Guerra en Oriente Próximo
Cómo Israel golpeó a Hizbulah
Hace exactamente un mes, la explosión de miles de dispositivos de comunicación detonó, literalmente, la guerra de Israel contra Hizbulah. Miles de sus milicianos sufrieron heridas graves y mutilaciones en manos y cara. Es su último discurso con vida, el líder de la milicia chií, Hasan Nasralah, aseguró que el ataque era “una declaración de guerra”. Y lo era. Fue el primer paso hacia una escalada de violencia que ha derivado en una ofensiva por tierra y aire, así como en la muerte de más de 2.300 personas en todo Líbano y el desplazamiento de un millón de personas.
Aunque el Gobierno de Netanyahu nunca ha llegado a admitir la autoría de las explosiones, todas las investigaciones apuntan a una extensa trama diseñada por el servicio de inteligencia israelí. Al día siguiente de los atentados, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, elogió los “resultados muy impresionantes” del Mosad, comentarios que fueron interpretados en Israel como un reconocimiento tácito de la participación de la agencia. En ese sentido, The Washington Post apunta directamente a que el plan se desarrolló durante años y se originó en la sede de Tel Aviv.
Una investigación publicada por Reuters detalla cómo se introdujo un explosivo indetectable dentro de las baterías de los buscas, unos pequeños aparatos que el grupo armado utilizaba para comunicarse de forma discreta.
La carga y el detonante se encontraban escondidos entre dos placas de litio y, al no estar fabricados con ningún material metálico, pudieron pasar los controles del aeropuerto y de seguridad de la propia milicia, quien los estuvo distribuyendo entre sus miembros hasta pocos días antes de la explosión.