La Mano del Moto
Rodrigo Paz, verso suelto o ariete
¿Puede Rodrigo Paz ser Milei o Bukele?
Contra la creencia generalizada, no fue Rodrigo Paz Pereira el que le consiguió la sigla del Frente Revolucionario de Izquierdas (FRI) a Carlos Mesa para concurrir a las elecciones de 2019, más bien al contrario. Paz se convocó una conferencia de prensa en aquellos días previos a la confección de las listas para subastar su apoyo que, en aquellos tiempos, era bastante tóxico, pues el alcalde de Tarija era eje de mofas y sospechas por alguno de los proyectos que se sacó de la manga durante su gestión.
Paz había iniciado la campaña apoyando la enésima aventura irracional de su papá, Jaime Paz Zamora, que había lanzado su enésima postulación a la presidencia de la mano del Partido Demócrata Cristiano y la abogada Paola Barriga, que después serían reemplazados por el coreano Chi Hyun Chung.
A Paz lo acogieron en el grupito de apoyo a Mesa armado por el gobernador Adrián Oliva y su operador Waldemar Peralta frente al MAS y frente a la opción pactada (que acabó mal) entre Demócratas y Unidad Nacional, Bolivia Dijo No, donde se adscribió el archienemigo local Óscar Montes Barzón. Fue en 2020, después de la pandemia, cuando este grupito cambió a Mesa por Jeanine Áñez, cuando Rodrigo Paz decidió mantenerse firme al lado de Mesa, claro que a cambio de garantizarse una salida con expectativas: sin ninguna posibilidad de volver a pelear la Alcaldía se coló como primer senador por Tarija arruinando el argumento utilizado por Mesa de que todos sus primeros senadores serían mujeres.
Qué diferente hubiera sido todo si Mesa hubiera ganado las elecciones. Pero no ganó, y desde entonces Rodrigo Paz, convencido de que tiene futuro en política y ansioso de reivindicarse por su gestión en Tarija, inició su propia estrategia de reposición política.
A su favor tiene lo heredado: Rodrigo Paz es básicamente el hijo de Jaime Paz Zamora, por lo que cuenta con la venia de esa vieja guardia mirista que todavía ocupa algunos puestos de responsabilidad o valiosas tribunas de opinión, pero, sobre todo, lo hace conocido e identificable: es el hijo de Jaime Paz, que le da además un cierto aire de juventud impostada: tiene 57 años, pero que sostiene gracias a sus habilidades deportivas y folklóricas.
A Carlos Mesa no le gusta hablar de sus diputados y senadores, básicamente porque la fuga es mayúscula, pero en este caso se entiende que Rodrigo Paz tiene expresa autorización para moverse libremente por medios y desarrollar sus propias ideas sin que necesariamente comprometan las de Mesa. Vale de ejemplo sus últimas elucubraciones sobre el censo y el “riesgo” de que alguien asocie tus ingresos con tu nivel de vida…
Paz ha desplegado su estrategia en dos direcciones: redes sociales y set de televisión y para ello, de vez en cuando va a la Asamblea Plurinacional a crear contenido con sus intervenciones o visita algunas comunidades en el país, y a veces Tarija. El objetivo es convertirse en azote del MAS, aunque lograrlo le cuesta horrores por la “huella de la gestión” y el video de 2016 en el que básicamente apoya el Sí a la reelección de Evo Morales y que le perseguirá hasta el último día.
No es la única losa con la que pelea que le impide posicionarse: no puede hablar de casta porque lleva en política desde 2002, incluyendo dos legislaturas de diputado, una de presidente del Concejo Municipal de Tarija, otra de Alcalde y la actual de Senador; no puede ser bastión contra la corrupción cuando enfrenta sospechas graves por el costo de varias obras en Tarija; no puede convertirse en libertario luego de esas mismas gestiones donde la alcaldía se convirtió en piedra angular de la dinámica local y apenas le ha alcanzado a tratar de abrazar el perfil más conservador arguyendo a Dios y a la Patria en sus discursos, a los que no les falta aquel que le recuerda que es español de nacimiento.
Su nombre suena permanentemente como un posible candidato a la Vicepresidencia, sobre todo porque lo mueven los alfiles del mirismo todavía en activo. El problema sin embargo no parece ser tanto su hemeroteca, que también, sino su propia habilidad para sostener un compromiso en el mediano plazo.