En ONU señalan que Nicaragua no es una amenaza para la paz
El embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, destacó que la situación en Nicaragua está lejos de ser una amenaza para la paz internacional, lo cual fue respaldado por varios miembros del Consejo de Seguridad. En ese sentido, rechazó la sesión en el Consejo dedicada a ese país,...



El embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, destacó que la situación en Nicaragua está lejos de ser una amenaza para la paz internacional, lo cual fue respaldado por varios miembros del Consejo de Seguridad.
En ese sentido, rechazó la sesión en el Consejo dedicada a ese país, pues la instancia debe abordar aquellos asuntos que representen un peligro para la paz y la seguridad internacionales.
Nicaragua no es una amenaza ni para la región ni para el mundo, dijo el diplomático boliviano.
Para Llorenti, resulta un despropósito traer a colación los asuntos internos de esa nación centroamericana y de cualquier otro Estado miembro de la ONU.
Fue en los meses de abril y mayo que ocurrieron manifestaciones violentas en Nicaragua, y en la actualidad, la situación en ese país es de relativa calma, por qué Estados Unidos decide analizar esto ahora, cuestionó.
La violencia en Nicaragua dejó centenares de personas muertas y heridas, lamentó el embajador, pero Managua activa mecanismos institucionales para que los responsables sean debidamente procesados con el mayor rigor de la ley.
También recordó que la Carta de la ONU establece el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países y se opuso a la manipulación del concepto de diplomacia preventiva, porque -lejos de aliviar una situación de crisis- puede contribuir a empeorarla.
Asimismo, pidió respetar siempre los principios de soberanía: el gran elefante del que no se habla en esta cámara tiene que ver con el intervencionismo, la injerencia, los abusos y amenazas del uso de la fuerza.
Esas acciones han generado las peores situaciones en Libia, Siria e Iraq y demuestran lo nefasto de promover situaciones de inestabilidad para usarlas a favor de políticas de cambio de régimen y de control de recursos naturales
Llorenti hizo un recuento histórico de cómo Estados Unidos ofreció apoyo financiero, económico y militar a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua y de su respaldo a sectores violentos de oposición.
Del mismo modo, denunció a quienes emplean un discurso en defensa de la democracia por una parte, y por la otra financian la inestabilidad y los golpes de Estado.
El verdadero interés entonces no es la defensa de los derechos humanos porque si así fuera, Estados Unidos firmaría todos los tratados de ese tema, no habría abandonado el Consejo de Derechos Humanos y no promovería el encarcelamiento de solicitantes de asilo, apuntó.
Si en verdad la comunidad internacional quiere ayudar a Nicaragua, debe hacerlo en el marco de la Carta de la ONU, respetando su soberanía, su independencia y su unidad territorial, solo corresponde a los ciudadanos de ese país resolver sus problemas en el marco de un Estado de derecho.
Ni la aplicación de sanciones violatorias del derecho internacional ni abordar el asunto en el Consejo de Seguridad representa algo positivo para Nicaragua, subrayó el representante permanente de Bolivia ante la ONU.
En ese sentido, rechazó la sesión en el Consejo dedicada a ese país, pues la instancia debe abordar aquellos asuntos que representen un peligro para la paz y la seguridad internacionales.
Nicaragua no es una amenaza ni para la región ni para el mundo, dijo el diplomático boliviano.
Para Llorenti, resulta un despropósito traer a colación los asuntos internos de esa nación centroamericana y de cualquier otro Estado miembro de la ONU.
Fue en los meses de abril y mayo que ocurrieron manifestaciones violentas en Nicaragua, y en la actualidad, la situación en ese país es de relativa calma, por qué Estados Unidos decide analizar esto ahora, cuestionó.
La violencia en Nicaragua dejó centenares de personas muertas y heridas, lamentó el embajador, pero Managua activa mecanismos institucionales para que los responsables sean debidamente procesados con el mayor rigor de la ley.
También recordó que la Carta de la ONU establece el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países y se opuso a la manipulación del concepto de diplomacia preventiva, porque -lejos de aliviar una situación de crisis- puede contribuir a empeorarla.
Asimismo, pidió respetar siempre los principios de soberanía: el gran elefante del que no se habla en esta cámara tiene que ver con el intervencionismo, la injerencia, los abusos y amenazas del uso de la fuerza.
Esas acciones han generado las peores situaciones en Libia, Siria e Iraq y demuestran lo nefasto de promover situaciones de inestabilidad para usarlas a favor de políticas de cambio de régimen y de control de recursos naturales
Llorenti hizo un recuento histórico de cómo Estados Unidos ofreció apoyo financiero, económico y militar a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua y de su respaldo a sectores violentos de oposición.
Del mismo modo, denunció a quienes emplean un discurso en defensa de la democracia por una parte, y por la otra financian la inestabilidad y los golpes de Estado.
El verdadero interés entonces no es la defensa de los derechos humanos porque si así fuera, Estados Unidos firmaría todos los tratados de ese tema, no habría abandonado el Consejo de Derechos Humanos y no promovería el encarcelamiento de solicitantes de asilo, apuntó.
Si en verdad la comunidad internacional quiere ayudar a Nicaragua, debe hacerlo en el marco de la Carta de la ONU, respetando su soberanía, su independencia y su unidad territorial, solo corresponde a los ciudadanos de ese país resolver sus problemas en el marco de un Estado de derecho.
Ni la aplicación de sanciones violatorias del derecho internacional ni abordar el asunto en el Consejo de Seguridad representa algo positivo para Nicaragua, subrayó el representante permanente de Bolivia ante la ONU.