• 09 de mayo 2025
  • Menú
    • Opinión
    • Editorial
    • Reflexión
    • Tema del día
    • Columnas
    • Suplementos
    • La Gobernación Informa
    • La Alcaldía Informa
    • La Subgobernación de Cercado informa
    • El SEDEGES informa
    • YPFB Chaco informa
    • Secciones
    • Ecos de Tarija
    • Nacional
    • Internacional
    • Campeón
    • Pura Cepa
    • Crónica
    • Multimedia
    • Merodeos
    • Reportajes
    • El Paisito
    • Búsqueda
    • Listado de autores
    • Semanarios
    • La Mano del Moto
    • La Billetera
    • Cántaro
    • Patria Grande
    • Suscripción Digital
    • Edición
    • Archivo Histórico
    • Archivo Web
    • Despertador / Newsletter
Menú
  • Suscripción Digital
    • Edición
    • Archivo Histórico
    • Archivo Web
    • El Despertador
  • Ads El País
  • Comodín
  • Opinión
    • Editorial
    • Reflexión
    • Tema del día
    • Columnas
  • Suplementos
    • La Gobernación Informa
    • La Alcaldía Informa
    • La Subgobernación de Cercado informa
    • El SEDEGES informa
    • YPFB Chaco informa
  • Secciones
    • Ecos de Tarija
    • Nacional
    • Internacional
    • Campeón
    • Pura Cepa
    • Crónica
    • Multimedia
    • Merodeos
    • Reportajes
    • El Paisito
  • Búsqueda
    • Listado de autores
  • Semanarios
    • La Mano del Moto
    • La Billetera
    • Cántaro
    • Patria Grande
  • Ecos de Tarija
  • Nacional
  • Campeón
  • Edición
  • Comodín
Escenarios peligrosos

MAS, drogas, parricidio o guerra fratricida

La guerra por el control del partido se viene enturbiando con lo que parece otra guerra por el control de la policía y del mercado de la droga; la existencia de bandos y las acusaciones de colaboración y encubrimiento, junto al incremento de la violencia

La Mano del Moto
  • Elmira Lindo/La Mano del Moto
  • 03/07/2022 02:28
Del Castillo colocó a Orlando Ponce en la Comandancia de la Policía

Del Castillo colocó a Orlando Ponce en la Comandancia de la Policía

La tensión entre Del Castillo y Morales crece

La tensión entre Del Castillo y Morales crece

Aguilera ha comandando los últimos grandes golpes al narco

Aguilera ha comandando los últimos grandes golpes al narco

Del Castillo colocó a Orlando Ponce en la Comandancia de la Policía
La tensión entre Del Castillo y Morales crece
Aguilera ha comandando los últimos grandes golpes al narco
Espacio publicitarioEspacio publicitarioEspacio publicitario

El martes por la tarde se alistó un ceremonial en la entrada de la Casa Grande del Pueblo, el espacio reservado para los grandes eventos, las posesiones de ministros o las declaraciones importantes de los miembros del Gobierno. En las sillas se encontraban ya muchos ministros y se había convocado a la prensa. Sonaba a nuevo golpe de mano, pero pasada casi una hora sobre el plazo previsto, se anunció su cancelación sin desvelar muchos entresijos. Al día siguiente el presidente Luis Arce posesionó, en un nuevo enroque, a Marcelino Quispe López al frente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol).

Quispe López ya había ocupado ese cargo durante la gestión de Evo Morales y los voceros oficiales, extraoficialmente, vinculan el nombramiento a los muchos “problemas” que se están generando en el oriente y en el norte de La Paz con las explotaciones auríferas, que dicho sea de paso, la mayoría son ilegales y altamente contaminantes.

En lo político se interpretó como una nueva concesión hacia el expresidente Evo Morales por parte del gobierno de Luis Arce, sin embargo, quienes vienen siguiendo más de cerca la información de la crisis interna del partido advirtieron que fue una especie de premio de consolación, pues el evismo en pleno estaba convencido de que esa noche se iba a anunciar el reemplazo del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo del Carpio, convertido en enemigo público número 1 de ese sector del partido.

Los motivos para creer eran un poco los mismos que últimamente: las acusaciones de narcovínculos que van subiendo de nivel después del crimen de Porongo, las “sospechas” de protección oficial a Misael Nallar y la denuncia del expulsado Rolando Cuéllar, acusando al vicepresidente del MAS Gerardo García de haber agradecido la entrega de recursos para el partido de un narcotraficante sentenciado. Pero además, ese martes por la tarde todos los comandantes departamentales de la Policía habían sido citados en La Paz y el propio Leo Loza, lugarteniente chapareño de Evo en la bancada del Senado, admitió haber sido convocado para un cambio de “alto mando”.

