Irán o como un gobernador puede acabar entre rejas
Hoy acaba una semana que ha resultado clave para clarificar el escenario económico que espera hasta el final del año. En este mundo cada vez más globalizado, todo se conecta, y la firma del acuerdo nuclear entre los cinco países sentados en el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más...



Hace un mes el barril de referencia para Bolivia, el Texas (WTI) que cotiza en Nueva York, se situó en los 65 dólares, los máximos anuales. Aunque el precio seguía muy lejos de los 120 dólares del año inmediatamente anterior, los gobernantes de los países productores de petróleo sintieron cierto alivio. El derrumbe de finales de 2014 y principios de 2015, motivados por la mayor oferta mundial fruto de la producción de hidrocarburos conseguida a través de las técnicas no convencionales en países como en Estados Unidos y sobre todo, la pronosticada desaceleración económica mundial, encendió todas las alertas, pero los jerarcas de las cuentas públicas se aferraron a sus bolas mágicas.En el caso de Bolivia, el Presupuesto General del Estado para 2015 se construyó calculando el precio del barril en 80 dólares, y si bien el descenso del precio permite ahorrar en la importación de combustibles, la cifra es insignificante en relación al hachazo que han sufrido los ingresos por la venta de gas, que actualmente apenas supera los 6 dólares por millón de BTU y seguirá bajando.Seguirá bajando porque el visto bueno al proyecto nuclear iraní supone el levantamiento de las sanciones impuestas a ese régimen y que sobre todo, limitaba las inversiones en hidrocarburos para el cuarto país con mayores reservas de petróleo del mundo y el segundo en reservas de gas. Los mercados, que todo lo saben, anticiparon lo previsto y dos días antes de que se firmara el acuerdo el barril de petróleo WTI tocaba los 50 dólares.Por si todavía había gurús leyendo cosas distintas en sus bolas mágicas, el Banco Mundial, a pesar de su amplio currículum de desaciertos, indicó que el barril WTI cerrará el año en 57 dólares y a más, el dólar ha comenzado a apreciarse fuertemente.57 dólares está muy lejos de los 80 que preveía el gobierno, pero mucho más lejos de los que auguraba el gobierno de Lino Condori, que nunca barajó una cifra particular, y que en 2014 se sumergió en una orgía descarnada de gasto atroz y despilfarro. Los riesgos de decirle a todo el mundo que si, además de que ni siquiera te apoyen para optar a la reelección por verte demasiado fácil y peligroso, es que te saltes todos los códigos y manuales de gestión presupuestaria e incurras en un delito tipificado, o varios.El Ministerio de Economía y la forma de hacer política económica en Bolivia es extremadamente ¿prudente? ¿conservadora? El ministro Luis Arce Catacora ha aplicado la ortodoxia financiera con disciplina y cosechando éxitos: Superávit fiscal basado en los datos de ingresos corregidos al alza. Si los ejecutivos seccionales deben 1.500 millones y en la caja hay 100 alguien no ha cumplido con su deber: primer delito tipificado.Ni Arce Catacora, ni Lino, ni siquiera la oposición, previó lo que se venía. Nadie lo mencionó en las presidenciales, por ejemplo. Pero eso no exime de responsabilidad. Si el precio del barril hubiera rebotado y vuelto a crecer rápidamente como pasó en 2009, muchas de las vergüenzas se hubieran escondido y la fiesta hubiera vuelto más temprano que tarde. Irán se cruzó por el medio y pese a los intentos, la brecha está abierta y la vía de agua es demasiado grande como para negociarla.En este afán posiblemente perderán todos y más de uno de los acreedores bajará rápido la voz para no verse descubierto. Si las deudas se convierten en objeto de negociación, es muy posible que los imprevistos caigan en la trampa. Sin duda alguien debería sentar autoridad y un verdadero cambio de paradigma.
Las buenas
En una semana donde se sumaron las malas noticias económico-políticas, ahora que se sabe que nada volverá a ser igual al menos hasta 2017, el ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez dejó una de las buenas noticias al despejar una de las dudas que circulaba por el departamento: El gas que se utilice en las termoeléctricas construidas en Bolivia para generar electricidad para la exportación se pagará a precio del gas de exportación. El gesto anticipado evita especulaciones y, sin duda, los talibanes de la regalía como único medio de subsistencia tuvieron su momento de fiesta.Otra de los caminos que apuntan las conclusiones del Congreso de YPFB es el de la petroquímica, últimamente muy olvidada en el ministerio y en YPFB. El barril de petróleo nunca volverá a los precios del pasado y en consecuencia, tampoco el gas, pero la industria del plástico está exenta de estos vaivenes especulativos y se ha convertido en un negocio más estable. Los plazos están casi olvidados, pero en 2018 se tendría que tener en marcha la planta de polipropileno en el Chaco tarijeño. Con el músculo financiero adolorido, seguramente el Banco Central de Bolivia y sus gestores ralenticen la inversión para no afectar al gasto corriente puntal del populismo. A los talibanes no les acaba de gustar lo de la industrialización. Las opciones se reducen cada vez más. El tiempo corre.