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Mediterráneo: Democracia para los amigos
Este texto forma parte del boletín Mediterráneo de análisis de la coyuntura internacional que firma el director Jesús Cantín y que se distribuye los viernes. Si quieres recibirlo en tu correo, suscríbete gratis más abajo
En una semana en la que la democracia boliviana parece despeñarse definitivamente voy a aprovechar este boletín para meterme en un charco. Por lo general la “gente de bien”, que diría Milei, está convencida de que la democracia prevalecerá siempre y en todas las condiciones, pero hay demasiados ejemplos que evidencian que no es así, por lo que no convendría jugar demasiado con eso.
Esta semana han llegado noticias, por ejemplo, de Libia, por aquello de que ha restaurado la “policía de la moral”, conocida por su función en otros países árabes integristas, como Irán. Libia era el país más rico del norte de África con un estado del bienestar más desarrollado bajo la democracia fake de Muammar Gadafi. Hoy es un Estado fallido, partido en dos, arrasado por las desgracias y donde crece el islamismo radical.
Hace diez años se lo llevó por delante aquello que llamamos “la primavera árabe” sobre la que Obama alguna vez dará explicaciones. Gadafi no era exactamente un problema para nadie, pero alguien le puso mucha fe a la transformación democrática de esos países. Después tocó Egipto y en la primera elección ganaron “Los Hermanos Musulmanes”. Mubarak no volvió pero la dictadura pro estadounidense se repuso bajo el mandato de Al Sisi para poner a buen recaudo el canal de Suez.
Aquella ola democrática tampoco llegó a Arabia Saudí, que con su petróleo y su desierto sigue siendo socio prioritario para occidente a pesar de que este año ha está batiendo todos los récords de ejecuciones. Allí no importa demasiado su grado de democratización.
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En América estamos en esas. Venezuela lleva dos décadas en el ojo de la tormenta, sobre todo a partir de la asunción de Nicolás Maduro, donde el “ensanchamiento del ejecutivo” que dice un amigo al que le gustan los eufemismos le viene garantizando su perpetuación en el poder. Sancionado, repudiado en los foros occidentales, con siete millones de personas huyendo del país, simplemente sobrevive porque en el fondo, tal vez no sea tan importante.
En Perú hace como 15 años que el parlamento unicameral que ideó Fujimori va descabezando presidentes al antojo, casi todos ellos han pasado por prisión por corrupción, la actual presidenta elegida en un ticket de izquierda no dudó en aprovechar el vacío que dejó la “operación” contra Castillo para ocupar su lugar pactando con el extremo contrario, metiendo bala a los campesinos que protestaban en el sur y permitiendo un alarmante incremento del crimen organizado. Igual se celebró la APEC en Lima.
Valgan simplemente estos ejemplos para recordar que solo lo que hagamos los bolivianos servirá para marcar nuestro futuro inmediato y también lejano. Nadie vendrá a solucionarnos nuestros problemas, ni económicos, ni de recursos, ni de seguridad, y mucho menos, pero muchísimo menos, de democracia.
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Democracias y otros golpes
Las fichas de Donald Trump.- Asentado ya en la nueva ola de éxito, el presidente electo de los Estados Unidos ha empezado a mover fichas a gran velocidad, mandando mensajes en forma de perfiles a los que ya les va encomendando misión específica. Era un hecho la presencia de Elon Musk, que a saber cómo no entra en colisión con sus intereses económicos tan diversificados, y también era evidente que entraría Robert Kennedy Jr., antivacunas militante, en el Ministerio de Salud. Hay otros caros designados que están levantando ampollas, pero son sobre todo el de Secretario de Estado y el de Seguridad Nacional los que marcan la política exterior, y ahí ha habido sorpresa sobre todo para los que advertíamos que Latinoamérica no sería prioridad en su política.
