La carrera hacia la Casa Blanca
EE.UU. presagia participación histórica en sus elecciones
El voto anticipado en Georgia bate récords en su primer día. Con más de 300.000 votos, el estado clave dobla la participación récord que Trump trató de manipular hace cuatro años
“Solo quiero encontrar 11.780 votos”, dijo Donald Trump al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, en una llamada semanas después de perder las elecciones del 2020. Esa era la distancia que le separaba de Joe Biden para ganar el decisivo estado de Georgia. Raffensperger, como sus homólogos en otros estados clave, no cedió a las presiones del entonces presidente, y su rival terminó derrotándole donde se gana en una democracia: en las urnas.
Las mismas urnas que ayer, cuatro años después, presenciaron un récord histórico de participación en su primer día de voto anticipado. Con 154.000 papeletas depositadas a las 13 horas, tras seis de votación, ya se había superado la cifra alcanzada en el primer día de los pasados comicios (136.000), que fue históricamente alta debido a la excepcionalidad del coronavirus. Al finalizar el día, las urnas rebosaban con 305.900 papeletas.
“Una participación espectacular. Se nos acaban los adjetivos. Estamos orgullosos de nuestro equipo electoral con el secretario de Estado, el gran trabajo de los condados y, lo más importante, los votantes haciendo su trabajo y acudiendo a las urnas”, celebraba a través de las redes sociales Gabriel Sterling, el director de operaciones de la oficina de Raffensperger.
La elevada participación puede ser una buena señal para la ambición presidencial de Kamala Harris, pues sus filas suelen recurrir con más frecuencia al voto anticipado. En el 2020, optaron por este método aproximadamente el 60% de los demócratas, frente a menos de un 30% por parte de los republicanos. En unas elecciones tan ajustadas como las que se auguran, al menos tanto como las pasadas, este dato puede dar esperanzas a la vicepresidenta en un swing state en el que las encuestas apuntan a una victoria de Trump.
El expresidente, que hace cuatro años retrató el voto adelantado y el voto por correo como parte de un entramado demócrata para robarle las elecciones, se ha pasado toda esta campaña alertando de la repetición de un fraude. Sin embargo, en las últimas semanas ha cambiado el discurso y está animando a sus seguidores a que vayan en masa a las urnas, consciente de que desacreditar ese método podría girársele en contra y desmovilizar a sus potenciales votantes.
El voto anticipado y el voto por correo, como la organización de los comicios, depende de cada estado, según el artículo 1 de la Constitución. Cada uno define la forma, las normas y los tiempos de estos métodos de votación. Virginia, Minnesota y Dakota del Sur fueron los primeros en abrir el voto adelantado, el 20 de septiembre, y con Georgia ya son 15 los estados que lo han hecho. Hasta la fecha, se han registrado más de cinco millones de votos en todo el país, y hoy se abren las votaciones para otros cuatro estados: Iowa, Kansas, Rhode Island y Tennessee.
La histórica participación anticipada en el 2020 estuvo motivada por la pandemia de coronavirus: los demócratas llamaron a sus votantes a acudir con antelación a las urnas para evitar aglomeraciones el día de las elecciones. Los datos de estas elecciones muestran, por el momento, que esa práctica ha llegado para quedarse. En esta ocasión, la posibilidad de una jornada violenta en ciertos condados podría estar motivando el aumento de participación.
Georgia, que sigue recuperándose de la devastación producida hace dos semanas por el huracán Helene –que acabó con más de 300 vidas en su paso por seis estados del sur del país–, es uno de los siete estados péndulo, llamados a decantar el resultado de estas elecciones. Ayer Trump dio precisamente un discurso de campaña en su capital y ciudad más poblada, Atlanta, lugar en el que hace dos meses aseguró ante un público entregado que “gané dos veces en este Estado”.
Ayer no repitió esa afirmación, aunque insistió la idea que está instalando en las últimas semanas: que los demócratas son “el enemigo interior, peor que Rusia o China” y que “ellos son el verdadero peligro para la democracia”. Horas antes, en un acto organizado por Bloomberg en Detroit, cuando le preguntaron si iba a permitir una transición pacífica del poder, afirmó que abandonó el poder sin violencia. Se justificó asegurando que, el 6 de enero del 2021, el mayor acto de violencia política desde la guerra civil, “unas 600 o 700 personas marcharon hacia el capitolio y ninguna iba armada”, algo que ha sido desmentido por la evidencia gráfica y los tribunales.