Persisten las protestas de los “chalecos amarillos”
Decenas de miles de franceses salieron ayer a las calles para protestar y demostrar que el denominado movimiento de los chalecos amarillos sigue firme en sus reclamos al gobierno del presidente Emmanuel Macron. Por octavo sábado consecutivo, multitudes de personas acometieron diversas...
Decenas de miles de franceses salieron ayer a las calles para protestar y demostrar que el denominado movimiento de los chalecos amarillos sigue firme en sus reclamos al gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Por octavo sábado consecutivo, multitudes de personas acometieron diversas acciones en ciudades y pueblos de todo el país, mientras en esta capital se registraron dos marchas bajo lemas como ‘Mostremos que el movimiento no ha terminado’ y ‘Macron, dimisión’.
El cortejo parisino de la mañana se desarrolló desde los Campos Elíseos hasta la plaza de la Bolsa, sin que se registraran incidentes violentos.
En la tarde miles de manifestantes se reunieron en el Hotel de Ville (sede de la Alcaldía de París) para marchar hasta la Asamblea Nacional, pero el cortejo fue interrumpido y bloqueado por las fuerzas de seguridad a las alturas del museo de Orsay.
En diversos puntos del recorrido como el Boulevard Saint-Michel se registraron violentos enfrentamientos entre pequeños grupos de encapuchados y los agentes, lo que incluyó lanzamiento de botellas y petardos por parte de los primeros, y de gases lacrimógenos por parte de los uniformados.
Asimismo, se reportó la quema de automóviles, motocicletas y depósitos de basura.
Frente a este tipo de incidentes violentos que han ocurrido en las diversas jornadas de protesta, los líderes de los chalecos amarillos insisten en que se trata de grupos aislados y que la mayoría de los manifestantes se expresan de forma pacífica.
También denuncian que los grandes medios de comunicación galos se enfocan solo en esos hechos, con el fin de justificar las arremetidas de las fuerzas de seguridad y de desvirtuar la esencia de las demostraciones.
Aunque el origen de la protesta fue el aumento de precios del combustible decretado por el Ejecutivo, luego las reivindicaciones se ampliaron al aumento de impuestos en general y la pérdida del poder adquisitivo como resultado de la política gubernamental.
Los chalecos amarillos ahora reclaman también reformar la Constitución en aras de una democracia plena y que los ciudadanos tengan la posibilidad de pedir e impulsar la realización de referendos nacionales sobre temas relevantes.
El gobierno galo cuestionó ayer a los participantes en las demostraciones al calificarlos de agitadores, según el pronunciamiento del portavoz oficial, Benjamin Griveaux, al finalizar el Consejo de Ministros.
De acuerdo con el vocero, se trata de ‘agitadores que quieren la insurrección y derrocar al Gobierno’, y que se encuentran ‘en una lucha política para cuestionar la legitimidad del presidente de la República’.
Por octavo sábado consecutivo, multitudes de personas acometieron diversas acciones en ciudades y pueblos de todo el país, mientras en esta capital se registraron dos marchas bajo lemas como ‘Mostremos que el movimiento no ha terminado’ y ‘Macron, dimisión’.
El cortejo parisino de la mañana se desarrolló desde los Campos Elíseos hasta la plaza de la Bolsa, sin que se registraran incidentes violentos.
En la tarde miles de manifestantes se reunieron en el Hotel de Ville (sede de la Alcaldía de París) para marchar hasta la Asamblea Nacional, pero el cortejo fue interrumpido y bloqueado por las fuerzas de seguridad a las alturas del museo de Orsay.
En diversos puntos del recorrido como el Boulevard Saint-Michel se registraron violentos enfrentamientos entre pequeños grupos de encapuchados y los agentes, lo que incluyó lanzamiento de botellas y petardos por parte de los primeros, y de gases lacrimógenos por parte de los uniformados.
Asimismo, se reportó la quema de automóviles, motocicletas y depósitos de basura.
Frente a este tipo de incidentes violentos que han ocurrido en las diversas jornadas de protesta, los líderes de los chalecos amarillos insisten en que se trata de grupos aislados y que la mayoría de los manifestantes se expresan de forma pacífica.
También denuncian que los grandes medios de comunicación galos se enfocan solo en esos hechos, con el fin de justificar las arremetidas de las fuerzas de seguridad y de desvirtuar la esencia de las demostraciones.
Aunque el origen de la protesta fue el aumento de precios del combustible decretado por el Ejecutivo, luego las reivindicaciones se ampliaron al aumento de impuestos en general y la pérdida del poder adquisitivo como resultado de la política gubernamental.
Los chalecos amarillos ahora reclaman también reformar la Constitución en aras de una democracia plena y que los ciudadanos tengan la posibilidad de pedir e impulsar la realización de referendos nacionales sobre temas relevantes.
El gobierno galo cuestionó ayer a los participantes en las demostraciones al calificarlos de agitadores, según el pronunciamiento del portavoz oficial, Benjamin Griveaux, al finalizar el Consejo de Ministros.
De acuerdo con el vocero, se trata de ‘agitadores que quieren la insurrección y derrocar al Gobierno’, y que se encuentran ‘en una lucha política para cuestionar la legitimidad del presidente de la República’.