo que en Sudamérica, contra el comunismo, hubo anticomunismo, no democracia. Y por ahí se justificó casi todo. Si el MAS no se concentra en ocupar un espacio en la izquierda y desnudar las intenciones de la derecha, que es el asunto de fondo, la desaparición puede estar más cerca que nunca.
Conciencia de Patria (Condepa) abrió el camino de lo popular en los 90 y murió envuelto en corruptelas e intereses de muchos que no estuvieron a la altura del momento. El MAS está en ese camino. Y ojo que hay trampa.
La “propiedad” del partido pasa por ser del que figure todavía como delegado ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), a saber, Melvin Suñani. El MAS se ha acostumbrado a acatar sin más las decisiones de Evo Morales en la configuración de las listas, pero el que fija los mecanismos de selección es el Estatuto.
No hay primarias, pero no todo vale: si en las designaciones alguien trata de violentar los dispuesto, el riesgo de inhabilitación del MAS existe, y dada la poca respuesta popular que hubo en noviembre y la militarización preventiva de las calles, todo es posible.
Y más Romero
Por si le faltaba poco al MAS en estos días, Carlos Romero anda dando su batalla particular en los estrados, en solitario y sin morderse la lengua. Evo Morales lo defiende desde el exilio pese a los rumores de traición, o mínimamente de incompetencia, que se le achacan por no haber previsto el motín policial del 8 de noviembre que desencadenó la renuncia y la caída del Gobierno. Romero responde con aquello del que nada hace, nada teme: “Y todo esto que me está pasando es por haberme quedado. Porque cuando alguien se va, dicen: ‘¡huyó!’ y, ¿saben qué?, yo no he hecho nada malo. A mí no me van a encontrar nada”, afirmó en la Acción de Libertad con la que trataba de salir de la celda judicial y que fue denegada. La audiencia cautelar se prevé para hoy, pero todo puede pasar.
Como guinda, también cambió la denominación de la “Escuela Antimperialista” de las Fuerzas Armadas, cuyo fracaso en lo ideológico ha sido evidente, y que ahora se llamará “Héroes de Ñancahuazú”. Por algo será.
Escribí este hilo sobre Bolivia tratando de sintetizar el momento actual https://t.co/Uw9tyoV3ug
— pablo stefanoni (@PabloAStefanoni) January 16, 2020
Día de paz relativa entre los bloques
Después de la tensión compartida entre Rubén Costas y Branco Marinkovic, que no tardaron en sacarse los trapitos ni bien puso el exiliado un pie en Puerto Suárez, el jueves, todos los candidatos se dedicaron al “trabajo de despacho”, que dice aquel.
El más embalado es Tuto Quiroga, aunque su intención real es un misterio. Por el momento tiene intención de participar y tiende puentes hacia Luis Fernando Camacho, que se reforzó con el retorno de Branco, pero que no aparece demasiado para que no le recuerden sus compromisos policiales.
Carlos Mesa, mientras tanto, aguanta en silencio con muy pocas pinceladas en sus redes. La intención de este parece ser no saturar, justo la contraria de sus contrincantes.