Elecciones en Guatemala: el progresista Bernardo Arévalo gana los comicios presidenciales
El progresista Bernardo Arévalo ganó este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Guatemala.
Con más del 96% de mesas escrutadas, el candidato del partido Movimiento Semilla obtuvo el 58,9% de los votos tras una campaña en la que se presentó como "el candidato anticorrupción" que promete dejar atrás la clase política tradicional.
Su rival, la ex primera dama Sandra Torres, alcanzó el 36,3% de los votos al frente de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), una formación creada como socialdemócrata pero que giró a un notable conservadurismo y que era vista como el continuismo del gobierno actual.
Arévalo, exdiplomático e hijo del expresidente Juan José Arévalo, supuso la gran sorpresa en primera vuelta ya que ninguna de las encuestas preveía su pase a la siguiente fase, lo que fue interpretado como un reflejo del hartazgo de la población ante las múltiples denuncias de corrupción en el Estado, señalamientos de fraude y autoritarismo y de su rechazo al sistema.
Desde ese momento, el partido de Arévalo fue objeto de investigaciones por presuntas irregularidades en su creación que estuvieron a punto de dejarlo fuera de esta segunda vuelta.
Las pesquisas (que siguen en marcha) están a cargo de la Fiscalía guatemalteca, liderada por algunos jueces incluidos en la lista de "funcionarios corruptos y antidemocráticos" de Estados Unidos.
Tras la victoria de Arévalo, el gobierno de Guatemala dará un claro giro ideológico y pasará a ser liderado por un presidente de tendencias de izquierda tras más de una década de ejecutivos claramente conservadores.
Más de 9,3 millones de guatemaltecos estaban llamados a las urnas para elegir al sustituto del actual presidente, Alejandro Giammattei, para un período de cuatro años a partir del próximo 14 de enero.
El abstencionismo, habitualmente alto en los comicios guatemaltecos, fue este domingo del 55,1%. En las elecciones de 2019 fue del 58%.
Quién es Bernardo Arévalo
Sociólogo de 64 años, el ganador de las elecciones es hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente popularmente electo en Guatemala tras la Revolución de 1944.
Durante su carrera, ocupó cargos como el de cónsul en Israel, viceministro de Relaciones Exteriores en su país y embajador en España.
Actualmente es diputado en el Congreso por Movimiento Semilla, un partido que surgió primero como un grupo de análisis tras las protestas de 2015 que llevaron a la dimisión del entonces presidente, Otto Pérez Molina, salpicado por escándalos de corrupción política por los que fue finalmente condenado.
Arévalo rompe así con la tendencia conservadora de los tres últimos presidentes en Guatemala, y su ideología ya encontró el rechazo durante la campaña de las élites económicas y los grupos que tradicionalmente ostentaron el poder en el país.
Algunos de sus opositores calificaron a Arévalo de "comunista" y aseguraron que, de llegar a la presidencia, acabaría por expropiar tierras a los más ricos (algo que jamás dijo).
La que sí fue una de sus principales banderas en campaña es la lucha contra la corrupción en el Estado desde un gabinete específico anticorrupción y una comisión de vigilancia, autónoma del gobierno, creada con el mismo objetivo. Aunque no contempla su regreso, elogió la labor de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), expulsada del país en 2019.
También avanzó que pediría la renuncia de la fiscal general del país, Consuelo Porras, calificada de "corrupta" por EE.UU. y responsable de la investigación de decenas de periodistas y jueces anticorrupción que acabaron optando por el exilio. Aunque aclaró que no podrá interferir al respecto al tratarse de causas judiciales, Arévalo sí expresó su deseo de que pudieran regresar a Guatemala.
También declaró que protegerá los derechos de la población LGBT y que su gobierno no permitirá ninguna discriminación en su contra, algo que sus opositores utilizaron para afirmar que perseguía legalizar el matrimonio igualitario y promover el aborto. Arévalo lo negó.