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Marco Rubio es un halcón acreditado de la élite de Florida para el que Latinoamérica sí es prioridad por pura ascendencia, por lo que se espera un mayor interés en estos asuntos continentales como Venezuela o Cuba y en general con todos los lugares donde la izquierda antiimperialista haya empezado a construir alternativas. Por otro lado, tanto Rubio como Mark Waltz, consejero de Seguridad Nacional, son militantes otanistas convencidos, así que el propio Putin ha recibido el nombramiento con cierta prudencia (y Zelenski con euforia): no será tan sencillo acabar con la guerra en Ucrania como algunos preveían.
Aun así, el tema sigue siendo China y también México, que ha empezado a generar respuestas a las “amenazas” no tan veladas.
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Por cierto, mucha atención al rol que vaya a jugar Javier Milei en todo esto. Estos días llegó a Washington con todo su histrionismo y aparato mediático para dejar claro su absoluta lealtad con el proyecto proteccionista de Trump.
Consumar la emancipación. – Hace demasiado tiempo que la Cumbre Iberoamericana no despierta ningún interés por motivos muy concretos: los debates no se concretan en proyectos concretos, y el único ente financiador que podría respaldar estos acuerdos, la Agencia Española de Cooperación y su homóloga portuguesa, hace tiempo que han mutado sus prioridades hacia África no por filantropía ni porque América Latina haya alcanzado índices de desarrollo homologables, sino básicamente para frenar la migración.
Puede que algo haya influido la mala relación que el anfitrión de la Cumbre, Daniel Noboa, ha transado con la mayoría de sus vecinos y que la Cumbre llegue en un inoportuno momento político internacional, pero a la Cumbre de Cuenca apenas han aparecido el Rey Felipe VI de España, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot, son los únicos jefes de Estado que lo han acompañado. Les dejo una nota de cómo lo ven desde allá, porque lo cierto es que por aquí no se le ha dado ninguna importancia.
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¿Otra vez Cristina?.- Esta semana fue noticia la ratificación de la sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner, que llega en un momento especialmente delicado para la interna del peronismo, que ve que no le alcanza el tiempo para recomponerse y que no moviliza lo que desearía ante un Milei que parece inmune. Volver a barajar el nombre de Cristina como candidata parece una maña broma, pero esto ya lo hemos vivido.
Guerras y otras catástrofes
La batalla del clima.- Arrancó la semana pasada en Bakú la 29 cumbre del Clima de las Naciones Unidas en un momento especialmente bajo. 29 años advirtiendo de que llega el desastre (mientras llega y se siente) no han provocado verdaderas reacciones entre las potencias y, además, el sur global se ha vuelto respondón y empieza a exigir lo que es necesario para atajar este problema. Es decir, plata.
De fondo hay un auténtico juego de intereses profundos, económicos y geopolíticos que van saliendo a la luz, y cuya conciliación, en cualquier caso, es imprescindible para estos fines.
Por cierto que en la COP29 el gobierno de Luis Arce, que fue uno de los más combativos con la mercantilización de los bonos de carbono, ha firmado un acuerdo para cambiar dólares por derechos de contaminación. Publicaremos el domingo. Cosas que hace la necesidad.
Israel, sin frenos: Mientras la guerra de Ucrania se juega en un tablero geopolítico más amplio, no hay ninguna duda de que Israel tiene manga ancha para redefinir la región a su gusto. Engendrará riesgos, pero hace tiempo que así vivimos.
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Las recomendadas
Entre los recomendados de esta semana:
- De La Mula este reportaje a fondo sobre el megapuerto de Lima que deja en claro que a China no le interesan tanto las afinidades ideológicas y que hace inversiones donde se las facilitan: Inauguran megapuerto de Chancay: claves sobre su impacto en Perú
- De New York Times este análisis sobre la evolución del dólar que sin duda va a seguir afectándonos: Por qué el dólar sigue fortaleciéndose
- De La Jornada este reporte de la Cepal que vuelve a colocar a Latinoamérica como la región más desigual del mundo: Sólo 1% de la población concentra 33 % de la riqueza de América Latina según la Cepal
- De Anfibia esta lectura de la deriva exterior del país vecino: Argentina frente al mundo: ¿una sombra ya pronto serás?
- De La Silla Vacía este movimiento: Vicky Dávila pone a jugar al modelo Trump en la derecha colombiana