Reservas de gas: de corazón energético a raspar las ollas
Aparte de la que fue la noticia del año en 2006, esa primera gestión de Evo Morales vino con la noticia de la abrupta caída que sufrieron las reservas de gas: en 2005 eran de 26,25 trillones de pies cúbicos (TCF) probados, pero tras la nacionalización y consecuente auditoría a la...



Aparte de la que fue la noticia del año en 2006, esa primera gestión de Evo Morales vino con la noticia de la abrupta caída que sufrieron las reservas de gas: en 2005 eran de 26,25 trillones de pies cúbicos (TCF) probados, pero tras la nacionalización y consecuente auditoría a la capitalización ordenada por el Ministerio de Hidrocarburos, se encontró que las reservas probadas en realidad llegaban sólo a 13,74 TCF.
La explicación convencional para esta gigantesca diferencia fue que se utilizaron diferentes metodologías entre una y otra cuantificación y certificación. Sin embargo, también se reveló que las transnacionales petroleras que controlaban el sector habían inflado las reservas, que figuraban como de su propiedad, para valorizar la cotización de sus acciones en la bolsa de valores.
Certificaciones
Aunque la Ley 3740 de Desarrollo Sostenible del Sector Hidrocarburos (agosto de 2007), en su artículo 7, establece que YPFB debe publicar hasta el 31 de marzo de cada año el nivel de reservas certificadas existentes en el país al 1ro de enero de ese año, la siguiente certificación oficial se dio recién en 2009. La realizó la empresa Ryder Scott, y arrojó una caída aun mayor, con reservas probadas de 9,94 TCF.
Tuvieron que pasar otros cuatro años para que en 2013 la empresa GLJ certifique reservas probadas de 13,45 TCF. Y cuatro años después, en medio de cuestionamientos y presiones incluso dentro del gobierno, finalmente se procedió a licitar y adjudicar el estudio a la canadiense Sproule.
Con los retrasos, hasta el mes de mayo se tenía que haber tenido los resultados publicados. Pero recién a fines de agosto, se conoció que el estado de las reservas: 10,7 TCF. Sin embargo, la cifra es polémica, ya que desde 2012 no se han encontrado reservorios significativos que repongan realmente lo consumido, y los analistas del sector denuncian una manipulación o artificio contable (traspaso de reservas posibles a probables y probables a probadas) para maquillar la falta de descubrimientos.
Poca exploración
Más allá de esa denuncia, lo cierto es que las inversiones en exploración y la perforación de pozos exploratorios durante la era del “proceso de cambio” han sido escasas.
En el período neoliberal (1998-2005), las inversiones en exploración constituyeron el 49% del total y las inversiones en explotación el 51%. En los últimos 12 años, las inversiones en exploración sólo fueron el 25% del total de inversiones en el Upstream: 2 mil millones y pico de dólares para exploración frente a los más de 6 mil millones para extracción, y otros tantos para el resto de la cadena extractiva exportadora.
El número de pozos exploratorios en estos 12 años del actual gobierno suman 48, frente a los 122 pozos de desarrollo (extracción), lo que explica el acelerado vaciamiento gasífero. El número de pozos exploratorios del Estado Plurinacional es incluso apenas una fracción de los 163 del neoliberal periodo 1998-2005.
El exministro Andrés Soliz Rada, artífice de la Nacionalización que el gobierno no quiso concluir, exigía que el volumen a exportarse sea limitado a las reservas probadas existentes, de modo que se garantice gas para los bolivianos durante al menos 40 años. Otros hablaban de al menos 20 años de reservas estratégicas para garantizar mercado interno e industrialización.
Hoy el exportar o morir de los años 90 se ha vuelto el mantra de las autoridades del sector. Reservas probadas que alcanzan con suerte para 14 años más. Lo estratégico no es prioridad.
3 HECHOS:
Las certificaciones de reservas no se hacen cada año, como manda la vigente Ley 3740 de Desarrollo Sostenible del Sector Hidrocarburos (agosto de 2007), sino cuando el gobierno así lo decide. El promedio parece ser cada 4 o 5 años, y los últimos resultados no han sido alentadores por las cantidades, ni confiables por las formas y tiempos.
Tanto los presupuestos asignados a exploración de hidrocarburos, como el número de pozos exploratorios perforados, reflejan que esta actividad no ha sido una prioridad para el Ministerio de Hidrocarburos ni para YPFB. Los datos muestran que incluso en el periodo neoliberal se perforaron más pozos exploratorios que en los últimos 12 años. La apuesta por el fracking y el ingreso a áreas protegidas es síntoma del mal momento.
