El factor camba en el pulso entre Evo y Arce
El cruceñismo radical, que llegó a pedir la revisión de la relación con el Estado, se ha desactivado, y Arce ha entrado en diálogo con los empresarios, que siempre prefirieron el indigenismo de Evo al socialismo de Arce
El 13 de noviembre de 2021 el presidente saliente del Comité Pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, invocaba el derecho a la autodeterminación de los pueblos para revisar la relación de la región más poblada y líder de la economía nacional.
Un año después su gobernador, Luis Fernando Camacho, fue remitido a prisión preventiva en Chonchocoro (La Paz) por una colección de delitos relacionados a la caída de Evo Morales en 2019, pero también a otros asuntos de gestión, que por lo general sus investigaciones no avanzan.
Que Camacho llegara a ser gobernador en marzo de 2021 sin que la Fiscalía actuara generó mucho malestar en el sector evista, y fue tal vez el primer gran roce entre las dos corrientes del Movimiento Al Socialismo (MAS). Evo Morales quería redimirse pronto y para eso hacía falta que los protagonistas de las protestas que acabaron con su huida a México, así como los beneficiarios, fueran rápidamente acusados de golpistas y encarcelados.
Camacho había sido candidato a presidente en octubre de 2020, rompiendo así cualquier posibilidad de la oposición de darle continuidad al gobierno de Jeanine Áñez o más precisamente, a cualquier alternativa al MAS. Camacho era el tercero en pugnar, pues Carlos Mesa quería la reválida y Jeanine Áñez se dejó convencer por los Demócratas de Ortiz y Costas y por Samuel Doria Medina de que tenía opciones de ser electa. Áñez acabó abandonando, pero ya era tarde, Camacho había consolidado un proyecto que seguramente pasaba por la secesión de Santa Cruz y eso requería de una bancada fuerte en La Paz que permitiera negociar los dos tercios.
Mesa llegó a poner en apuros a Morales en 2019 porque el voto cruceño lo perdonó y se volcó con él frente a un desdibujado Óscar Ortiz y un desorientado Rubén Costas, que acabaron quedando cuartos superados incluso por Chi Hyun Chung. La campaña de Camacho empezó proclamando que quería exportar el modelo cruceño al resto del país pero nunca despegó y poco a poco, dejó de salir de la región. Alguien hizo correr el bulo de que bastaba con un 70% del voto cruceño para lograr la presidencia.
El proyecto de Camacho
Lo cierto es que logró su objetivo, pues su bancada era imprescindible para el MAS y para Mesa, aunque como suele pasar, se rompió en mil pedazos y cada cual buscó su acomodo. Para entonces ya había logrado su verdadero objetivo: ganar la Gobernación, aunque es cierto que con un porcentaje de voto muy similar al que venían registrando los Demócratas en las ediciones anteriores y que esta vez decidieron no concursar.
Las teorías sobre logias y grupos de empresarios que respaldaban a Camacho son múltiples. También sobre cómo lo abandonaron. Cuando las aguas volvieron a la calma (toda la calma que se puede tener en este país) tras el largo ciclo electoral, Arce empezó a moverse. Se atribuye a un alto exdirigente de Cainco una sentencia: Evo es indígena, Arce socialista, y ahí también otros atribuyen a uno de los primeros conflictos entre el nuevo gobierno y el viejo ocupante del trono, que aceptó de buen grado los agasajos y cumplidos dedicados, avivando así las ansias por retornar al poder con el visto bueno del empresariado camba, que le temía más a las medidas redistributivas que Arce y sus secuaces pudieran pergeñar.
Alguien en el cuartel general de Camacho midió mal y la movilización permanente no funcionó. La movilización por el censo concluyó sin resultados y además, con un notable desgaste de la población, esa misma que después no reaccionó ante su “secuestro” y traslado a fin de año. Para Carnaval Camacho ya estaba amortizado.
En paralelo, Fernando Larach se impuso en el Comité Cívico de Santa Cruz, un organismo que representa intereses muy particulares y que no es democrático. Larach convirtió el “derecho a la autodeterminación” y el análisis de la “nueva relación con el Estado” en un escueto informe con medidas jurídicas destinadas a “rescatar y profundizar la autonomía”, algo que esta ciertamente lejos.
Después Camacho y su séquito dejaron de gobernar porque la justicia de Arce y Lima le dio la razón al vicegobernador Mario Aguilera, que pasó a ser el “gobernador en ejercicio”; después el MAS también tomó el control de la Asamblea y mientras tanto, los empresarios cruceños empezaron a negociar con Luis Arce, muy favorable a todo: transgénicos, ampliación de frontera agrícola, biodiésel, libre exportación y todo ello, sin control de divisas.
Un futuro a corto plazo
Varias fuentes señalan que el “camachismo” ya fue neutralizado, tanto por arriba como por abajo. La efusividad con la que los jóvenes respaldaron al “revolucionario” se diluyó tras la desarticulación y tampoco logró consolidar lo orgánico de su movimiento, que no es partidario y fue cuestión de tiempo que el empresariado se retirase hacia las posiciones negociadoras.
Los Demócratas han vuelto a hacer ruido, pero muy atenuado. Vladimir Peña es el único de los cuadros que podía liderar la renovación generacional y no acabó del todo bien con Costas, pues no avaló sus estrategias, con buen ojo, pues les han llevado a la irrelevancia. Costas solo mantiene una sigla de ámbito nacional que está ofreciendo sin que nadie se la compre. Las jugadas contra Samuel Doria Medina en 2019 tampoco le ayudan.
El MAS también se ha partido localmente en Santa Cruz, de un lado Romero y Cronembold defienden a Evo Morales, del otro los ministros Del Castillo, María Nela Prada y Edgar Montaño van tejiendo redes de poder local que puede tengan alguna relevancia en el corto plazo.
La agenda boliviana va a una velocidad endiablada y el asunto del censo ya ha quedado en anécdota, pues de otro lado, apenas queda digerir la realidad. Lo cierto en cualquier caso es que Santa Cruz tiene un peso demográfico y económico que no se corresponde con su participación en la discusión nacional. Sus líderes tienen que decidir si retoman la vía secesionista de Camacho, mantienen la colaboracionista con la que sea la rama vencedora del duelo en el MAS o por el contrario, construyen una alternativa federal inclusiva para todo el país, por muy asimétrica que esta resulte.
La decisión que tomen es tanto o más relevante para 2025 que si el MAS concurre unido o separado.