Mediterráneo: Migrante polarizador
Este texto forma parte del boletín Mediterráneo de análisis de la coyuntura internacional que firma el director Jesús Cantín y que se distribuye los viernes. Si quieres recibirlo en tu correo, suscríbete gratis más abajo
En principio y salvo sorpresa, este es el último boletín del año. En principio, porque el mundo anda como anda y nuestro país no se queda atrás. De hecho, los sucesos políticos de los últimos días hacen mucho a esta deriva polarizadora y cosmética que venía a resumir como punto final, sin pretender que sirviera de anuario.
De un lado están las estrategias frentistas electorales para hacer frente a gobiernos fuertes, que ciertamente tiene muchos precedentes en el siglo XX y algunos menos en la política reciente. El último fue el de Lula da Silva en Brasil que no dudó en sacrificar buena parte de sus principios para aliarse con el centroderecha para asegurar una victoria amplia en el todos contra Bolsonaro y que sin embargo ganó por la mínima. El frente “antiMAS” de la oposición nace desde la desconfianza mutua de los firmantes – lo que lo equipara más a las fracasadas Mesas de Unidad de Venezuela -, y tiene además un matiz que no es menor: El de Arce no es un gobierno fuerte. Al menos popularmente.
Esto puede además dar un giro descontrolado, pues esta misma semana ha quedado patente, después de tanto pulso, que la sigla del MAS quema. Tal vez ha aterrizado alguno de estos asesores internacionales modernos y ha discurseado sobre la rémora de una sigla que lleva 20 años gobernando en un país que pide cambio. Los evistas ya han dejado claro que su intención es fundar otra cosa, pero el arcismo, concentrado en Murillo el pasado miércoles, después de tanto esfuerzo, siente que su logro es en realidad un hurto: refundarse es también una opción, aunque no siempre sale bien, como en el caso de Podemos en España.
¿Cómo funcionaría un frente “antiMAS” sin MAS? Para quienes marcan las grandes líneas estratégicas quizá sea lo de menos, porque el fenómeno ya está caracterizado en las grandes cajas de resonancia que son X, TikTok y WhatsApp: comunistas empobrecedores y cambiando de nombre o renovando caras no se saldrán del foco. Otra cuestión es si las políticas aplicadas y sus resultados son homologables, aunque es verdad que eso también es lo de menos para quienes tienen a Donald Trump como “ideal libertario”.
Para mi hay cinco asuntos que vienen siendo clave y lo serán también en 2025, cuando finalmente Donald Trump se asiente de nuevo en la Casa Blanca y ponga a temblar el mundo.
La amenaza comercial.- La palabra amenaza asignada a algún comentario del futuro presidente de Estados Unidos empieza a estar devaluada y ojo que no se convierta en broma, porque tampoco tiene muy desarrollado su sentido del humor. Hasta el momento ha amenazado a China, a México, a Canadá, a los miembros de la OTAN, a la Unión Europea junta y a muchos miembros por separado y obviamente, al resto. Su amenaza favorita es precisamente la de imponer tasas y aranceles a las importaciones, un clásico, pero que debería servir para al menos situar en el mapa a quienes aún siguen vendiendo las tesis liberales como la gran receta del desarrollo. Ni sus inventores la creen ya.
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Sin embargo, no es de mofa. En México los nervios están a flor de piel y las consecuencias económicas pueden ser graves sobre todo para los países más pobres, como es nuestro caso: cuando el dólar se encarece, desaparece y lo acabamos pagando si no hay plan B.
La pulsión migratoria.- El auge de la ultraderecha – la derecha totalitaria que cuestiona pilares esenciales de la democracia liberal - ha seguido avanzando en este 2024, aunque ha sufrido reveses en Francia, donde no logró alcanzar la mayoría, y también en la UE, donde no llegó a los números previstos, aunque el retorno de Donald Trump era el verdadero objetivo de toda la estrategia de contaminación en redes.
Lo que une de verdad a estas manifestaciones políticas nacionales no es - como sabe Javier Milei, aunque disimula – no es el libre mercado y ni siquiera en todos los casos el odio al “comunismo”, reformulado en redes como cualquier iniciativa del Estado destinada a promover la igualdad de oportunidades, sino el odio al diferente, y en concreto, al migrante.
Lo cuento en este editorial del miércoles, que también fue el Día Internacional del Migrante
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El asunto justamente tiene mucho que ver con el libre mercado, la lucha del último contra el penúltimo y la campaña clave de Trump prometiendo mejoras a los trabajadores menos cualificados frenando a su competencia, los migrantes irregulares y por extensión, los demás. En Alemania es el tema central de su propia elección:
Este tema es profundamente emocional y por eso mueve tanto voto y todos lo ejercitan. Patricia Bullrich no duda en atizar a los bolivianos cada vez que puede, por ejemplo, y en Chile es tema candente.
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Pero ojo, que no todo es lo que parece.
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La guerra no es línea roja.- Otro de los asuntos clave del año tiene que ver con los BRICS y la guerra. Rusia ejerce de agresora de Ucrania, pero ha tenido la habilidad para cambiar el tablero internacional, garantizar salida para sus productos y provisiones en la zona oriental y con ello, consolidar a los BRICS, el grupo de economías emergentes que reúne más de la mitad de la población mundial y que tiene un objetivo: eludir la supremacía del dólar. El cambio de era puede estar cerca y tal vez no nos dimos ni cuenta.
Putin espera la llegada de Trump, pero no será tan fácil. De cómo se resuelva ese asunto dependerán los pulsos en los siguientes años.
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El freno Sudamericano.- El auge de los BRICS y el protagonismo diplomático de Lula da Silva con el G20, con el Mercosur y con los propios BRICS no ha servido para avanzar en la integración continental, a pesar de las coincidencias ideológicas y programáticas entre una mayoría de presidentes. El pulso de Lula (y también Petro) con Venezuela ha enfriado todos los entusiasmos, y por cierto, el presidente Luis Arce ha quedado aislado como último baluarte de Nicolás Maduro, en una decisión tomada seguramente pensando en su rivalidad con Morales más que en sus propios planteamientos. Dejo un tuit sobre esto.
El páramo de Oriente Medio.- Quizá de las cosas mejores de este año fue la ola de solidaridad surgida por la situación en Gaza, un genocidio televisado a todo el mundo que generó indignación. Pero precisamente por eso, también puede ser lo peor del año: No sirvió para nada. El 7 de octubre de 2022 las milicias gazatíes incursionaron en Israel asesinando a centenares de personas. Es el hecho objetivo pase lo que pase con la investigación posterior sobre cómo y por qué se facilitó y se desatendieron ciertos protocolos. Desde entonces Israel ha arrasado Gaza, ha arrinconado a Irán, ha acabado prácticamente con la guerrilla en Hizbulá y de “premio final”, los rebeldes (antes terroristas peligrosísimos) han derruido al régimen de Al Asad en Siria, socio por cierto de Putin, y donde ha tenido un rol clave el presidente turco Erdogan. Un día sabremos toda la verdad, pero el mapa ha cambiado de plano.
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