Tardó dos días más, el viernes en la noche Jhonny Aguilera fue reemplazado por su segundo, Orlando Ponce. Cosa de los equilibrios. Un día antes en Ivirgazama, en el corazón del Chapare, se había descubierto otro triple asesinato con formas de ajuste de cuentas. Del Castillo sigue en su puesto.

A los analistas se les hace cada vez más difícil separar esta lucha por el control del territorio y la Policía de la lucha por el control del partido de Gobierno. Las acusaciones de encubrimiento cruzadas entre enemigos políticos parecen reducirlo a eso. El MAS, otrora fraternal, parece haber quedado sometido a los intereses económicos que por otro lado, tienen gran tradición en la política boliviana y continental.

La reconstrucción de la hegemonía política al interior del partido parece que deba pasar por uno de los dos procesos violentos más lúgubres de cualquier historia familiar. El parricidio o la lucha fratricida. Para algunos analistas, los criterios no se cumplen a cabalidad y el narcotráfico viene a pudrir todo lo que sería una genuina y legítima lucha por el liderazgo.

No todos hermanos

La transformación del Movimiento Al Socialismo en su acelerada maduración ha pasado por diferentes estadios, pero la horizontalidad duró poco. Ni bien se resolvió que Evo Morales se convirtiera en el cabeza de cartel después de Alejo Véliz y Román Loayza, y se comprobó la viabilidad del mecanismo para acceder al poder, la estructura se convirtió rápidamente en piramidal en el que el vértice superior, evidentemente, estaba Evo Morales, aunque él mismo dice se sorprendió porque ya entonces se le vinculaba al narcotráfico como jefe de los sindicatos cocaleros del Trópico de Cochabamba.

La estructura no es novedosa en Bolivia, pues desde su mismísima fundación, el caudillismo ha sido la tradición política más arraigada y que se reproduce a todas las escalas. El MAS, sin embargo, sí tenía la particularidad de ser capaz de converger a sectores muy diferentes dentro de la institucionalidad del Estado, es decir, Morales y su equipo lograron poner de acuerdo a cooperativistas, indígenas, juntas vecinales, sindicatos de profesores, asociaciones de abogados, desocupados, sin tierra, etc., y encontrar siempre a las personas que, en su representación, se incorporaban al gobierno.

No se puede negar que durante años el MAS ha logrado asombrosos resultados en el manejo de todos esos intereses corporativos – que no quiere decir que fuera lo mejor ni para el Estado ni para los ciudadanos –. En la construcción del proyecto de Estado, que se hizo al margen del proyecto de partido – que de hecho retrocedió y se convirtió en una mera maquinaria electoral muy poderosa pero poco influyente – no había muchas normas ni se exigía demasiada coherencia ni ejemplaridad. No cuestionar al líder sí era una de ellas.

Después de 2009, con la oposición ya derrotada y arremolinada en algunos departamentos y con la Constitución vigente, la brecha entre los de abajo y los de arriba dentro del MAS se fue agrandando y el propio gabinete se convirtió en una élite, a la que ni siquiera se le exigía militancia en el partido. Los nombres propios de la época se recitan de memoria: Juan Ramón Quintana, Héctor Arce, Carlos Romero, Wilfredo Chávez, Carlos Villegas, Sacha Llorenti, Luis Arce y muy pocos más.

Efectivamente fue un círculo del que fueron cayendo miembros que llegaron a ser muy poderosos, como Santos Ramírez, y del que el último en salir fue precisamente David Choquehuanca, cesado en 2017 por pensar que el resultado del referéndum constitucional de 2016 era definitivo.

En la caída de Evo Morales confluyeron muchos aspectos, pero la debilidad del sistema clientelar articulado quedó en evidencia. Morales no ganó la elección contundentemente en 2019 y nadie salió espontáneamente a las calles a defenderlo – salvo algunas columnas cocaleras en Cochabamba -, lo que precipitó su renuncia.

Ya sin Evo en el escenario, el MAS volvió a comprometerse fraternalmente con el proceso cuyo principal objetivo pasó a ser derrocar a Áñez. Todo volvía a ser más horizontal aún a pesar de que la decisión de la candidatura se tomara en una mesa en Buenos Aires bajo la batuta del propio Morales.

La catastrófica gestión de Jeanine Áñez y la pandemia hicieron que la reconquista del poder se convirtiera en un paseo militar de grandes proporciones. Nadie pudo detener, ni de lejos, a Luis Arce y el MAS recuperó el Estado, pero con un nuevo líder al frente que constituía una falla en la historia boliviana: Arce no era el triunfador de una batalla fratricida entre iguales, sino el designado por el líder destronado, que seguía vivo.

Papá Evo

Morales no tardó ni 24 horas en retornar al país ni bien asumió la presidencia Luis Arce el 8 de noviembre. Lo hizo por Villazón y envuelto en multitudes, encabezando una caravana que llegó hasta el Chapare donde sentó cuartel general. Los más incautos creyeron que era geriátrico. En un mes ya había dejado claras sus intenciones de construir un partido fuerte que fuera vanguardia y le marcara la línea al gobierno. En dos tenía ya delineados Estatutos para salvaguardar su liderazgo absoluto y en seis ya estaba pidiendo cabezas de ministros. “Es su naturaleza” dicen quienes estuvieron alguna vez cerca de él por cualquier motivo.

