Tensiones y desconfianzas en Tarija
Margarita en cinco cuentos
La historia hidrocarburífera del país se ha construido entre estafas, fata de información y negocios turbios. Margarita es hoy por hoy uno de los campos más importantes del país pero cuyo manejo, a cargo de Repsol, siempre ha estado bajo sospecha por las relaciones tanto con los vecinos del norte
Esta semana en Tarija se ha vuelto a hablar de una vieja conocida, la Degoyler & MacNaugton, indultada por el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) y sus nuevos cuadros, que no parecen recordar sus correrías en el país a tenor de las loas que le han dedicado para asegurar que el trabajo realizado en Margarita con la actualización del factor de distribución es impecable.
La Degoyler, en realidad, estuvo en el epicentro de la tormenta de 2003, aquella que se llevó por delante a Gonzalo Sánchez de Lozada, y que para Tarija también supuso un antes y un después.
La Degoyler fue la empresa contratada para certificar los volúmenes de gas en el país a principios de siglo, cuando Bolivia había iniciado las exportaciones a Brasil y buscaba retomar las de Argentina; cuando San Lorenza y San Antonio ya estaban a pleno rendimiento y Margarita perfectamente identificado.
La cifra mágica fueron 45 trillones de pies cúbicos identificados en el subsuelo boliviano, particularmente en el tarijeño. La cifra nos colocaba entre los países con mayores reservas del mundo y evidentemente permitía soñar con el abastecimiento interno absoluto, la industrialización y el cumplimiento de los contratos con Brasil y Argentina, y aún así, aún había espacio para auspiciar más proyectos. Y así fue.
A lomos de la certificación de la Degoyler llegó el LNG Pacífic que algunos han olvidado pero que estuvo sobre la mesa demasiado tiempo y aún hoy, varios especialistas hacen números sobre lo que hubiera supuesto aquel contrato para el país. Hoy se puede asegurar que en algunos años, Bolivia hubiera salido a deber porque el precio Henry Hub, el de referencia, ha llegado a estar extremadamente bajo y los costos de transporte y otros conceptos siempre fueron altos y obligatorios. Afortunadamente, el proyecto acabó cayendo, pero lo que lo tumbó no fueron las catastróficas previsiones energéticas, sino el planteamiento de hacer la exportación por los puertos de Chile.
El LNG Pacífic lo pergeñó Repsol; partía del entonces recientemente inaugurado campo Margarita y se iba en ducto hasta un puerto – sí, chileno – para entrar en una planta de regasificación para cargar los barcos metaneros con gas licuado, que rápidamente partiría hacia la costa oeste de Estados Unidos y México. El proyecto parecía una bicoca y en Tarija se hicieron incluso marchas auspiciadas por el Comité Cívico dando pleno apoyo.
Siempre es bueno recordar que el proyecto gemelo, el LNG Atlantic que se puso en marcha desde Trinidad y Tobago, ha acabado esquilmando a ese país, que se ha quedado hipotecado y sin nuevas reservas.
La cuestión es que cuando la población se movilizó rechazando la propuesta, exigiendo la industrialización del gas y otras prerrogativas, pero sobre todo, condenando la pretensión de exportar por Chile, que además se quedaría con una parte, el gobierno acabó retirando el proyecto tras una gestión diplomática muy política.
En 2005, cuando el MAS de Evo Morales había ganado las elecciones, pero no había tomado posesión, la Degoyler hizo una suerte de movimiento de enmienda a sí misma y corrigió sus datos, pasando de 45 TCF a apenas 20. Certificaciones posteriores lo dejaron en apenas 10 TCF, un volumen con el que no se hubiera podido empezar siquiera a hablar sobre aquel proyecto cuyo epicentro era el megacampo Margarita.
Repsol, amigos de Evo
Aquello tuvo su recorrido político y económico, porque Repsol se había anotado a su nombre aquellas fabulosas reservas para aumentar su valor y su cotización en bolsa. Un proceso seguido por el economista especializado en el área, Ramiro Víctor Paz Cerruto, aún vecino de Tarija, tuvo serias consecuencias para la empresa española en Nueva York, pero no así en Bolivia.
La nacionalización de los hidrocarburos de Andrés Soliz Rada llegó a los pocos meses, en concreto el 1 de mayo de 2006. Evo Morales se plantó en Villa Montes para activarla megáfono en mano y aún hoy, 16 años y medio después, sigue siendo considerado el principal hito del gobierno del MAS.
Soliz Rada duró en el cargo de Ministro de Hidrocarburos apenas cuatro meses más pues las trabas para aplicar la letra del decreto se fueron multiplicando. Una vez fuera, Repsol pasó a ser la delegada del “cartel” petrolero mientras que la vicepresidencia de Álvaro García Linera asumía la renegociación de los contratos. Al final, los porcentajes de tributación al país cambiaron, pero también se concedieron los jugosos Anexos D que establecía las formas de descargar gastos y con el que todas las transnacionales quedaron básicamente encantadas, pues nadie devolvió sus áreas. Al contrario.
