¿Hacia dónde va el MAS?
La historia recordará a Evo Morales de muchas maneras, pues por el simple ejercicio del poder ha batido varios récords. El primer indígena electo, el que más perduró en el cargo de forma consecutiva, el que sumó mayor votación, el que manejó más recursos, el que nacionalizó, el que...



Paz Estenssoro y Siles Zuazo son un paradigma boliviano, pero es un hecho que los liderazgos fuertes tienen pocas posibilidades de sucederse en orden dentro de un mismo partido político, por las sombras alargadas o porque los delfines se revelan. Ejemplos sobran en el país y fuera de él incluso en la historia muy reciente: Santos y Uribe se están sacando los ojos en Colombia; Cristina Kirchner jugó un papel determinante para la derrota de Daniel Scioli en Argentina; quizá un día se sabrá qué papel juega Lula en las sucesivas crisis de Dilma Rousseff en Brasil, Aznar es el mayor crítico de Rajoy en España… Cierto que no hay que irse tan lejos: Las espadas se cruzaron entre Rodrigo Paz y Óscar Montes apenas unas semanas después de que el primero sucediera al segundo en la alcaldía de Tarija y ni qué decir de los aullidos que llegan desde Paraguay producidos por un Mario Cossío poco satisfecho de las manos en las que ha quedado la sucesión autonomista.
¿Podrá Evo quedarse en un discreto segundo plano en la legislatura 2020 – 2025 hasta que, con total probabilidad, vuelva a intentar acceder a la presidencia? ¿Intentará hacerse un “Vladimir Putin”, que cambió de rol con el primer ministro Dmitri Medvédev durante cuatro años para volver a la presidencia cuatro años después?
El presidente Evo Morales ha asegurado respetar los resultados y de momento ha quedado descartado que se intente una figura con Álvaro García Linera como Presidente y él mismo como segundo aunque la oposición recuerda que otras cosas se han descartado en el pasado, o blindado constitucionalmente, y la interpretación final ha sido diferente. Morales ha dejado en manos de los movimientos sociales la tarea de elegir un candidato sucesor y le ha puesto una condición: Que aglutine a todos.
Por todos se puede entender a todos los movimientos sociales o también a todos los nuevos invitados y advenedizos que han convertido la emergencia del MAS en un partido de caras largas y cifras millonarias.
Lecciones aprendidas
El referéndum se ha perdido con nitidez aunque entre el SI y el NO hayan mediado apenas 135.000 votos, más o menos la población de Yacuiba. El MAS venía de caer apenas tres puntos en las nacionales (61% para Evo) de 2014, de ponerse en problemas en las subnacionales de 2015 con derrotas en lugares emblemáticos como El Alto y de darse un sonoro tropezón en los referéndum estatutarios sometidos al voto popular en septiembre de 2015.
El MAS salió de recto de esa derrota, sin analizar, y mecido en las mieles del triunfo en La Haya planteó sin más el referéndum de modificación constitucional, cuatro años antes de que se convoquen elecciones para hacer de Evo un presidente – candidato durante toda una gestión.
La realidad dice que el MAS obtuvo casi un 50 por ciento en unas condiciones adversas, no tanto por la crudeza de la batalla de las últimas semanas de campaña sino por lo asentado en el imaginario de que la limitación de mandatos es una necesidad democrática.
Morales ha prometido análisis profundo y evaluación, pero de momento está resultando de lo más superfluo. Culpar al Facebook y hablar de “guerra sucia” no esconde una realidad ya aceptada: que una de las ex parejas de Evo Morales acabó siendo gerente de una multinacional china de lo más opaca. El viernes Gabriela Zapata fue detenida por usurpación de funciones.
Ha resultado evidente que las “pepas” de Carlos Valverde han contribuido finalmente a polarizar la situación e incluso han podido acabar favoreciendo al propio MAS movilizando a un electorado que quería mandar un recado al presidente pero que ha temido un descalabro total. El referéndum estaba casi perdido el día que se planteó, por las formas y la época, y el escándalo del Fondo Indígena contemplaba ya los ingredientes necesarios para frenar a un partido. El primer escándalo que ha salpicado de forma directa al mandatario lo ha sabido sortear.
Evaluación no es renovación
En cualquier caso, el presidente Evo Morales ha prometido evaluación, que no renovación. En su primera oportunidad se ha marcado un dontancredo ratificando a todos sus ministros para confirmar que la autocrítica no cala y que piensa seguir gobernando desde la fortaleza. Todavía es posible que en la reunión de principios de mes con los movimientos sociales se cambie alguna situación, pero el análisis ha pasado por no dar gusto a quienes piden cambios para reactivar al gobierno políticamente. No “mostrar debilidad”. Una decisión que se parece a lo que algunos califican como “soberbia”.
Al día siguiente empezó la caza de brujas ni más ni menos que por su ex pareja Gabriela Zapata Montaño, aprehendida por usurpar funciones y atribuirse representación del gobierno en diferentes misivas. La venganza es otro método de consecuencias imprevisibles.
El presidente ha hablado de reactivar la inversión, pero el contexto es claramente de reducción de ingresos. Por lo tanto pasará por el endeudamiento interno u externo en el que ojalá no primen las lógicas de un gobierno en retirada. Hay muchas formas de subirse al helicóptero con el maletín cargado. Algunas las hemos visto en esta última campaña.
