Putin dice estar dispuesto a llegar a un acuerdo con Trump sobre Ucrania
Dos días después del asesinato del teniente general Ígor Kirílov, jefe de la defensa biológica rusa, Vladímir Putin admitió ayer que los servicios especiales de Rusia no lograron impedir el atentado, que fue reivindicado por los servicios secretos de Ucrania. “Nuestros servicios de inteligencia dejaron pasar estos ataques”, admitió el líder durante su tradicional y maratoniana conferencia de prensa anual, en la que respondió durante cuatro horas y media. “Tenemos que mejorar este trabajo, no debemos permitir estos fallos”, añadió. Además, Putin acusó a Ucrania de terrorismo. Kyiv “ha cometido repetidamente este tipo de crímenes, terroristas, contra muchos ciudadanos de Rusia”, dijo el jefe del Kremlin.
El general Kirílov, de 54 años de edad, murió junto a su ayudante (Iliá Polikárkov) el pasado martes por la mañana cuando al salir de su domicilio explotó una bomba instalada en un patinete eléctrico. El miércoles, las autoridades policiales rusas detuvieron a un hombre de ciudadanía uzbeka que, según un vídeo difundido, confesó haber colocado el aparato explosivo y haberlo detonado por encargo de los servicios de seguridad de Ucrania, el SBU. Estos, según dijo, le prometieron “100.000 dólares y un pasaporte europeo”.
El atentado contra Kirílov, el militar ruso de más alto rango que han eliminado los servicios secretos de Ucrania en territorio ruso en lo que va de guerra, era una de las cuestiones candentes de los últimos días sobre las que aún Putin no se había pronunciado.
Otra de las materias sobre las que se esperaba oír hablar al presidente ruso ayer en el centro de congresos Gostini Dvor de Moscú era la caída de su aliado Bashar el Asad hace dos semanas. Putin no se había pronunciado en público desde que el 8 de diciembre el exlíder sirio abandonó Siria con la ayuda rusa y huyó a Moscú, donde se refugió con su familia. El presidente ruso aseguró que aún no ha visto a El Asad, pero que sí tiene previsto hacerlo.
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Putin negó que el derrocamiento de El Asad suponga una derrota de Rusia. “Fuimos a Siria hace diez años para impedir que se creara allí un enclave terrorista, como en Afganistán. En general, hemos logrado nuestro objetivo”, afirmó, reconociendo, sin embargo, una situación “difícil”.
El líder ruso añadió que Moscú ha hecho propuestas a los nuevos gobernantes de Damasco sobre la continuidad de las dos bases militares que Rusia tiene en Siria: la aérea de Jmeimim y la naval de Tartus. “La gran mayoría nos dice que estarían interesados en que nuestras bases permanezcan en Siria”, aseguró.
En cuanto al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuya toma de posesión el próximo mes ha levantado gran expectación porque ha prometido poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania, Putin se mostró dispuesto a reunirse con él “en cualquier momento”.
“Nosotros siempre hemos dicho que estamos dispuestos a negociar y llegar a compromisos, pero la otra parte también debe estar preparada”, dijo Putin cuando se le preguntó qué podía ofrecerle a Trump para alcanzar un pacto que ponga fin al conflicto. Ucrania “tanto literal como figurativamente, se ha negado a negociar”, aseveró el jefe del Kremlin.
Y subrayó que Rusia no tiene condiciones para empezar a hablar con Ucrania y negociar con quien sea, incluido el presidente Volodímir Zelenski. Pero puntualizó que cualquier acuerdo solo lo pueden firmar las autoridades legítimas de Ucrania, y por ahora el Kremlin solo considera como tal a la Rada (el Parlamento ucraniano). El mandato de Zelenski expiró en marzo, pero en Ucrania no se han celebrado elecciones debido a la guerra. Putin dijo que Zelenski debería ser reelegido para que Moscú lo considere un signatario legítimo de cualquier pacto, de forma que quede bien sellado.
Hablando sobre el campo de batalla, Putin aseguró que las tropas rusas avanzan hacia la consecución de sus principales objetivos en Ucrania y que cada día se hacen con el control de un territorio significativo. A una residente del óblastde Kursk le prometió que las tropas ucranianas que se encuentran desde agosto en una parte de esa región terminarán siendo expulsadas, pero reconoció no saber cuándo. “Lo siento, no puedo decirlo ahora”, admitió.
El líder ruso también aprovechó su comparecencia anual para promocionar el último misil ruso que se ha conocido, el balístico hipersónico Oréshnik (avellano, en castellano), que Moscú probó a finales de noviembre disparándolo contra una fábrica militar en Ucrania. Repitió que es imparable, y para demostrarlo retó a Estados Unidos a un duelo en territorio ucraniano entre el proyectil y su escudo antimisiles. “Que determinen algún objetivo para su destrucción, pongamos que sobre Kyiv, concentren allí todas sus fuerzas de defensa aérea y de misiles, y atacaremos con el Oréshnik y veremos qué sucede. Estamos listos para un experimento de ese tipo, pero ¿está preparada la otra parte?”, dijo mostrando orgullo por su nueva arma.