La gobernadora
Karen Sánchez, Reina Vaca, Marcela Guerrero o Fátima Pacheco son algunas de las mujeres activas en política que cuentan en el reparto del poder presente y futuro en un departamento con muchas carencias
Desde que hay elección directa de ejecutivos departamentales, con los Prefectos en 2005 y los Gobernadores después, solo una mujer fue electa: Savina Cuéllar en Chuquisaca en aquella elección extraordinaria de 2008 propiciada por la renuncia de David Sánchez, del MAS, agobiado por la discusión sobre la capitalía plena de Sucre, marginada de la Constitución.
A Cuéllar no le fue bien después de haberse alejado del MAS pero no parece ser ese el motivo por el que ya no se han presentado más mujeres a los diferentes cargos, sino fundamentalmente por el escaso peso de la mujer en la política nacional, algo que ha vuelto a quedar en evidencia en el reciente 8 de marzo, donde no solo no hubo iniciativas legislativas o decretos para la igualdad, sino que la fecha quedó opacada por la reunión Gobierno – Central Obrera donde se anunció la “petición” de elevar un 10% el haber básico entre los trabajadores del país.
Tarija no es una excepción, aunque los optimistas señalan que al menos sí hubo una candidata mujer a la gobernación - Mirtha Arce -, además de refugiarse en la pretendida paridad dentro de los órganos legislativos y en el gabinete de Óscar Montes.
¿Cuánto le falta a Tarija para tener una ejecutiva mujer?
En Tarija el número de mujeres en la primera fila de la política ha sido reducido desde siempre, aunque siempre las ha habido, incluso en los tiempos de las arduas batallas entre el MIR, el FRI y el MNR cargadas de testosterona. Giselle Prada, Dora Burgos, la propia Ana Sorich y otro reducido número de mujeres abrieron brecha en los partidos tradicionales.
Mientras, del Movimiento Al Socialismo en Tarija (MAS) han surgido algunas de las mujeres más poderosas y hábiles políticamente en los últimos años. También las que han llegado a ser ministras: Celinda Sosa, Julia Ramos, Sandra Gutiérrez y Nilda Copa, por ejemplo, han enfrentado los desafíos con gallardía. Sosa sigue dirigiendo el Banco Productivo en Tarija; Nilda Copa, después del ministerio de Justicia, fue de los pocos militantes que intentó salvar la gestión de Lino Condori; Sandra Gutiérrez, saltó de la mano de Lino al gabinete de Evo en La Paz y volvió después al Consejo de la Magistratura Departamental y a la Fiscalía Departamental, de donde salió.
De todas, la que más sufrió fue Julia Ramos, que pasó de estar en el círculo rojo de Evo Morales a la proscripción con cárcel incluida por el asunto del Fondo Indígena. Ramos, después del gabinete retornó a Tarija y se convirtió en la gran anfitriona, una especie de gerente para los caprichos del nivel central… pero igual acabó en prisión.
Los liderazgos en el MAS hoy siguen siendo fuertes, pero no tan rotundos: Pilar Lizárraga que combate por la Cercado, Fátima Pacheco, Sara Armella o Gladys Alarcón tienen influencia, pero también es cierto que hasta ahora los candidatos principales siempre han sido hombres.
Perfiles al alza
A la fecha, en Tarija, hay hasta cuatro perfiles políticos cotizando al alza por diferentes motivos según diferentes periodistas y analistas que siguen de cerca la política departamental:
Karen Sánchez. La subgobernadora de Villa Montes tiene un plan propio y se nota. Mientras que en el Chaco es habitual desempeñar los cargos desde la confrontación y el victimismo, Sánchez le ha imprimido una dinámica positiva a la región con más objetivos tangibles, algo que ha despertado recelos entre las otras autoridades chaqueñas, algo que confirma la tendencia. De momento suena como “vicegobernadora perfecta” para cualquiera que quiera intentar en el MAS la candidatura de 2026, aunque para entonces se deberá haber llenado de contenido la cartera, pues i algo no le gusta a Sánchez es figurar.
Lourdes Vaca. Aunque varias veces la han dado por muerta en política, Vaca ha sabido reinventarse y resistir, renovando su compromiso con la gestión social. Irrumpió en política de la mano de Mario Cossío destrabando los asuntos más complejos, como el del referéndum autonómico, y después fue dos legislaturas la asambleísta estrella de Camino al Cambio por su habilidad discursiva y su buen olfato opositor. Ahora, como secretaria de Gestión Social está destrabando algunos temas complejos y haciendo lo que puede con el escaso presupuesto que tiene. Su nombre está en todas las apuestas para ser futura gobernadora, especialmente si Óscar Montes decide no seguir, fundamentalmente porque en Tarija a todos los candidatos se les exige recorrido, y María Lourdes lo tiene.
Marcela Guerrero. Actualmente se desempeña como concejal en Cercado, donde en principio hay una mayoría sólida que no exige demasiados esfuerzos políticos, lo que está aprovechando para impulsar diferentes leyes que tienen que ver con salvaguardar las riquezas del valle central y los asuntos más medioambientales. Guerrero surgió de la Federación Campesina, desde donde coordinó varias movilizaciones, pero se desligó del MAS y se acercó a la opción de Montes. Candidateó en las elecciones de 2019 y 2020 sin éxito y tal vez sin voluntad, pues parece tener mayores opciones en Tarija.
Fátima Pacheco. La directora del Sedem es además uno de los activos más valiosos del MAS Tarija, con conexiones sólidas tanto en el boque de Arce como en el de Evo. Con hilo directo con el presidente, a Pacheco se le encargó coordinar el gabinete de Condori nada más llegar al cargo y logró mantenerlo a flote cuatro años. Tras la caída ha pasado por varias descentralizadas como el Senasag, y ha candidateado como uninominal, aunque sin éxito. SU nombre suena para presidir el partido, que requiere una vocería más sólida y consecuente.