Acción y reacción del Gobierno
El plan negro de Montes
En medio de la guerra cruzada en el MAS, líderes locales y figuras institucionales tratan de sobrevivir y sacar adelante la gestión. En Tarija se sospecha de un plan para maniatar al gobernador en clave electoral 2026
El gobierno ha negado oficialmente que haya ningún “plan negro” ni contra Evo Morales ni contra ningún otro dirigente del partido azul, pero desde ciertos círculos advierten que sí hay unidades estratégicas trabajando en escenarios para atacar y neutralizar a los opositores más significados. De entre ellos, el Gobernador de Tarija Óscar Montes es uno de los señalados.
Camino al Cambio, el partido que pilotó el proceso autonómico tarijeño hasta que quedó en orfandad sin Mario Cossío y que ahora forma parte de la coalición Unidos que llevó en volandas a Montes a la Gobernación ya ha advertido que “está en marcha un golpe de Estado como el que sufrió Cossío”. Todo esto en un clima pre-paro cívico y con toda la intencionalidad de caldear el ambiente, pero no por ello carente de sustento.
¿Es Montes una amenaza para Arce?
La pregunta es clave y es la que acaba dividiendo a analistas y operadores a uno u otro lado de la teoría. Tarija es apenas un 5 por ciento de la población con 8 diputados además del indígena. Es además un departamento dividido en dos donde una de las regiones, la del Chaco, le es afín al menos electoralmente en los últimos años y es, sobre todo, un departamento empobrecido, con unas finanzas terribles y dependiente del precio de los hidrocarburos para sobrevivir, por lo tanto, muy vulnerable.
En esas, los analistas se inclinan a decir que el problema es con Montes y no con Tarija, como en su momento lo fue Mario Cossío. En algún diagrama de flujo de la “war room” del equipo de Arce Montes aparece señalado como “el gobernador más peligroso”.
La catalogación no es gratuita, de hecho, ya se han desplegado estrategias destinadas a detener su acción. En el equipo de Montes aseguran que tienen las cuentas congeladas por instrucción “de arriba”: Un juez ha ordenado retener todas las regalías hasta que se concluya el pago a ENDE por la interconexión eléctrica nacional. Otros señalan que el conflicto por el estudio de actualización del factor de distribución de Margarita es parte de ese plan, que cuestionan la idoneidad de Montes para representar al departamento en caso de pulso y además, como un gobernador que se deja esquilmar recursos sin inmutarse.
Efectivamente, Montes es el gobernador más peligroso de entre los opositores prácticamente por descarte: En Santa Cruz la gestión no está siendo virtuosa y se le ven las costuras a Luis Fernando Camacho, más populista y menos analítico, que ha apostado por el enfrentamiento directo hasta ahora con poco éxito.
La experiencia acumulada en las tres gestione al frente del municipio de Tarija, la que dejó en 2015 aún pudiendo presentarse a un nuevo mandato constitucionalmente, le da proyección nacional, pues lo cierto es que siempre ha estado, sin huir, sin escándalos, sin grandes griteríos principalmente porque no lo ha necesitado. Los sondeos recuerdan que a los bolivianos les gusta conocer a sus políticos y no que aparezcan de la nada.
Montes tiene además poco que perder. En 2015 se bajó de la carrera a la Gobernación por presión policial y judicial, que estrecharon el círculo sobre sus finanzas e involucraron a sus hijas como supuestos “palos blancos”. Por entonces ya acumulaba una veintena de causas judiciales abiertas. Los últimos seis años, Montes se ha dedicado a defenderse y a tratar de limpiar su nombre con relativo éxito. La mayor parte de los procesos se han cerrado, aunque se han abierto nuevos casos, como el que le adjudica más de 40 terrenos a él y a su familia en los alrededores de la nueva terminal de buses que se acabó construyendo en los terrenos de su amigo – y ex senador del MAS – Milcíades Peñaloza; o como el que descubrió la construcción fantasma de un karting en la avenida Integración y que aún sigue en investigación.
Así, mientras nadie meta la pata en esta legislatura, que Montes supervisa minuciosamente cartera por cartera, sus pesadillas judiciales están por el momento controladas, algo que le quita margen de acción al MAS.
Por otro lado, Montes era un “viejo amigo” en los “buenos tiempos” al que Morales invitó decenas de veces a integrarse en el movimiento, por lo que conoce también las viejas prácticas y algunos otros secretos. Suficientes como para seguir vivo.
Montes tiene dos campos en los que prestar batalla como gobernador de Tarija: en el área hidrocarburífera, exigiendo una enmienda a la totalidad de la gestión que ha ido empequeñeciéndose a medida que los recursos se esfumaban; y en el área de la fiscalidad, pues la sostenibilidad de las autonomías está en juego y el Pacto Fiscal sigue sin actualizarse. En cualquiera de las dos áreas, Montes, con sus tablas, puede acabar haciendo daño a un gobierno no muy proclive a dar explicaciones ni a ganar debates.
