Pim, pam, pum… TSE
Visto el final, algún iluso se preguntó cómo había empezado todo esto del proceso acelerado de renovar el Tribunal Supremo Electoral. El objetivo era recuperar la credibilidad para un órgano excesivamente famoso en Bolivia y fundamental para el funcionamiento democrático.



Pero la causa fue la ola de renuncias forzadas luego de destaparse escándalos por doquier: Desde vocales bailoteando amigablemente con una legión de oficialistas hasta vocales levantando el puño en sus juramentos pasando por los que retuitearon mensajes de campaña del candidato del MAS en La Paz o directamente el que salió ataviado con los colores del partido a empujar los actos proselitistas. Los seis nuevos vocales fueron elegidos con el margen de dos tercios exigidos, los mismos que el MAS tiene en la Asamblea Plurinacional. Algunos se preguntan si valió la pena. ¿Cambiar todo para que nada cambie?