El ridículo del MNR
A Erik Morón se le ha ido de las manos. Ni un mes de gracia se ha dado para dinamitar la alianza de Unidad Demócrata en el hemiciclo nacional.



Peor todavía, cuando los suyos andan formando alianzas a diestro y siniestro para optar a espacios en alcaldías y gobernaciones, uno de los jefes nacionales (ya nadie entiende que ha pasado en el octogenario partido) deja en entredicho su confiabilidad. En Tarija hemos visto en cuestión de seis meses cambiar de bando a las dos facciones representadas. En el intercambio entre UNIR y UDA, Lema y Torres, apenas coincidieron durante dos semanas en la misma vereda. Por si faltaba poco, otra dirigente como Patricia Galarza se suma al carro de Demócratas después de llevar tiempo coqueteando con el oficialismo desde Cosett. Ni modo, es lo que hay.