Petroquímica: La hora de participar
Quizá la inauguración llegó en mal momento. Se había previsto para dos días antes de las elecciones, llegó cuatro después, y todo el ruido generado por el 12 de octubre opacó una inauguración que más allá de los nombres de la placa, constituyen un hecho histórico para Bolivia, y...
Después de mucha espera y no pocos vaivenes, la mayor obra de ingeniería del país ya brilla en el Chaco tarijeño. Las cifras, se miren por dónde se miren, son mareantes. No tanto por la inversión (680 millones de dólares, la mayoría en patentes y tecnología importada) sino por la previsión de beneficios. Sólo de la planta se prevén obtener 870 millones de dólares anuales con la producción de 3.144 toneladas métricas diarias (TMD) de etano, principal insumo para la producción de plásticos duros. En la cuenta de resultados sumarán los derivados líquidos del gas; se espera una producción de 2.247 TMD de Gas Licuado de Petróleo (GLP), 1.044 barriles por día (BPD) de isopentanos y 1.658 BPD de gasolina natural. Hasta ahora, la Argentina disfrutaba de estos beneficios de forma gratuita, porque así lo estipula el contrato firmado con ese país vecino.
La planta del Chaco es seis veces más grande que la de Río Grande, que procesa sólo una sexta parte de los 30,5 millones de metros cúbicos que se envían a Brasil, también porque así lo estipula el contrato y que además paga menos que Argentina. Contrato que por cierto hay que renovar antes de 2019 y se prevé como una de las negociaciones más importantes que deberá abordar el gabinete de Morales, si es que al final no se decide por prescindir de ese contrato.
La planta separadora del Gran Chaco es el primer paso para la petroquímica básica (propilenos y etilenos) que abordará YPFB para suministrar a la industria del plástico que se espera desarrollar entre privados y otros niveles del Estado. La primera planta llegará en 2018, la Empresa Boliviana de Industrialización de los Hidrocarburos (EBIH) ya está tomando previsiones bajo la dirección de Amado Montes, pero los desafíos son muchos.
¿Cuál será el papel de Tarija?
Una de las incógnitas que queda por resolver es qué hará el departamento de Tarija, el principal productor de Hidrocarburos del país ante el salto que está dando el país. Desde YPFB y el Gobierno se han abierto las puertas para entrar a formar parte del accionariado, no sólo de la petroquímica sino también de la Planta que se inauguró el jueves.
Con todo, ni la Gobernación ni la Asamblea Departamental han tomado la iniciativa en la propuesta ni en el debate. Apenas tímidas manifestaciones del secretario Ejecutivo Roberto Ruíz para formar parte de la segunda fase, es decir, de la petroquímica intermedia, controlando todas las fases del proyecto y no en asociación con un ente superior, que limitaría el margen de maniobra.
En la órbita cívica, también se han escuchado algunas propuestas menores y más quejas sobre el precio del gas y las consecuentes regalías que se van a pagar con el gas de consumo interno. El corto plazo y el rentismo se impone en ciertas visiones.
Lo cierto es que Tarija está todavía a la espera de un plan de industrialización, que coordine esfuerzos en la industria, que garantice puestos de trabajo cualificados y sin cualificar y que permita pasar a administrar dividendos en lugar de regalías, que no tienen nada de regalos.
Al ritmo que vamos, probablemente el plan venga de arriba. Ojalá lo electoral, de nuevo quede al margen y los tarijeños tengan capacidad de opinar, y participar.
El apunte:
Cambios en las lógicas de YPFB
El primer gran anuncio que hizo el presidente Evo Morales en este nuevo mandato pasó casi desapercibido por todo lo que acompañó a la inauguración de la Planta. Morales anunció la adquisición de cuatro equipos perforadores para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Tecnología de punta para cambiar una lógica. En la práctica supone que la empresa estatal abordará un papel más activo en el campo de la exploración de Hidrocarburos. Hasta la fecha, el plan de comprar servicios de las transnacionales no ha dado todos los frutos esperados. Si en 2009 las reservas probadas eran de 9,9 en 2014 han pasado a 10,45. Si bien se han repuesto, el ritmo es bajo para cubrir un contrato de exportación a Brasil de largo plazo y además, cumplir con todas las necesidades de industrialización (Mutún, Litio, etc).
Hasta ahora, la justificación era el alto riesgo de la inversión. Con la puesta en marcha de la Planta Separadora y el incremento sustancial de ingresos para el Estado, se podrán permitir ciertas inversiones sin que esto afecte a las cuentas públicas de no incrementarse el gasto social exponencialmente en el corto plazo. La inversión puede ser riesgosa, pero también es, seguramente, la más rentable de todas.