Israel, sin frenos
La inminente llegada al poder de Trump anima a Israel a acelerar la limpieza étnica y anexión de Gaza y Cisjordania con la aquiescencia de EEUU y la desidia europea.
Da igual que la ONU o Human Right Watch acusen a Israel de genocidio en Gaza, de la masacre de casi 44.000 palestinos, de limpieza étnica o de usar el hambre como arma de guerra. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha acelerado su estrategia de exterminio en Gaza y ocupación en Cisjordania, seguro de que Donald Trump y su equipo, al asumir sus cargos en enero, cerrarán filas con Israel y sus planes para anexionarse Palestina.
Antes de completar esta estrategia de sometimiento total de Gaza y Cisjordania, Netanyahu debe ofrecer a Trump un arreglo en el Líbano, para que la promesa del presidente electo estadounidense de "detener todas las guerras" al llegar al poder obtenga algún éxito en Oriente Medio.
De cara al 20 de enero, cuando asumirá su cargo Trump, el primer ministro israelí debe dejar las crisis de Oriente Medio encaminadas, sin que el foco bélico del Líbano derive en una confrontación con Irán que arrastre a Estados Unidos. A cambio, Netanyahu confía en que Washington mire a otro lado y le deje hacer en los territorios palestinos, cuyos planes de anexión pueden estar ya en marcha.
En Tel Aviv esperan que Trump bendiga la anexión de Gaza y Cisjordania
Esta semana, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, afirmó que tanto Gaza como Cisjordania pasarán a manos israelíes y que ha llegado el momento, con Trump como presidente, para arrebatar esos territorios a los palestinos y asegurar en los mismos la soberanía israelí.
"Estábamos a un paso de aplicar la soberanía sobre los asentamientos en Judea y Samaria (Cisjordania), y ahora ha llegado el momento de hacerlo", afirmó Smotrich también titular adjunto en el Ministerio de Defensa israelí.
En mayo pasado, Netanyahu y su cúpula militar cedieron a los colonos ilegales de Cisjordania, liderados por Smotrich, tal poder en el control de las tierras ocupadas y arrebatadas a los palestinos que en Israel se habló de anexión de facto de esas áreas con los colonos judíos como testaferros. Desde que comenzó la guerra de Gaza, los colonos israelíes han multiplicado sus ocupaciones en Cisjordania, con el apoyo indispensable del ejército.
Según sentenció Smotrich este lunes, con Trump como aliado hay una "importante oportunidad" para hacer de 2025 "el año de la soberanía israelí en Samaria y Judea". Ahora queda que aplauda ese gesto Trump, quien ya en 2017, en su anterior mandato, reconoció la capitalidad israelí en Jerusalén.
Smotrich admitió que el Gobierno ya ha dado órdenes al Ministerio de Defensa y su sección de administración de asentamientos para despejar el camino a esa futura toma de Cisjordania.
El propio Ministerio de Asuntos Exteriores palestino denunció este viernes que la división establecida actualmente en la Cisjordania ocupada es ya "una anexión declarada" a Israel.
A cambio, Netanyahu ofrecerá a Trump paz en el Líbano
Por eso, Netanyahu debe allanar el camino a Trump y quitarle la preocupación de que la crisis del Líbano y la guerra contra el grupo proiraní Hizbulá pueda derivar en una contienda contra Teherán.
En el Líbano, continúan los bombardeos del ejército judío en el sur y en Beirut, pero ya los israelíes mismos hablan de un posible alto el fuego que aceptarían las milicias proiraníes obligadas por las graves pérdidas en su capacidad militar.
El jueves, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, comunicó a su homólogo francés, Jean-Noël Barrot, el deseo de "lograr un alto el fuego" en Líbano y adelantó que hay "avances" en las negociaciones intermediadas por el Gobierno libanés.
El primer ministro interino del Líbano, Najib Mikati, afirmó este viernes que su Gobierno apuesta por implementar la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin en 2006 a la guerra que entonces también enfrentó a Israel y Hizbulá, y que establece que el sur de ese país debe quedar libre armamento que no pertenezca al Estado libanés.
Habrá retirada israelí del Líbano, pero no de los territorios palestinos
El trasfondo de lo que ocurre en Gaza es muy distinto. Los israelíes han llegado para quedarse en los territorios palestinos, no para retirarse tras un alto el fuego.
Por eso, si bien los combates del ejército israelí con las milicias palestinas de Hamás se han reducido notablemente, pues esa organización está ya tocada de muerte, los ataques a la población civil continúan, así como la presión para desarraigar a ya casi la totalidad de los habitantes de la Franja de sus hogares.
Casi dos de los 2,3 millones de gazatíes han sido expulsados de sus hogares desde que comenzó esta guerra el 7 de octubre de 2023 con el ataque de Hamás contra Israel. Si esa incursión causó 1.200 muertos y 251 secuestrados en el lado israelí, la venganza del ejército judío deja ya 43.800 palestinos muertos (el 70% mujeres y niños), 103.500 heridos y 10.000 desaparecidos entre las ruinas de Gaza.