La posibilidad de que el MAS de un giro a la izquierda e intente dejar una política social más profunda parece remota. Tras diez años de gobierno, la educación sigue a la cola de América y la salud ha empeorado. La única medida concreta que se ha escuchado estos días la formuló el ahora senador oficialista por Potosí, René Joaquino, y pasa por acortar los plazos para facilitar la prescripción por delito fiscal de diez a cinco años. Casi nada.
Al MAS le vendrían bien una buena dosis de sonrisas para pasar a la historia y procurar un sucesor de garantías. De momento el búnker y el discurso duro que se ha instalado en los últimos años le está llevando a la decadencia. El MAS puede acabar roto en mil jirones.
La espantada tarijeña
Tarija es un departamento que no pesa demasiado en una votación nacional, apenas el 5 por ciento. Sin embargo tiene un importante valor simbólico. Tarija era la oposición férrea. Con todas las artes se tomó el poder de la Gobernación. El presidente llegó a ganar elecciones con el 51 por ciento. Y después de varios años de ejercicio por parte de Lino Condori, el partido se rompió en mil pedazos, en mil batallas, en mil pulsos, en mil envidias, y le propinó al presidente un 39 por ciento largo en el último referéndum. La peor derrota en el país.
En cualquier caso, el gabinete de Adrián Oliva acaba de denunciar de una forma sonora y detallada al diputado Norman Lazarte ni más ni menos que por quedarse con la plata de las trabajadoras del PEUP, es decir, de las pobres entre los pobres. Los responsables de la investigación han dado todo lujo de detalles, incluso han insinuado un hipotético abuso sexual. Norman Lazarte lo niega todo, como no podría ser de otra manera.
Tarija simboliza mucho de lo que le ha pasado al Movimiento Al Socialismo (MAS) y al propio Evo Morales. Los que lo fundaron y pelearon por hacer crecer el partido en un terreno hostil ya no están (como Eulalio Sánchez), se fueron a la oposición (como Aluida Vilte o Luis Alfaro) o están en la cárcel (como Julia Ramos). En cambio, algunos de los que entonces los pateaban e insultaban están ahora en el barco ejerciendo un poder desproporcionado respecto a su representatividad y capacidad.
Algunos de estos invitados han hecho campaña más o menos, como Pablo Canedo, de autonomista radical a candidato del MAS y ahora director de la Oficina Trinacional del Pilcomayo, o algunos de los alcaldes conversos, caso de Álvaro Ruíz. El diputado Ignacio Soruco no perdió mucho tiempo en los set de televisión. El primer senador Milcíades Peñaloza lleva meses desaparecido. El sentido de su voto es un misterio. En el Chaco ni los actuales amigos ni los ex amigos le pusieron demasiado interés y la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa Departamental solo sirve para sonrojar a quienes mínimamente sientan algo de pudor o tengan algo de interés constructivo en la política.
La batalla por la sucesión ha empezado mucho antes del referéndum. En Tarija, así como en el resto del país, el MAS ha dado acomodo a muchos outsider y tránsfugas sin más que no tardarán en hacer lo propio. Algunos ya están alistando su nuevo ideario ejerciendo desde subgobernaciones y alcaldías; también desde la propia Asamblea Legislativa Departamental.
El MIR acecha
Qué distinta podía haber sido la historia de Bolivia si en 2002 el MIR hubiera aupado a Evo Morales a la presidencia. La cuestión es que no lo hizo y el MIR como sigla voló por los aires unos pocos años después. Sin embargo, gran parte de sus líderes y cuadros de entonces siguen muy vivos en el país..
Algunos se han integrado con sutileza en otras fuerzas políticas, algunos han conseguido borrar su pasado mirista y pasan por masistas netos o reconvertidos a otras fuerzas políticas. El propio Samuel Doria Medina fue ministro mirista si bien ahora anda en otras lides.
La cuestión es que el Picacho vuelve a ser centro político de primer nivel con un Jaime Paz Zamora rejuvenecido, entre otras cosas, gracias a la actividad que el asunto marítimo le ha dado.
Este mismo jueves una delegación de ex miristas, entre las que se contaban ex ministros y el ex prefecto de Santa Cruz Rolando Arostegui, aterrizó en Tarija cargada de entusiasmo juvenil. En la agenda, entre otras cosas, evaluar el nuevo escenario post referéndum.
La resurrección del MIR se menta cada elección. Hoy por hoy Rodrigo Paz Pereira es su principal exponente público por su contundente victoria electoral en Tarija y el poder estratégico que ello reporta. Ya antes de su elección su nombre surgía en las diferentes encuestas preelectorales y sondeos para determinar los afectos por los candidatos.
En esta ocasión no ha sido la excepción y las encuestadoras volvieron a preguntar por él. Ahora bien, su medido silencio en el referéndum y su rechazo a ciertas fórmulas extremistas lo sitúan en un plano intermedio.
La cuestión es si el MIR, que todavía cuenta con cuadros formados y en plena forma política, se planteará tomar la estructura de gobierno o de un MAS renovado para volver a la primera línea dando un matiz más socialdemócrata al Instrumento Político. El escenario está abierto.