Tarija, turismo y más

El turismo de hoy se basa en ofrecer “experiencias exclusivas”, algo de lo que Tarija siempre ha andado sobrado

En pocos días Tarija entra en su época alta de turismo impulsada por la tradición cristiana y cultural que preside los dos hitos centrales: la peregrinación al Santuario de Chaguaya y la Fiesta Grande de San Roque con las procesiones de los chunchos promesantes que ya son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Se trata de fechas muy señaladas que después de años de trabajo hormiga, se ha logrado captar la atención del mercado nacional, atrayendo así a numerosos turistas que por estas fechas que no son especialmente vacacionales, se acercan a Tarija a compartir y consumir con los locales mientras vive experiencias únicas.

La forma de crecer siempre debe ser armónica y retroalimentada. Tarija tiene que tener capacidad de exportar turistas del mismo modo que debe tener la capacidad de atraer a otros, y este suele ser el momento de la verdad.

El turismo de hoy va más allá de visitar lugares pintorescos, sino que se centra en ofrecer experiencias exclusivas y de primer nivel, una cualidad que Tarija lleva décadas ofreciendo al por mayor y sin apenas pedirlo. El turismo de hoy es un motor de crecimiento económico, generador de empleo y catalizador del desarrollo local. Tarija tiene la oportunidad de transformar su riqueza natural y cultural en una fuente sostenible de ingresos.

Arranca la temporada alta de turismo en Tarija con los principales actos religiosos

En primer lugar, el turismo crea empleo directo e indirecto en comunidades locales. Desde los guías turísticos hasta los artesanos que ofrecen productos locales, todos se benefician cuando los visitantes exploran nuestras maravillas. El turismo puede ser un pilar fundamental para combatir la pobreza y fortalecer las economías regionales.

Además, el sector turístico puede incentivar la preservación del patrimonio cultural y natural. San Roque así lo demuestra. La demanda de servicios turísticos sostenibles impulsa la conservación del entorno y la herencia cultural, asegurando que las generaciones futuras también puedan disfrutar de la belleza que ofrecen nuestras tierras.

La ubicación geográfica de Bolivia es clave en este proceso. Al estar en el centro de Sudamérica, somos un punto estratégico para el turismo regional y Tarija, como frontera, ofrece además la posibilidad de crecer como campo base del sur. Desde aquí conectamos culturas y destinos, ofreciendo una experiencia única que combina la riqueza histórica de nuestras ciudades coloniales con la majestuosidad de nuestros paisajes naturales.

La promoción del turismo no solo atraerá visitantes extranjeros, sino que también estimulará el turismo interno. Muchas veces, los propios bolivianos desconocemos las maravillas que posee el país. Fomentar el turismo local no solo fortalece la identidad nacional, sino que también contribuye al crecimiento económico interno.

Sin embargo, para alcanzar este potencial, es imperativo abordar desafíos clave. La infraestructura turística debe ser mejorada y ampliada. Carreteras seguras, aeropuertos eficientes y servicios de calidad son fundamentales para atraer y retener a los visitantes. Además, la capacitación y la conciencia sobre prácticas turísticas sostenibles son esenciales para preservar nuestro entorno y cultura a largo plazo.

En resumen, el turismo tiene el poder de transformar a Tarija en un destino destacado en el mapa, no solo por su belleza natural y cultural, sino también por su capacidad para generar desarrollo económico y social. El futuro como potencia turística está en nuestras manos, y es hora de aprovecharlo para construir un país más próspero y vibrante.


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