Evo en Europa y los dedos en el ojo
Mucho ha llovido desde aquel primer tour europeo que se dio el presidente Evo Morales por Europa en 2006, ya electo pero no posesionado en su cargo, hasta el que ayer concluyó y que ha aprovechado la celebración de la Cumbre Unión Europea – Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños...



En 2006, Bolivia buscaba un pivote sobre el que darse impulso y Europa vivía un regocijo generalizado, particularmente en sus países del sur, montado en la ola inmobiliaria y el crédito barato que produjo el estallido inmobiliario unos años después. Hoy Europa intenta salir de seis años de una crisis estiradísima gracias a las conocidas recetas de la “austeridad” y Bolivia exhibe macroeconomía de esa que aplaude la ortodoxia y se aplica aún desde discursos tan dispares: Empleo precario, servicios públicos inexistentes, privatizados o inaccesibles, políticas de redistribución no progresivas y un largo etcétera.La prensa europea recibió muy calurosamente a Evo Morales, convertido en un símbolo casi exótico de la dignidad humana que gusta ver en los reportajes de Discovery y con el que todo el mundo quería fotografiarse. Ni José Luis Rodríguez Zapatero, de los pocos presidentes socialistas de aquel entonces, al que le anunció los planes sobre Repsol y otras empresas no quiso perderse la fotografía por precalentamientos diplomáticos. En 2015 la situación es diferente, con el presidente español Mariano Rajoy en las antípodas de Zapatero, y más allá de las de Evo, ha sido al socialista Francoise Hollande y su petrolera francesa Total a quien le ha tocado la suerte de hacerle arrumacos y promesas varias. Claro que de nacionalizaciones ya tampoco se habla.Las amabilidades han quedado más justas; el otro “gran socialista” en Europa, Matteo Renzi, el primer ministro italiano apenas atendió la visita de Morales a la Expo de Milán, donde el eje de su discurso volvió a ser la “ciudadanía universal” que bien por sello propio, por improvisación justificativa o por influencia de Correa, el presidente ha decidido adoptar en este periplo. Renzi, liderando un país que ha convertido en enorme cementerio al mar Mediterráneo mediante políticas restrictivas hacia miles de inmigrantes que se agolpan en las costas africanas, no tenía demasiadas respuestas, por muy socialista que se diga.Lo que ha cambiado menos es el ombliguismo con el que Europa sigue mirando al mundo, y de algún modo, sus velados servicios al imperio que sigue prestando mediante una diplomacia de cuello blanco que mantiene un estatus más por historia que por influencia.La UE prometió invertir en una fibra óptica directa entre Latinoamérica y Europa a partir de 2017; algo más de 30 millones de dólares entre otra serie de buenas intenciones listadas; por el contrario, ha pedido a los presidentes poner más interés en Europa frente al “nuevo imperio chino”; una declaración de intenciones suscrita entre los 61 asistentes a la cumbre que es mucho más dispersa que los más de 500.000 millones de dólares contantes y sonantes que China ya ha reservado para invertir en el continente en una década; además, su diplomacia ya ha recorrido país por país para explicar qué, cómo y cuándo quiere financiar. Diferencias sustanciales.Europa tiene poca plata para comprar y pocas riquezas que vender; y con las mentadas políticas de austeridad, quizá pronto no quede ni el I+D ni la sustancial diferencia en formación y tecnología que permite ser competitivo o dicho en otras palabras, exigir créditos por debajo del 3 por ciento mientras que países con todo por hacer, como Bolivia por ejemplo, acceden con el triple de tasa. Europa es hoy un sujeto político envuelta en un saco dos o tres tallas más grandes, que asiste a las fiestas intentado que no se le note; pero se nota: Para celebrar la reunión de los dos mecanismos continentales de integración como la UE y la Celac, que dicen que su fuerza reside en estar juntos, la UE decide liberar de las engorrosas y discriminadoras burocracias de los consulados y los visados a dos de los países latinoamericanos, Colombia y Perú. Dos países siempre en riesgo de abrazar la opción bolivariana frente al Tratado de Libre Comercio que ofrece EEUU; dos países siempre a medias, ni contigo ni sin ti, que por supuesto aceptan y celebran la venia.La Celac nació con muchísima voluntad y muy consciente de que las turbulencias son grandes y que las presiones externas para fortalecer las diferencias frente a las convergencias entre latinoamericanos serán recurrentes. La UE viene y mete el dedo en el ojo. Uno más, suma y sigue.