La ONU señala a Israel por cometer prácticas genocidas en Gaza
En esta situación, que se agrava día a día por la falta de alimentos, de condiciones sanitarias mínimas y por el hacinamiento en campos de refugiados convertidos en blancos también de las bombas israelíes, el Comité Especial de la ONU que investiga las atrocidades cometidas por Israel en Gaza indicó este jueves que esta ofensiva "es consistente con las características de un genocidio".
El informe indica que, solo en los primeros meses de la guerra, Israel lanzó sobre Gaza una destrucción similar a la de dos bombas atómicas. El equivalente en estos momentos es imposible de calcular, con cuatro quintas partes de las viviendas arrasadas por las bombas.
El Comité también denuncia que Israel "utiliza la hambruna como método de guerra e inflige un castigo colectivo a la población palestina". Asimismo señala que en Cisjordania y Jerusalén Oriental, Israel está aplicando un "sistema de apartheid".
Como apuntó la Oficina de Derechos Humanos de la ONU la semana pasada, Israel está llevando a cabo una "violación sistemática de los principios fundamentales del derecho humanitario internacional".
Estas denuncias y condenas apoyan las investigaciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en torno a la denuncia presentada por Sudáfrica contra Israel por genocidio.
Asesinar con las bombas y también con el hambre
El Comité Especial de la ONU presentará el 18 de noviembre este informe ante la Asamblea General de la organización. El documento comprende el periodo entre octubre de 2023 y julio de 2024.
El informe indica que "los funcionarios israelíes han apoyado públicamente políticas que despojan a los palestinos de las necesidades básicas para sustentar la vida: la comida, el agua y el combustible". Según el documento, se impide la llegada de ayuda humanitaria a Gaza "con fines políticos y militares", y el hambre "se utiliza como un método de guerra".
El informe añade que con la obstrucción de la ayuda humanitaria, los ataques a la población y a los trabajadores humanitarios, y el desprecio a las órdenes vinculantes de la CIJ y las resoluciones del Consejo de Seguridad, "Israel está causando intencionalmente muertes, hambre y lesiones graves".
Médicos Sin Fronteras ha acusado a Israel de impedir la evacuación de niños heridos con graves amputaciones. Según la OMS, hay al menos 14.000 palestinos que necesitan evacuación médica.
Limpieza étnica en Gaza
A la condena de la ONU se han unido las denuncias de Human Rights Watch (HRW). En su informe publicado esta semana, esta ONG de defensa de los derechos humanos acusa a Israel de cometer "crímenes de lesa humanidad" con ese desplazamiento forzado, "generalizado, sistemático e intencional", de los palestinos de Gaza.
Tal acción equivale a una "limpieza étnica", afirmó Nadia Hardman investigadora de HRW sobre derechos de refugiados y migrantes.
HRW ha pedido a Estados Unidos, Alemania y otros países, especialmente europeos, a dejar de suministrar y vender armas a Israel y a concluir su cooperación militar con el Estado judío. Según HRW, tales países son "cómplices" de las atrocidades cometidas por Israel.
Desentendimiento de la UE
Pero ni las llamadas a la cordura realizadas por la ONU o HRW, ni las voces que en la Unión Europea o en EEUU se alzan contra la brutalidad israelí parece que vayan a dar fruto alguno.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, propuso a los miembros de la Unión la suspensión del diálogo político con Israel por esas violaciones de los derechos humanos en Gaza.
Esta propuesta, la última que presentaba Borrell ante el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión antes de ceder su puesto a la estonia Kaja Kallas al frente de la diplomacia europea, se topó, sin embargo, con los recelos o el rechazo más abierto de buena parte de los socios de la UE, encabezados por Alemania.
La UE no quiere molestar demasiado a Israel ni contraponer su política exterior a la de Estados Unidos. El sionismo moderado del presidente actual, Joe Biden, podría ser reemplazado por un sionismo radical al asumir Trump el poder, de ahí el contento del ministro Smotrich.
Mientras, Bruselas persiste en su doble rasero respecto a Israel y Palestina. Reclama el respeto al derecho internacional y pide un alto el fuego para liberar a los rehenes israelíes aún en manos de Hamás, pero se niega a defender el derecho palestino a un Estado propio. Tampoco aprueba la suspensión de las exportaciones de armas a Israel y no quiere imponer sanciones a este país.
En febrero de este año, España e Irlanda pidieron revisar el acuerdo marco de las relaciones entre la UE e Israel, que está en vigor desde junio del año 2000. Pero el rechazo fue unánime, liderado por Alemania, el segundo país que más armas suministra a Israel y sobre la que el pasado nazi y el genocidio judío en la Segunda Guerra Mundial pesan tanto como para bloquear cualquier condena de los actuales crímenes de guerra israelíes.