Orbán desafía a Bruselas en Rusia
Putin utiliza la visita para insistir en su plan para el fin de hostilidades en Ucrania
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, de manifiesta filiación prorrusa, viajó ayer a Moscú a hablar con el presidente ruso, Vladímir Putin, sobre guerra y paz en Ucrania, en abierto desafío a Bruselas ahora que Hungría ostenta la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la UE, un puesto sin poder decisorio –lo tiene la Comisión Europea– pero con visibilidad y agenda. Putin intentó presentar la visita de Orbán como la de un emisario de Occidente.
Los indicios sobre este desplazamiento, que Orbán mantuvo en la penumbra hasta el último momento, provocaron una cascada de críticas de gobernantes europeos e instituciones comunitarias, que alertan de que Orbán no hablaba en nombre de la UE y recuerdan que apaciguar al Kremlin no es la vía elegida por los aliados de Ucrania. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la Alianza sí había sido avisada del viaje por Budapest, pero puntualizó que igualmente Orbán no obraba en representación de los aliados.
La UE alerta de que el húngaro no habla en su nombre y recuerda que los aliados rechazan apaciguar al Kremlin
Los temores que se habían levantado en la Unión Europea se cumplieron cuando Putin recibió con cordialidad a Orbán en el Kremlin, donde estuvieron reunidos durante casi tres horas. Para sonrojo europeo y enfado en Kyiv –donde Orbán se vio el martes con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski–, antes de llegar a la capital rusa el líder húngaro escribió en la red social X: “La misión de paz continúa. Segunda parada: Moscú”. Y en los preámbulos de la reunión, retransmitidos por la televisión rusa, le dijo a Putin: “Hungría se convertirá poco a poco en el último país europeo que podrá hablar con todo el mundo”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reaccionó ya por la mañana en la red X recordando que “el apaciguamiento no parará a Putin” y que “solo la unidad y la determinación” de los 27 miembros del club comunitario ayudará a lograr “una paz justa y duradera en Ucrania”. Y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, recalcó en un comunicado que el primer ministro húngaro “no representa a la UE de ninguna manera”.
El líder ruso acusa a Zelenski de no estar preparado para negociar con Moscú por motivos electorales
Kyiv aseguró que el viaje a Moscú de Orbán no fue coordinado con Ucrania. “Les recordamos que para nuestro país, el principio de ‘no hay acuerdos sobre Ucrania sin Ucrania’ sigue siendo inquebrantable y [llamamos] a todos los estados a observarlo estrictamente”, dijo el Ministerio de Exteriores de Ucrania en un comunicado. El martes en Kyiv, en la que era su primera visita a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en febrero del 2022, Orbán pidió al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, “un alto el fuego” previo a negociaciones de paz, una propuesta que va en contra de la postura ucraniana y de sus aliados europeos, que entienden que sería usada por Putin para ganar tiempo y reforzar su ejército.
A Moscú le sirvió la visita de Orbán para volver a subrayar su posición y decir que es Kyiv quien no quiere dialogar. Tras el encuentro, en una comparecencia conjunta para la prensa, Putin agradeció el intento de Orbán de restablecer el diálogo entre Rusia y Europa. Detener el conflicto no es rentable para Kyiv, aseguró, pues entonces Ucrania tendría que celebrar elecciones y las posibilidades de reelección de Zelenski son “cercanas a cero”. Putin rechazó que se llegue a un alto el fuego o pausa en los combates sin acuerdos más profundos y decisivos. “Rusia apuesta por la completa resolución del conflicto”, aseguró.
El principio ‘no hay acuerdos sobre Ucrania sin Ucrania’ sigue siendo inquebrantable, recuerda Kyiv
Pero esa solución pasa por que se acepten sus condiciones ya conocidas: “Se trata de la retirada completa de todas las fuerzas de Ucrania de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, así como de las regiones de Zaporiyia y de Jersón”. Hay más condiciones, añadió, “pero ya son tema de consideración más detallada durante un posible trabajo conjunto”. El presidente ruso planteó estas condiciones el 14 de junio, durante un discurso en el Ministerio de Exteriores ruso y justo antes de la cumbre en Suiza sobre Ucrania. Putin también exigió que Ucrania sea un Estado neutral, no alineado y sin armas nucleares, además de lo que él denomina “desnazificación” de Ucrania. Esta posición es inaceptable para Kyiv, que la considera un ultimátum y quiere que Rusia retire sus tropas de su territorio antes de comenzar a dialogar.
