Petro activa su sucesión con el reto de armar partido único para 2026
El presidente Gustavo Petro activó la campaña presidencial del 2026 desde enero y ahora no duda en ser el estratega en jefe de la izquierda. “Ganar es el objetivo. No tenemos que retroceder. No tenemos que atemorizarnos”, dijo Petro ante la reciente asamblea de la Colombia Humana, su partido, donde descartó la posibilidad de su reelección, un temor que aún no se disipa en algunos sectores, pero que tiene muy pocas posibilidades.
Petro trazó las grandes líneas de la mecánica para su sucesión y un tono confrontacional que enmarca el inicio de la campaña. “Lo que se impone es la unidad. Si se va a huir, como sucedió en las elecciones de mitaca, con cada grupito por su cuenta, vamos hacia el suicidio político”, dijo en referencia a la división de los partidos del Pacto Histórico en las elecciones regionales del 2023, de las que salieron derrotados.
La orden de Petro llega mientras al interior de la izquierda se discuten las condiciones para crear el Pacto Histórico como partido unitario, en vez de la coalición de 11 partidos que existe actualmente. Es el camino que tienen que tomar para volver a competir juntos tras la caída de la ley de transfuguismo y los límites que pone la legislación actual para repetir la coalición de partidos que conforman el Pacto, porque ahora ya no es un grupo minoritario. Recorrer ese camino aplaza las discusiones sobre quién será el candidato, un escenario distinto al de su oposición de centroderecha.
Unidad, unidad y unidad
La idea de robustecer a la estructura del petrismo viene de un presidente que a lo largo de su carrera ha desdeñado los partidos, pero que sin el pegamento de su liderazgo puede fracturar a una izquierda sin estructuras sólidas. “La fuerza de la organización puede compensar la ausencia de un gran liderazgo. No nos vamos a engañar. Nadie tiene la fuerza del presidente en 2022”, dice el representante por Bogotá, David Racero, uno de los presidenciables del Pacto.
Lo más probable es que los partidos y movimientos del Pacto Histórico terminen bajo la sombrilla de un partido unitario con una nueva personería jurídica. Unitario y no único. La diferencia es clave. Porque la idea que está tomando fuerza es que el nuevo partido no elimine las estructuras internas de cada una de las marcas que lo componen, según las siete fuentes consultadas para esta historia.
En el Pacto conviven 11 partidos con personería jurídica, que juntos suman más del 15% de los votos al Senado que permite la ley para presentarse como coalición, luego de su gran éxito en 2022 cuando lograron la mayor votación en esa cámara. Dos intentos de hacer una reforma política para poder volver a presentarse por coalición, incluso eliminando el techo del 15%, fracasaron. Por eso la unidad voluntaria se convierte en una necesidad existencial para seguir existiendo como Pacto.
Los partidos que deberán unirse son: Colombia Humana, el Polo, la Unión Patriótica, Comunes, el Mais, ADA, el Partido Comunista, Fuerza de la paz (el partido de Roy Barreras), Esperanza Democrática, el Partido del Trabajo, Soy porque Somos (de la vicepresidenta Francia Márquez), más una serie de movimientos políticos liderados por grandes figuras como Independientes (de Daniel Quintero, exalcalde de Medellín) o Fuerza Ciudadana (de Carlos Caicedo, exgobernador del Magdalena).
El espejo para el partido unitario es la fusión entre el Polo Democrático Independiente y Alternativa Democrática en 2006, que terminó con un partido de tendencias como fórmula para romper con la histórica división de la izquierda, el Polo Democrático Alternativo. Es decir, el Pacto seguramente va a ser un Polo 2.0, del que, paradójicamente, Petro renunció en 2010.
Para llegar al Polo 2.0 cada uno de los partidos y movimientos debe declarar su intención de unirse y enviar sus delegados al comité político del Pacto para negociar los estatutos del nuevo partido. Eso fue lo que hizo la Colombia Humana en su reciente asamblea, en la que eligió a la senadora Gloria Flórez como presidenta con el mandato de unirse al Pacto Histórico, derrotando a la facción minoritaria que pretendía continuar en solitario.
“La asamblea legitimó la propuesta de autorizarnos para buscar la unidad de los partidos de izquierda para el 2026. Los sectores contrarios a la unidad no quedaron en la nueva mesa directiva”, dice la senadora Isabel Zuleta, del Pacto, quien está impulsando una fórmula para la reelección de Petro, que ni siquiera ha logrado las firmas necesarias para presentarse como proyecto de ley. La senadora le dijo a La Silla que continuará dando la pelea para impulsar la reelección, a pesar de los roces que ha tenido con el ministro Juan Fernando Cristo por la propuesta.
Hasta diciembre, los demás partidos del Pacto van a celebrar sus propias asambleas para aprobar la fusión. El Polo es el partido con más peso dentro de la izquierda. En ese partido están enredados porque no han podido convocar las elecciones para los delegados de su Congreso, el órgano en el que se toman las principales decisiones.
Sin embargo, al interior del Polo dan la fusión como un hecho. Sobre todo porque las principales tendencias son lideradas por el presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, y el director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Alexander López, quien no le esconde a su equipo su intención de ser el sucesor de Petro en el 2026.