¿Cuestiones personales?
En ciertos círculos de la Gobernación no se descarta que el plan de ahogar a Montes tiene, elementalmente, un componente personal de primer orden. Una suerte de revancha.
Luis Arce no se ha reunido con Óscar Montes en privado en los casi dos años de gestión y los encuentros públicos se cuentan con cuentagotas. En principio no hay cuentas pendientes entre ambos como sí había con el exgobernador Adrián Oliva, quien lo “zarandeó” en una reunión sobre finanzas en el Salón Rojo.
Luis Arce tiene un círculo especial de protección en Tarija a través de su esposa Lourdes Durán Romero, tarijeña y parte de la extensa familia Romero de la que Omar Vargas Romero – ex jefe de la CNS y dueño de la sigla ISA – y Waldo Romero Lagunas – asesor del alcalde Johnny Torres y gerente de EMAT – son los de perfil más público. Fuentes consultadas señalan que la familia guardaba relaciones cordiales con Montes.
Otra vertiente personal que puede estar siendo clave en la guerra fría es el de la influencia de Milcíades Peñaloza sobre Montes y Álvaro Ruíz sobre Arce. Ruíz ha sido el último candidato a la gobernación de Tarija por parte del Movimiento Al Socialismo. En la campaña hubo momentos tensos con alusiones personales, pero más de Ruíz a Montes que viceversa. Aunque Ruíz logró ganar la primera vuelta, en segunda quedó muy lejos del objetivo.
Ruíz hizo girar toda su campaña sobre una promesa: con él, la relación con el Gobierno mejoraría obviamente y llegarían las inversiones que ayudaran a despegar a Tarija. De ahí hubo promesas millonarias en obras y en bonos, pero no le dio resultado.
Montes también prometió mejorar las relaciones con el gobierno… y no se hablan. La posibilidad de que Ruíz esté planeando una repostulación en 2026 y todos estos años de parálisis y ostracismo deban servir como ejemplo es la más señalada. Otra cosa es cómo vayan a interpretar toda esta frialdad los votantes tarijeños.
Los analistas en Tarija comparten que hay una suerte de “plan anti Montes” que tiene su perspectiva electoral, por lo que recomiendan al Gobernador planificar las medidas defensivas y tratar de zafar. Algunos proponen huir hacia delante, abriendo debates nacionales, en vez de esperar a quedar atrapado en alguna batalla departamental menor. Lo que está claro es que Montes, como siempre lo ha hecho, seguirá su instinto en este caso. Como en todos.
¿Tarija por Arce o por Evo?
El Movimiento Al Socialismo (MAS) parece haberse adentrado en la batalla final por el control del partido a las puertas de un Congreso que nadie quiere celebrar por si lo pierde. Morales ha subido un nivel y no solo ha fustigado como siempre al ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, al que ya ha acusado de topo de la DEA, de encubridor del narco y hasta de ladrón de celulares para extorsionar, sino a su principal valedor, que es el presidente Luis Arce, de quien ha asegurado que le ha avisado de corrupción dos veces; una en la ABC, y que durante 12 meses no pasó nada, y la otra sobre su propio hijo. Golpe bajo.
Morales también ha empezado a negar que se trate de una pugna por el ticket electoral de 2025, lo que para el resto del partido ha servido de confirmación de que se trata de una pugna por el ticket electoral de 2025. Los ataques son cada vez más directos, sin insinuaciones, y la batalla parece cerrarse a dos bandas – o Evo o Arce – entendiendo que los más próximos a Choquehuanca nunca estarán con Evo.
La relación de Tarija con los dos líderes del MAS y del Gobierno nunca ha sido especialmente buena. En las elecciones de 2019 Evo Morales, que ganó con 51% en 209 y 2014, perdió con 40% ante Carlos Mesa. En la de 2020, Arce también perdió.
En el pulso interno, aunque en Tarija todos se declaran evistas ante el riesgo de que el propio Morales, que sigue controlando lo orgánico, los saque del juego por díscolos, la cercanía de la actual directiva departamental, representada por Carlos Acosta, a su vez acólito de Álvaro Ruíz, con Luis arce es manifiesta.
Ruíz fue candidato sin el apoyo explícito de Morales, que se retiró de la decisión. Ruíz y arce transaron amistad en el tiempo en el que Ruíz presidía la FAM y Luis Arce estaba fuera del gobierno por enfermedad, ya que el exministro hizo algunas consultorías. Ruíz salió derrotado de la campaña, pero Arce lo enroló en el Ministerio de la Presidencia, al frente del Viceministerio de Autonomías.
Mientras, la vieja guardia sigue más cerca de Evo por motivos elementales.
El Congreso, como en todos los departamentos donde hay dudas de la lealtad, todavía no tiene fecha programada.