No tardaron en aparecer aquellas “entrañables” fotos de Evo Morales con Antonio Brufau, el consejero delegado de Repsol, que cada vez que llegaba a Bolivia era recibió con efusividad por el gobierno. Esto pasó incluso después de que Cristina Fernández de Kirchner, teórica aliada de Evo, recuperara YPF en Argentina a través de un sistema de expropiación.
Fin de un negocio
Con la recuperación de YPF por parte de Argentina se puso fin a un negocio como mínimo, opaco. El contrato de exportación con Argentina establecía gas seco, es decir, sin licuables, aunque a su firma Bolivia no tenía capacidad instalada para extraerlo. Argentina se comprometió a financiar esa infraestructura y a no incrementar volúmenes de exportación hasta que no estuviera lista. Después de Soliz Rada, esas cláusulas no tardaron en borrarse.
Así, Repsol enviaba el gas rico hacia Argentina desde Margarita y lo recibía en la refinería de Campo Durán, en Salta, Refinor, un consorcio que era controlado al 50% por YPF, propiedad entonces de Repsol y con capacidad para procesar los 20 millones de metros cúbicos que algún día produjo Salta. La capacidad ociosa fue utilizada.
Al mismo tiempo, nunca hubo mucha celeridad es completar la planta procesadora de líquidos de Yacuiba que no se entregó hasta 2015.
La unitización de Margarita y Huacaya
La amistad entre Repsol y el MAS tiene y ha tenido otras materializaciones en todo el país, como en el caso de su carretera por el Tipnis o después, aquella perforación del pozo más hondo del mundo pero improductivo del que no se sabe si pagó la petrolera o el ministerio por su empeño de continuar en busca del mar de gas, pero hay una especialmente paradigmática: la unitización de los campos Margarita y Huacaya, uno en Tarija y otro en Chuquisaca que después de años de forcejeos, se materializó en 2012.
El pulso había empezado mucho antes, pues aumentar la capacidad hidrocarburífera de Chuquisaca y por ende, sus ingresos derivados, era una prioridad para el gobierno del MAS, que veía en ese departamento la posibilidad de romper la Media Luna autonomista. Hasta Mario Cossío había utilizado estos argumentos, avalando el reparto de regalías con la famosa exprefecta Sabina Cuéllar.
La cuestión es que Repsol operaba los dos campos y buscaba una solución para optimizar asuntos logísticos. Así que después de todo 2011 hablando del tema, YPFB resolvió unificar, establecer un reglamento de campos compartidos y hacer un estudio específico del factor de distribución de regalías.
El resultado es conocido. Se identificaron tres reservorios de los que solo uno era compartido, justo del que extraían los cinco pozos vigentes entonces. Se promocionó un porcentaje global de 75 para Tarija y 25 para Chuquisaca, pero se aplicó el 55-45 del reservorio efectivamente compartido.
Justo después de eso, en el lado tarijeño, empezó a operar el Margarita 6, que fue el más productivo de Sudamérica durante unos meses. Las regalías se siguieron repartiendo 55-45, pero eran buenos tiempos y nadie se quejó. El entonces gobernador interino Lino Condori coincidía con el Gobierno y se comprometió a hacer un estudio paralelo propio… y no se hizo. Aquel estudio había sido el único compromiso arrancado por una pléyade de autoridades que se reunió con el ministro Juan Ramón Quintana en Cochabamba y que levantó un paro contundente que resistió casi dos semanas…para nada.
Volver
Curiosamente, la Degoyler, la empresa de los grandes negocios ha vuelto a Bolivia para hacer un pequeño estudio de actualización del factor de distribución de un campo compartido que conoce muy bien, pues estaba en el origen de todo, y que se ha convertido, como no, en objeto de polémica.
La Degoyler ha dado la vuelta al estudio que en 2012 hizo la Gaffney & Clide, y ahora los porcentajes son 55-45 pero paro para Chuquisaca, y de nuevo hay 11 pozos en ocho reservorios, algunos compartidos y otros no.
Evidentemente el contenido es muy técnico y las observaciones técnicas las deben hacer los expertos con los datos en la mano, pero no dejan de ser curiosas algunas coincidencias y discrepancias entre lo sucedido en 2012 y lo sucedido en 2022.
La actualización del factor se hace justo después de que entre en funcionamiento el Margarita 10, de nuevo pozo récord continental, y no antes como se hizo con el 6.
La “casualidad” y la estafa han estado siempre muy cerca de las controversias hidrocarburíferas de Tarija y particularmente del pozo Margarita. Como para estar ahora tranquilos después de todo lo que se ha visto.