El exministro Andrés Soliz Rada exigía que el volumen a exportarse sea limitado a las reservas probadas existentes, de modo que se garantice gas para los bolivianos durante al menos 40 años. Otros hablaban de al menos 20 años. Hoy alcanzan con suerte para 14 años más. Y la exploración sigue rezagada, y constituye una traba para planificar la industrialización y para negociar nuevos proyectos y mercados.
La explicación convencional para esta gigantesca diferencia fue que se utilizaron diferentes metodologías entre una y otra cuantificación y certificación. Sin embargo, también se reveló que las transnacionales petroleras que controlaban el sector habían inflado las reservas, que figuraban como de su propiedad, para valorizar la cotización de sus acciones en la bolsa de valores.
Certificaciones
Aunque la Ley 3740 de Desarrollo Sostenible del Sector Hidrocarburos (agosto de 2007), en su artículo 7, establece que YPFB debe publicar hasta el 31 de marzo de cada año el nivel de reservas certificadas existentes en el país al 1ro de enero de ese año, la siguiente certificación oficial se dio recién en 2009. La realizó la empresa Ryder Scott, y arrojó una caída aun mayor, con reservas probadas de 9,94 TCF.
Tuvieron que pasar otros cuatro años para que en 2013 la empresa GLJ certifique reservas probadas de 13,45 TCF. Y cuatro años después, en medio de cuestionamientos y presiones incluso dentro del gobierno, finalmente se procedió a licitar y adjudicar el estudio a la canadiense Sproule.
Con los retrasos, hasta el mes de mayo se tenía que haber tenido los resultados publicados. Pero recién a fines de agosto, se conoció que el estado de las reservas: 10,7 TCF. Sin embargo, la cifra es polémica, ya que desde 2012 no se han encontrado reservorios significativos que repongan realmente lo consumido, y los analistas del sector denuncian una manipulación o artificio contable (traspaso de reservas posibles a probables y probables a probadas) para maquillar la falta de descubrimientos.
Poca exploración
Más allá de esa denuncia, lo cierto es que las inversiones en exploración y la perforación de pozos exploratorios durante la era del “proceso de cambio” han sido escasas.
En el período neoliberal (1998-2005), las inversiones en exploración constituyeron el 49% del total y las inversiones en explotación el 51%. En los últimos 12 años, las inversiones en exploración sólo fueron el 25% del total de inversiones en el Upstream: 2 mil millones y pico de dólares para exploración frente a los más de 6 mil millones para extracción, y otros tantos para el resto de la cadena extractiva exportadora.
El número de pozos exploratorios en estos 12 años del actual gobierno suman 48, frente a los 122 pozos de desarrollo (extracción), lo que explica el acelerado vaciamiento gasífero. El número de pozos exploratorios del Estado Plurinacional es incluso apenas una fracción de los 163 del neoliberal periodo 1998-2005.
El exministro Andrés Soliz Rada, artífice de la Nacionalización que el gobierno no quiso concluir, exigía que el volumen a exportarse sea limitado a las reservas probadas existentes, de modo que se garantice gas para los bolivianos durante al menos 40 años. Otros hablaban de al menos 20 años de reservas estratégicas para garantizar mercado interno e industrialización.
Hoy el exportar o morir de los años 90 se ha vuelto el mantra de las autoridades del sector. Reservas probadas que alcanzan con suerte para 14 años más. Lo estratégico no es prioridad.
3 HECHOS:
Las certificaciones de reservas no se hacen cada año, como manda la vigente Ley 3740 de Desarrollo Sostenible del Sector Hidrocarburos (agosto de 2007), sino cuando el gobierno así lo decide. El promedio parece ser cada 4 o 5 años, y los últimos resultados no han sido alentadores por las cantidades, ni confiables por las formas y tiempos.
Tanto los presupuestos asignados a exploración de hidrocarburos, como el número de pozos exploratorios perforados, reflejan que esta actividad no ha sido una prioridad para el Ministerio de Hidrocarburos ni para YPFB. Los datos muestran que incluso en el periodo neoliberal se perforaron más pozos exploratorios que en los últimos 12 años. La apuesta por el fracking y el ingreso a áreas protegidas es síntoma del mal momento.
El exministro Andrés Soliz Rada exigía que el volumen a exportarse sea limitado a las reservas probadas existentes, de modo que se garantice gas para los bolivianos durante al menos 40 años. Otros hablaban de al menos 20 años. Hoy alcanzan con suerte para 14 años más. Y la exploración sigue rezagada, y constituye una traba para planificar la industrialización y para negociar nuevos proyectos y mercados.