Arce le dio su espacio y lo escuchó, pero también decidió que debía cuidarse las espaldas y asegurarse de quedar bien en la historia y no como un títere. Ministros, alcaldes y líderes regionales se dieron cuenta al tiro. El poder institucional, el acceso al Estado, depende ahora de Luis Arce y su propio círculo y por ende, Arce es el convocado ante cualquier tipo de problema, sea de gestión o sea de partido.

El MAS todavía no ha resuelto la mitad de sus Congresos Departamentales y mucho menos el nacional, donde aparentemente solo debía haber un candidato: Evo Morales. En decenas de descentralizadas y regionales se contempla la renovación del liderazgo del MAS como opción, y por eso no avanza. Morales tiene pánico a perder el congreso pero su reacción ha sido más autoritaria.

El timeline de Evo Morales se va convirtiendo en una especie de diario del enojo y un arma de presión. El ministro de Gobierno Eduardo del Castillo es su objetivo predilecto, pero algunos tuits han sido excesivos incluso para la guerra política: Morales llegó a cuestionar que Del Castillo organice unos festivales policiales con el lema “Di no a las drogas” señalando que aquello era un lema escogido por la DEA, aunque su prueba eran las campañas de Reagan hace más de 40 años.

Sus referencias a hechos del pasado histórico son recurrentes, sobre todo en esa materia. Recientemente volvió a recordar los vínculos del MIR y de la dictadura de Arce Gómez con Suárez y toda la cadena tradicional del narcotráfico para rechazar las acusaciones de “narcoestado”.

El escenario mundial ha cambiado. El consumo mundial ha crecido según el último informe de la ONUCDD y los viejos cárteles colombianos y mexicanos están dejando espacios a nuevas organizaciones como las maras centroamericanas y, sobre todo, los dos grandes grupos brasileros que son el Primer Comando de la Capital y el Comando Vermelho.

El control del Estado pasa a ser clave y, desde luego, las interferencias entre la guerra por el poder y el control del narcotráfico puede derivar en consecuencias graves para el país. El MAS debería ser capaz de controlarlo, dicen los analistas, que tampoco dudan en reconocer que el proceso de cambio está perdiendo base entre los más jóvenes.

Apoya al periodismo independiente

Tienes acceso libre a 200 notas al mes. Para tener acceso ilimitado y muchos beneficios más adquiere tu Suscripción Digital. Comienza tu prueba gratis ahora

Suscríbete

¿Ya estás suscrita/o? No olvides iniciar sesión

Acceder

Si te interesa una suscripción corporativa o institucional llámanos al (+591) 78259007

  • #La Mano del Moto
Comentarios

  • Lo más visto
  • Lo Último
    • 1
      Un jugador de Tomayapo se despidió del club en sus redes sociales
    • 2
      ¿Se adelantan las vacaciones de invierno? Esto respondió el ministro de Educación
    • 3
      Ante menor ingreso de recursos, Montes dijo que no pagará sueldos
    • 4
      Cae el presunto homicida del cónsul boliviano en Argentina
    • 5
      Ordenan revisar proceso por presunto homicidio contra jueza Lilian Moreno
    • 1
      Sub-15: Tarija igualó en la última fecha y culminó segundo en un competitivo nacional
    • 2
      Un jugador de Tomayapo se despidió del club en sus redes sociales
    • 3
      Reportan tres muertos por la caída de un camión a un barranco de 500 metros
    • 4
      Ladrón 'contorsionista' roba en una tienda (VIDEO)
    • 5
      Kremlin se pronuncia sobre una tregua de 30 días con Kiev

Noticias Relacionadas
¿Y si ellos también se juntan?
¿Y si ellos también se juntan?
¿Y si ellos también se juntan?
  • La Mano del Moto
  • 04/05/2025
¿Y si se juntan?
¿Y si se juntan?
¿Y si se juntan?
  • La Mano del Moto
  • 04/05/2025
17A: Tumbar al otro
17A: Tumbar al otro
17A: Tumbar al otro
  • La Mano del Moto
  • 27/04/2025

Puedes publicar tu anuncio en la
página de inicio o en el interior de las notas

Escoge una opción para ver
los espacios disponibles

Página de inicio Interior de Nota

Contacto

  • Calle Colón No. 968 - Tarija, Bolivia
  • (591 4) 664 2732 - (591) 78259007
  • [email protected]

Acerca de Nosotros

  • Quiénes somos
  • Términos y condiciones
  • Políticas de privacidad
© Copyright 2025 :: Boquerón Multimedia | Desarrollado por ITGROUP SYSTEMS