Un conservador, un revolucionario y un moderado se juegan la presidencia iraní
La muerte de Ebrahim Raisí en un accidente de helicóptero en mayo ha forzado al país a convocar elecciones anticipadas para el segundo cargo más importante del país. Los colegios electorales ya han abierto para las votaciones.
Un pragmático conservador, un revolucionario y un reformista se juegan este viernes la presidencia de Irán en unos comicios sin un claro favorito. Estas elecciones han ido marcadas desde el inicio por la apatía de la población por la mala situación económica y la represión social en todo el país.
La muerte del presidente Ebrahim Raisí en un accidente de helicóptero en mayo ha forzado al país a celebrar elecciones anticipadas para el segundo cargo más importante del país después del líder supremo, Ali Jameneí, quien ejerce de jefe de Estado con amplios poderes.
Aún así, la figura del presidente tiene un gran impacto en la vida de los iraníes y ese poder recaerá en uno de los tres candidatos predilectos, como son el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian.
Estos tres políticos, con puntos de vista casi opuestos, tendrán que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con el genocidio en la Franja de Gaza en curso, las tensiones por el programa nuclear iraní y las elecciones estadounidenses en pocos meses. Los datos de las encuestas locales apuntan a una posible segunda vuelta electoral en una semana dado que parece que ningún candidato logrará un 50% de los votos.
Unos 58.000 colegios electorales han abierto sus puertas a primera hora de este vienes. Están llamados a las urnas más de 61 millones de personas.
Los candidatos a la presidencia de Irán
El primer candidato a la presidencia es el exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía, exalcalde de Teherán y presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, que ha incidido en su experiencia ejecutiva y ha prometido un Irán "orgulloso". A sus 62 años, tiene tirón entre los jóvenes no ideologizados, es decir, no interesados en el islamismo, que dan más importancia a las cuestiones económicas.
En el espectro conservador, su rival es el ultraconservador Saeed Jalili, quien a sus 58 años es visto como un producto de la Revolución Islámica y opuesto a la apertura hacia Occidente.
En el extremo opuesto se encuentra el cirujano cardíaco Masoud Pezeshkian, exministro de Sanidad, que ha ido ganando peso durante la campaña electoral con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo.
Pezeshkian ha recibido el apoyo de los expresidentes Mohamed Jatamí (1997-2005) y Hasan Rohaní (2013-2021), del bloque reformista de carácter aperturista, después de que en las presidenciales de 2021 no se permitiese la participación de un moderado. Su pertenencia a la minoría azerí del país podría ayudarle de cara a obtener la presidencia, según los analistas, que remarcan que una alta participación por encima el 60% dispararía las posibilidades de su victoria.
Los votantes: entre la apatía y la desesperanza
Entre los votantes reina, sin embargo, el escepticismo y la apatía en medio de una economía lastrada por una inflación del 40% y un 20% de desempleo joven. A ello se suma la cuestión de las libertades sociales, en especial el velo islámico, un tema candente desde la muerte de Mahsa Amini en 2022, tras ser detenida por no llevar bien puesta esa prenda, que provocó fuertes protestas contra las autoridades.
"Yo no voy a votar por todos los problemas que hay, desde la economía hasta el trato a las mujeres por la cuestión del velo", afirma Marjan, representante de productos estéticos de 42 años de Teherán. "Sea quien sea presidente no va a cambiar nada", asegura con desesperanza la mujer, que lleva el cabello descubierto.
La gran mayoría de jóvenes no votarán para no participar en un sistema político en el que no creen, lo que pone de manifiesto el abismo entre los clérigos que rigen el país y parte de su población.
Esta actitud entre los 61 millones de votantes preocupa a la República Islámica, que otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular. En los comicios parlamentarios de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de este país, cuando solo un 41% del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48%.
Así, Jameneí ha llamado a los iraníes a votar en las elecciones para "derrotar al enemigo" y elegir a un presidente que crea en los principios de la Revolución Islámica de 1979.