¿Por qué Evo Morales sí cree que puede volver a ser un buen candidato?



Evo Morales renunció a la presidencia el 10 de noviembre de 2019 y partió a México. Retornó a pie por la frontera de La Quiaca y Villazón el 9 de noviembre de 2020. Tal y como se esperaba, Morales decidió jugar un rol político de forma inmediata.
En el nombramiento del propio Gobierno de Arce, que quedó eclipsado y postergado un día precisamente por la llegada de Morales a Bolivia, se reconocen colaboradores íntimos tanto de Morales como de Álvaro García Linera: Iván Lima en Justicia, Edmundo Novillo en Defensa, Eduardo del Castillo en Gobierno y el Procurador Wilfredo Chávez, es decir, todas las piezas claves para purgar las “responsabilidades” de lo sucedido en 2019.
Públicamente, Morales informó que se retiraba al Chapare y que se dedicaría a dar formación a las nuevas generaciones, pero lo cierto es que pronto empezó a tirar línea al Gobierno emanado de las ánforas y empezó a dar forma a una nueva estructura dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS), para consolidarse como jefe no solo “espiritual”, sino material.
El plan es el de tener un partido fuerte, con cabezas fuertes, capaces de proponer planes e ideas fuertes que marquen la línea al Gobierno de Luis Arce. En el fondo, se trata de convertirse en un partido tradicional por sobre la estructura de Instrumento de la Soberanía Popular conformado por los movimientos que tantas veces tuvieron ideas contrapuestas unos sobre otros.
El cambio en los Estatutos ya se ha operado a la interna y Morales tiene ahora más poder. Mientras tanto, se están renovando las estructuras departamentales y regionales con la misma lógica: líderes fuertes, pero ojo, cercanos a Morales.
La experiencia de 2019, fraudes o golpes a parte, evidenciaron que Morales ya no lograba el apoyo de la mayoría de la población, aunque sí seguía siendo el candidato más votado de largo. Su techo se fijó en el 47 por ciento, una cantidad que le podía haber permitido tener una mayoría en las cámaras. Luis Arce rompió el techo con el retorno a la constitucionalidad, alcanzando un 55 por ciento, que en realidad tiene mucho de voto arrepentido tras solo un año de gestión de Jeanine Áñez y sus subalternos.
Morales quiere volver a ser Presidente sin provocar un cisma en el Movimiento Al Socialismo, lo que le complicaría la victoria, más después de ver experiencias como la de Eva Copa o Damián Condori. Tener un partido fuerte es la estrategia, aunque al Gobierno no le acaba de gustar.