Para el representante Alirio Uribe, uno de los congresistas del Polo, el verdadero debate está en las reglas de juego del nuevo partido para elegir a sus futuros candidatos. Entre ellas, la conformación de las listas al Congreso en el 2026, o el mecanismo para que los precandidatos de cada partido compitan por una candidatura presidencial única. “En 2022, las listas las hicieron un conciliábulo de dirigentes: los esferos de los presidentes de los partidos”, dice Uribe.
Dentro de las tendencias minoritarias del Polo temen que la fuerza de Dussán y López se salte los mecanismos internos del partido para impulsar un acuerdo político que fusione la estructura al nuevo Pacto y les garantice posiciones privilegiadas en las futuras listas al Congreso. “Los dos manejan a su antojo el partido y su incentivo es, como en el 2022, que sean los dirigentes los que tomen las grandes decisiones”, le dijo a La Silla un alto funcionario del gobierno, militante en el Polo, quien pidió la reserva de su nombre.
Solo dos partidos originales del Pacto se resisten a la unidad. Uno es el Mais, de origen indígena, al que pertenecen los congresistas Martha Peralta, María José Pizarro y David Racero, estos dos últimos entre los presidenciables del petrismo, y quienes deberán renunciar al partido el próximo año para poderse lanzar en el 26 si no lo convencen de entrar al Pacto. El otro es ADA, el partido afro liderado por Paulino Riascos, quien ha marcado distancia con el gobierno Petro.
El 2026 como una elección para derrotar al “fascismo”
El presidente planteó las elecciones del 2026 como un enfrentamiento entre el progresismo y el fascismo. “Repetirán la posibilidad de que el miedo y la mentira construyan un bloque popular en favor del fascismo”, dijo Petro ante la asamblea de la Colombia Humana, advirtiendo que si la oposición ganaba era inevitable que la desigualdad y la violencia aumentaran en Colombia.
Petro hizo una comparación con las recientes elecciones legislativas en Francia, donde un bloque progresista —desde partidos de extrema izquierda hasta los socialistas tradicionales— se unieron para competir contra Reagrupamiento Nacional, el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen.
La idea de una elección a vida muerte, entre fascistas y progresistas, se ha propagado en las principales democracias liberales, como Estados Unidos, Brasil y España. En los liderazgos más notables del Pacto esta idea está calando como una consigna para repetir hasta el 26.
“Nosotros vamos a enfrentar a una derecha radical. Es el modelo que viene creciendo en el mundo. Es una ultraderecha radical, incluso fascista, que se presenta como outsider”, dice la senadora María José Pizarro, una de las presidenciables del Pacto.
Para el representante por Bogotá, Gabriel Becerra, lo que anticipan es un escenario extremadamente polarizado alrededor de la figura de Petro en un contexto internacional con una “gran tendencia” a la “derechización”. “Por eso la lectura del presidente es replicar experiencias como la del frente popular francés, útiles para plantarle cara a la extrema derecha”, dice Becerra.
El “frente amplio” y la mano tendida a los partidos tradicionales
En el “frente popular” del petrismo, los partidos tradicionales siguen teniendo un espacio. Finalmente las alianzas de Petro con un sector de la clase política tradicional fueron definitivas para ganar las presidenciales del 2022. Nombres como los de Roy Barreras y Pedro Flórez estuvieron en la lista al Senado del Pacto con la aprobación del presidente.
Hasta ahora la izquierda cuenta con un bloque sólido de cerca de un tercio del electorado. Si lo mantiene firme, es un tiquete con buenas posibilidades de llegar a segunda vuelta. Y ahí, los lazos con los votos de centro y de centroizquierda serían fundamentales en una segunda vuelta, con una derecha que siente que el péndulo de la política le favorecerá en 2026.
En el gobierno, si bien Petro ha sido más reacio que sus antecesores a abrirle su gabinete a los partidos tradicionales y expulsó a los políticos socialdemócratas, sigue teniendo representación de algunos de sus sectores en función de la gobernabilidad en el Congreso. “El Pacto Histórico es la fusión entre un bloque de izquierda progresista y otras vertientes de tinte liberal socialdemócrata que nos ayudaron a ganar y gobiernan con nosotros”, dice la senadora Pizarro frente a la alianza con sectores de la política tradicional.
Esa mano tendida siempre ha estado justificada bajo la idea de un “frente amplio”, que ahora tiene el objetivo de impedir la llegada de la “ultraderecha” en 2026. “La unidad de la izquierda no es incompatible con una política de frente amplio que consolide una candidatura única. La sociedad colombiana está en una disyuntiva. O sigue apoyando una política de la vida, o retorna a la política de la guerra”, dice el representante Becerra.
El último pedido de Petro a la izquierda fue el de no obsesionarse con la política partidista, con el “aparato”, una “tentación” ante la necesidad de fortalecer su estructura. Para el presidente, la movilización social permanente en torno a sus reformas y la continuidad de su proyecto siguen siendo más importantes que los estatutos de un partido, o los mecanismos para elegir a un candidato.
“El presidente, más que la construcción de una estructura, nos pidió alimentar la fogata donde todos nos podamos encontrar”, dice el representante Alejandro Toro, del Pacto por Antioquia.