El plan de Camacho



Si no fuera porque su equipo demostró gran habilidad en el manejo de los tiempos en los sucesos de octubre y noviembre, se podría catalogar a Luis Fernando Camacho de un político poco hábil, pero su “legado” alimenta el beneficio de la duda. El ex cívico cruceño tiene claro su target y en esas se esfuerza con todos sus elementos.
Como casi siempre, fue de los primeros en reaccionar a la salida de Jeanine Áñez en la carrera electoral, y lo hizo, como casi siempre, a través de sus redes sociales. Lo hizo con mandoble directo al mentón: “No es una renuncia, es una derrota” seguido de unas extrañas insinuaciones sobre el pactismo con el MAS, que se entiende mejor en Santa Cruz que en el resto del país, donde Camacho es primero golpeando por igual a Jeanine Áñez y a Rubén Costas y sus largos años en la Gobernación, conviviendo con Evo Morales.
Los analistas occidentales no lo entendieron y, evidentemente, corrieron a censurarlo y a sugerir una suerte de demencia estratégica, dando por hecho que el voto de Áñez, que podía migrar hacia Camacho, lo haría hacia Carlos Mesa solo porque le dedicó unas lindas palabras de despedida tras su renuncia.
En el frente de Camacho, sin embargo, tienen claro que Áñez no tenía voto propio, sino “hurtado” de sus propias filas cuando lanzó la candidatura en enero, y que por tanto, retornará a su posición inicial, que era el voto intransigente con el MAS que no representa Carlos Mesa y que a la propia Áñez le costó interpretar hasta el final, porque debía gobernar para todos, y no lo hacía.
Camacho está subiendo – dicen las encuestas – y está desplegando microestrategias muy territoriales que le están dando resultados, como esa que circula asegurando que si el 70% de los cruceños vota por un candidato, ese candidato es Presidente.
Camacho despreció a Tuto Quiroga, que pronto se quedará sin espacio. En los próximos días se prevé que inicie una fuerte batalla contra Mesa y contra Chi, aunque la cotización del discurso de la Fe esté de capa caída. Se vienen novedades, y crudeza.