Oposición intenta revivir protestas contra Maduro
La oposición venezolana salió a las calles el sábado en un intento por revivir una alicaída movilización para presionar por la salida del presidente Nicolás Maduro, en medio de la crisis económica y las sanciones de Estados Unidos que asedian a la nación petrolera. El líder de la...



La oposición venezolana salió a las calles el sábado en un intento por revivir una alicaída movilización para presionar por la salida del presidente Nicolás Maduro, en medio de la crisis económica y las sanciones de Estados Unidos que asedian a la nación petrolera.
El líder de la oposición Juan Guaidó inició una nueva campaña antigubernamental en enero, cuando invocó la Constitución para asumir una presidencia interina al alegar que la reelección de Maduro en 2018 fue fraudulenta.
Los opositores, ataviados de blanco, ondearon la bandera de amarillo, azul y rojo en concentraciones en Caracas y otras ciudades del país, pero que esta vez fueron significativamente más pequeñas y con menos furor que las de principios de año.
“Bolivia estuvo 18 días, nosotros hemos estado años (…) pues es el momento de insistir, es el momento de seguir, entonces hoy a toda Venezuela le pido mantenernos”, dijo Guaidó desde una tarima en la concentración opositora en Caracas.
El también presidente del Congreso invitó a sus seguidores a continuar la marcha hasta la sede de la embajada de Bolivia y pidió unirse a protestas que inician el lunes contra Maduro, y posteriormente a otras organizadas por educadores, enfermeros y estudiantes. La movilización del sábado terminó sin choques con las fuerzas de seguridad.
“Sé que hemos cometido errores y por ello pido disculpas al pueblo de Venezuela”, añadió Guaidó, tras agregar que había conversado con la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez.
El interés de la población ha disminuido y la frustración aumentó ante la permanencia en el cargo de Maduro, quien retiene el control del aparato estatal y el apoyo de las Fuerzas Armadas, mientras la crisis ha generado el éxodo de más de 4 millones de venezolanos que buscan acceder a alimentos y medicamentos.
Contramarcha de rojo
En el otro extremo de la capital, seguidores del oficialismo ataviados de rojo y con llamados de apoyo al mandatario venezolano marcharon hasta las cercanías del palacio de gobierno en Caracas, en una concentración de medianas proporciones.
“En Venezuela manda la revolución de Simón Bolívar, la revolución bolivariana y si se quieren entender con Venezuela para el futuro de los años que están por venir y décadas es con la Revolución bolivariana”, dijo Maduro en una llamada telefónica a la marcha.
“Los altos militares son los que están bien, pero el pueblo es el que está pasando necesidades”, dijo a Reuters Rosabal Navarro, una jubilada de 60 años en la manifestación opositora en San Cristóbal, en el estado Táchira, fronterizo con Colombia.
Sectores de la oposición han visto en la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia una nueva motivación. El líder indígena, un aliado de Maduro, fue acusado de manipular los resultados de una elección de octubre y luego dejó el poder tras violentas protestas y presiones de jefes militares.
“Esta es una revolución pacífica, pero armada. Nosotros no somos como los bolivianos, que ni una flecha armada tienen, ni siquiera envenenada en la punta”, dijo Aída Romero, una trabajadora de un programa social del gobierno.
El líder de la oposición Juan Guaidó inició una nueva campaña antigubernamental en enero, cuando invocó la Constitución para asumir una presidencia interina al alegar que la reelección de Maduro en 2018 fue fraudulenta.
Los opositores, ataviados de blanco, ondearon la bandera de amarillo, azul y rojo en concentraciones en Caracas y otras ciudades del país, pero que esta vez fueron significativamente más pequeñas y con menos furor que las de principios de año.
“Bolivia estuvo 18 días, nosotros hemos estado años (…) pues es el momento de insistir, es el momento de seguir, entonces hoy a toda Venezuela le pido mantenernos”, dijo Guaidó desde una tarima en la concentración opositora en Caracas.
El también presidente del Congreso invitó a sus seguidores a continuar la marcha hasta la sede de la embajada de Bolivia y pidió unirse a protestas que inician el lunes contra Maduro, y posteriormente a otras organizadas por educadores, enfermeros y estudiantes. La movilización del sábado terminó sin choques con las fuerzas de seguridad.
“Sé que hemos cometido errores y por ello pido disculpas al pueblo de Venezuela”, añadió Guaidó, tras agregar que había conversado con la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez.
El interés de la población ha disminuido y la frustración aumentó ante la permanencia en el cargo de Maduro, quien retiene el control del aparato estatal y el apoyo de las Fuerzas Armadas, mientras la crisis ha generado el éxodo de más de 4 millones de venezolanos que buscan acceder a alimentos y medicamentos.
Contramarcha de rojo
En el otro extremo de la capital, seguidores del oficialismo ataviados de rojo y con llamados de apoyo al mandatario venezolano marcharon hasta las cercanías del palacio de gobierno en Caracas, en una concentración de medianas proporciones.
“En Venezuela manda la revolución de Simón Bolívar, la revolución bolivariana y si se quieren entender con Venezuela para el futuro de los años que están por venir y décadas es con la Revolución bolivariana”, dijo Maduro en una llamada telefónica a la marcha.
“Los altos militares son los que están bien, pero el pueblo es el que está pasando necesidades”, dijo a Reuters Rosabal Navarro, una jubilada de 60 años en la manifestación opositora en San Cristóbal, en el estado Táchira, fronterizo con Colombia.
Sectores de la oposición han visto en la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia una nueva motivación. El líder indígena, un aliado de Maduro, fue acusado de manipular los resultados de una elección de octubre y luego dejó el poder tras violentas protestas y presiones de jefes militares.
“Esta es una revolución pacífica, pero armada. Nosotros no somos como los bolivianos, que ni una flecha armada tienen, ni siquiera envenenada en la punta”, dijo Aída Romero, una trabajadora de un programa social del gobierno.