Viktor Orbán jugó al gato y al ratón con la UE desde el momento en que trascendieron los primeros indicios del viaje. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, alertó ya el jueves en X de que “la presidencia rotatoria de la UE no tiene mandato para entablar un diálogo con Rusia en nombre de la UE”, y de que “la postura del Consejo Europeo es clara: Rusia es el agresor, Ucrania es la víctima. No puede haber discusiones sobre Ucrania sin Ucrania”.
Orbán admite que no viajó en nombre de la UE y que las posiciones de Rusia y Occidente son muy distantes
En evidente alusión a esta crítica, Orbán habló a medias en Budapest en una entrevista matinal en la radio pública Kossuth antes de emprender el viaje: admitió no tener mandato de la UE para negociar con Putin, pero replicó desdeñosamente que “no se puede hacer la paz desde un cómodo sillón en Bruselas” y que él “va a lugares con riesgo de guerra” a intentar plantear soluciones. “No necesito un mandato, porque no represento nada”, insistió Orbán guardándose las espaldas. Orbán y Putin se vieron en persona el 1 de febrero del 2022 en Moscú, tres semanas antes de que el ruso lanzara la agresión militar contra Ucrania, y luego después volvieron a verse en Pekín el 10 de octubre del 2023.
La oficina de prensa del Gobierno húngaro nunca anunció oficialmente el viaje a Moscú de Orbán, pero sí el desplazamiento a la ciudad azerbaiyana de Shusha para asistir hoy sábado a la cumbre informal de la Organización de Estados Túrquicos. La de Orbán es la primera visita de un gobernante europeo a Moscú desde la realizada por el canciller austriaco Karl Nehammer el 11 de abril del 2022. Austria es miembro de la UE pero, a diferencia de Hungría, no forma parte de la OTAN.
El viaje de Orbán disparó la inquietud en las capitales europeas, especialmente en las geográficamente más cercanas al escenario de guerra. Los primeros ministros de Polonia (Donald Tusk), Finlandia (Petteri Orpo), República Checa (Petr Fiala) y Estonia (Kaja Kallas), esta última llamada a convertirse en nueva jefa de la diplomacia europea, expresaron en la red X su indignación. También el canciller alemán, Olaf Scholz, censuró el viaje del líder húngaro.
Antes de viajar a Moscú, Orbán dijo que entendía los seis meses de presidencia europea como una misión de paz. Y ayer viernes, tras su escapada a a la capital rusa, parece que cree que eso no es imposible. En la comparecencia con Putin ante la prensa, reconoció que las posiciones de Rusia y Occidente respecto a la guerra en Ucrania están muy alejadas, pero confió en acercarlas con diálogo. “Quería escuchar y he escuchado la opinión de Putin. (...) Las posiciones son muy distantes, es necesario dar muchos pasos para acercarse al fin de la guerra, pero el paso más importante ha sido el establecimiento de contactos, y seguiré trabajando”, aseguró.
Putin no felicitará a Starmer
El Reino Unido sigue siendo un “país hostil” hacia Rusia, dijo ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Por este motivo, explicó, es poco probable que el presidente ruso, Vladímir Putin, felicite a Keir Starmer por la victoria del Partido Laborista en las elecciones parlamentarias del 4 de julio y su nombramiento como primer ministro británico. “No lo creo. Gran Bretaña es un país hostil. ¿Por qué hemos de hacerlo?”, reaccionó a la pregunta de los periodistas. “Por lo que vemos de anteriores declaraciones, no están dispuestos a ninguna flexibilidad o creatividad para normalizar las relaciones”, dijo Peskov. Las relaciones entre Londres y Moscú llevan rotas desde mucho antes del actual conflicto de Ucrania. Ya lo estaban, por ejemplo, en el 2018, cuando Londres acusó a agentes rusos de envenenar al exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en territorio británico. Entre las felicitaciones que sí recibió Starmer, ayer figuraba la del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. “Ucrania y Reino Unido han sido y seguirán siendo aliados fiables en las buenas y en las malas”, aseguró. Los laboristas han dicho que seguirán apoyando a Ucrania con armas y dinero contra Rusia.