Tensión en el MAS
Las razones de Evo
Analistas y estrategas coinciden en situar más en el ámbito de lo privado el origen de la agresividad de Morales contra Arce y todo su gabinete, una situación que agrieta el partido
La tensión en el interior del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha traspasado todos los límites en esta semana que parecía la de la superación del conflicto. La violencia de las declaraciones y lo descarnada de la lucha fratricida ha eclipsado incluso la sentencia del Silala.
El expresidente Evo Morales ha cruzado otra línea roja – como la que cruzó al involucrar al hijo de Arce en asuntos turbios en YPFB y YLB – pues a raíz de la aprobación de la Ley del Censo emplazó directamente al “hermano presidente”: “La promulgación de la ley del censo confirmará el pacto de impunidad entre el gobierno y los golpistas Camacho, Tuto Quiroga y Mesa. Los arcistas, como los miristas hace 33 años, cruzaron ríos de sangre y se aliaron a los que masacraron a nuestros hermanos en Sacaba y Senkata”. No hay dudas del mensaje ni vale la pena seguir disimulando, aunque si no había quedado claro, volvió a atacar: “Advertimos que detrás del retorno de la pactocracia neoliberal, se esconde el pacto de impunidad a cambio de gobernabilidad” y al día siguiente “Lamentamos que los asesores de imagen de nuestro hermano presidente @LuchoXBolivia están desactualizados. Promulgó la ley del censo cuando el pueblo boliviano esperaba un mensaje acerca de las aguas del Silala. Regalo anticipado de Navidad para Tuto Quiroga, Camacho y Mesa”.
¿Agresividad política o personal?
Estrategas, asesores y operadores se hacen la misma pregunta sobre la actitud del expresidente Evo Morales en un tema esencialmente menor, pues el censo es una obligación y su aplicación, también. Morales, sin embargo, escenificaba estar molesto porque la Ley desautorizaba el Decreto de Arce, cuando en realidad amplía su alcance con las precisiones oportunas para evitar conflictos y susceptibilidades. ¿Por qué entonces tanta agresividad?
La mayoría, en el terreno de lo político, considera que hay una intención de desgastar a Luis Arce para inhabilitarlo como candidato en 2025, hacerlo ver como alguien incapaz de mantener la gobernabilidad. El propio Arce lo señaló en su mensaje del viernes: “Para aquellos que desde mis propias filas coinciden en objetivos para acortar nuestro mandato, también quiero decirles que se equivocan, que el enemigo no está entre nosotros y que la unidad es la mejor arma que tiene el pueblo para derrotar intereses de grupos y personas”.
Morales insiste en calificar al gobierno como “de derecha” y le acusa de haber transado con las “derechas liberales de Mesa y Camacho”, sin embargo, ninguna acción de gobierno de Arce puede calificarse especialmente “de derecha”, sino más bien, es la continuidad de los años de gestión del expresidente.
Otro tema político sobre la mesa tiene que ver con lo internacional y particularmente con el lineamiento que vaya a tomar el gobierno respecto a los gobiernos cada vez más totalitarios de Venezuela y Nicaragua que repudian los nuevos gobiernos de izquierda del continente, como el de Boric en Chile y el de Lula en Brasil e incluso el de Petro en Colombia.
Lo personal
Sí ha habido otros roces más próximos a lo personal, como los pulsos con el ministro de Gobierno a costa de supuestas “protecciones al narcotráfico”, que dejan muy mal parados a todos, o por la filtración del informe de la CIDH que atribuía responsabilidad al ejecutivo por los hechos del Hotel Las américas en 2008.
Si se descartan divergencias profundas por política que hayan desencadenado el enfrentamiento, solo cabe mirar al ámbito más privado: Evo puede sentirse amenazado en su libertad y por ello no quiere perder la primera línea. Ejecutivos que han dejado a su delfín y finalmente han acabado peleando hay múltiples, de Lenin Moreno respecto a Rafael Correa en Ecuador hasta Rajoy respecto a Aznar en España, y también hay muchos que se metieron en problemas serios con la Justicia ni bien dejaron el poder, como Cristina Fernández de Kirchner en Argentina o cualquier presidente de Perú de los últimos 40 años.
Cabe obviamente la posibilidad de que Morales haya perdido la cabeza tras perder el poder, que su ego no le permita admitir la nueva situación de subordinado o incluso que los remordimientos por haber huido de país en 2019 en ligar de quedarse a enfrentar la nueva situación le atormenten.
En cualquier caso, la situación actual, con una virtual escisión del partido en ciernes, no parece ser la más positiva para que el Movimiento Al Socialismo revalide su hegemonía en las ánforas para 2025. Veremos.