Espacio publicitarioEspacio publicitarioEspacio publicitario

25N: ni un paso atrás

A pesar de las cifras escandalosas de violencia contra la mujer, las únicas modificaciones a la Ley 348 que hayan llegado a la Asamblea sean las que pretender involucionar y restar protección

Ser mujer en Bolivia sigue siendo una condición de alto riesgo. La semana pasada publicábamos en este medio un reporte sobre los datos sistematizados del Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha Contra las Drogas: En Bolivia desde 2018 hasta junio de 2024 la Policía registró casi 250 mil denuncias por delitos relacionados con violencia de género, el 91% de ellos con víctimas mujeres. El boletín establece un promedio de 105 casos por día y aproximadamente cuatro por hora. Cifras que deberían ser un completo escándalo, y que, sin embargo, se asumen con una tranquilidad pasmosa.

El estudio detallado muestra también distintas variables. Por ejemplo, que la denuncia más recurrente es por violencia familiar, o que el 2020 -año de la pandemia - fue el único año en el que se redujeron los reportes, muy probablemente por las dificultades que se generaron a la hora de denunciar.

En Bolivia la Ley 348 con todos sus defectos ayuda a sistematizar información, pero no ha logrado aun cambiar la cultura patriarcal de los gobernantes y del conjunto social

El 80% de estos delitos se enmarcan en la “violencia familiar”, es decir, agresiones entre personas conocidas incluyendo amigos o parejas no tan formales, el otro 20% comprende además abuso sexual, violación, violación a menores de edad, estupro, trata de personas, sustracción de un menor o incapaz, acoso sexual, corrupción de menores, feminicidio, pornografía, rapto y proxenetismo en los que la mujer es víctima en más del 98% de los casos.

Con estas cifras llegamos a un nuevo Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, un 25 de Noviembre menos movilizado a nivel mundial, por las diferencias en el feminismo y sobre todo, por la corriente reaccionaria que se ha abierto hueco en muchas sociedades avanzadas, y prácticamente amordazado en una Bolivia envuelta en luchas políticas testosterónicas donde ha quedado en evidencia que “los asuntos de la mujer” pueden ser arma arrojadiza o argumento fotogénico, pero que muy poco del discurso feminista igualitario se está impregnando no solo en la forma de hacer política, sino acaso en la personalidad consciente del representante público.

En Bolivia apenas se logró la aprobación de la Ley 348, con todos sus defectos y rémoras, hace ya una década, desde entonces hay registros de agresiones, feminicidios y demás vulneraciones que van variando en función del año, en ocasiones se reducen – ya van dos años con menos de cien mujeres asesinadas – seguramente fruto de la casualidad. O tal vez no.

Es curioso, sin embargo, que a pesar de las cifras escandalosas y la manifiesta necesidad de invertir más recursos en la prevención, en el acompañamiento a las víctimas y en el fortalecimiento institucional, las únicas modificaciones que hayan llegado a la Asamblea sean las que pretender involucionar y restar credibilidad a la víctima, hablando de “denuncias falsas” e intimidación en un país en el que la justicia funciona como funciona.

Es tiempo de apretar los dientes y no dar pasos hacia atrás. El cambio se consigue a largo plazo, pero ese largo plazo se construye día a día con acciones concretas, pequeñas: denunciar, proteger, no reír el chiste machista, no mirar para otro lado. Acción en todos los frentes.

Es tiempo de feminismo, también en Bolivia.


Más del autor
Estar solo no es estar solo
Estar solo no es estar solo
Despedida a Francisco
Despedida a Francisco
La luz de Francisco
La luz de Francisco