El plan de Erdoğan en Siria: convertir a Turquía en la potencia de Oriente Próximo
Estados Unidos ha informado de que el Ejército turco está agrupando a sus soldados en la frontera con Siria para invadir el norte del país. Ankara busca afianzarse como uno de los principales poderes de la región.
¿Qué tienes que saber?
Estados Unidos teme una intervención de Turquía en Siria. Según el Wall Street Journal, funcionarios estadounidenses han advertido de que Ankara está acumulando tropas en la frontera siria. El Ejército turco ya realizó movimientos similares en 2019, justo antes de lanzar una ofensiva en el norte de Siria para atacar a las fuerzas kurdas allí.
Los rebeldes proturcos han aprovechado la caída de Asad para atacar a los kurdos. El Ejército Nacional Sirio, una milicia apoyada por Turquía, lanzó una ofensiva contra las Fuerzas Democráticas Sirias. Las FDS están respaldadas por Estados Unidos y lideradas por las milicias kurdas, a las que Turquía considera grupos terroristas.
Donald Trump ha afirmado que Turquía orquestó el derrocamiento de Asad. El presidente electo de Estados Unidos señaló este lunes a Ankara como artífice de la ofensiva rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS). Trump también elogió al presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y destacó su buena relación con él.
Entretanto, Erdoğan estrecha lazos con la Unión Europea. Se encontró ayer con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para hablar sobre Siria. La reunión se produce después de que países como Alemania o Austria anunciaran la suspensión de las solicitudes de asilo sirias. Turquía es un aliado de Bruselas para contener la inmigración.
Los kurdos representan el 10% de la población siria y dominan el noreste del país. Turquía sostiene que la zona kurda de Siria es el refugio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización a la que Ankara califica de grupo terrorista. Descubre más sobre los kurdos en este mapa:
¿Por qué es importante?
La intervención turca en Siria buscaría controlar el territorio kurdo antes de que vuelva Trump. Su objetivo es que Estados Unidos culmine su retirada de Siria con Trump y deje de apoyar a los kurdos. A cambio, Turquía se encargaría de contener a Dáesh en la zona.
A Turquía le interesa ganar poder en Siria de cara a sus relaciones con Europa y Rusia. Para Bruselas, Ankara es un actor clave a la hora de garantizar el retorno de los refugiados sirios. Por su parte, Moscú necesita a Turquía para no perder sus bases militares en Siria.
Siria también es una pieza fundamental para Turquía a nivel interno. Ankara quiere un Gobierno aliado de HTS que le permita reforzar el control de su frontera, impulsar el retorno de los refugiados sirios en Turquía y frenar la producción de captagón, una droga ilegal que fue la principal fuente de financiación del régimen de Asad.
Pero los planes de Erdoğan van más allá de Siria. El presidente turco pretende que Turquía sea la alternativa a Israel en Oriente Próximo. Su política exterior está basada en el neotomanismo, que busca reconstruir la influencia turca en los territorios del Imperio otomano. La caída de Asad le ofrece una oportunidad para expandir su poder regional.
Erdoğan también quiere convertir a Turquía en el líder del mundo musulmán. Su papel en Siria se suma a sus recientes esfuerzos como mediador entre Somalia y Etiopía y en la guerra de Sudán, donde intenta desafiar la influencia de los países árabes. Turquía ha rivalizado con varios de ellos en el pasado por su apoyo a las fuerzas islamistas.
¿Qué cabe esperar?
Es muy probable que se produzca una incursión turca en Siria en las próximas semanas. Turquía intentará aprovechar sus vínculos con HTS y la postura aislacionista de Trump para atacar a los kurdos y, al menos, conseguir alejar a las milicias kurdas de su frontera.
Una intervención de Turquía en Siria agravará la inestabilidad del país. Los combates entre las fuerzas turcas y las FDS podrían reactivar las disputas internas, sabotear la transición liderada por HTS e impulsar una nueva guerra civil entre facciones. El recrudecimiento del conflicto alimentaría el riesgo de un repunte del Dáesh.
Los planes de Erdoğan en Siria también plantean un peligro para sus intereses. Si Turquía entra en territorio sirio, podría enfangarse en una guerra cerca de su frontera. Un conflicto en Siria dañaría la frágil economía turca y produciría otra ola de refugiados, comprometiendo su continuidad en el poder en 2028.