Biden, Trump y los libertarios

Trump aplicó una política fuertemente proteccionista y nacionalista pero es considerado un referente de la nueva derecha liberal

Salvo sorpresa mayúscula, la nominación de Donald Trump como candidato a la presidencia por parte del partido Republicano de Estados Unidos es un hecho. También lo es que Joe Biden será el candidato del partido Demócrata porque al ser el presidente en ejercicio tiene derecho a ello, aunque en este caso parece incluso más probable que suceda algún imprevisto que pueda evitar lo que parece inevitable y que es que en noviembre dos octogenarios avezados reediten el enfrentamiento electoral y que en ese momento ganó Biden contra pronóstico desalojando al propio Trump de la Casa Blanca.

El hecho de que sean dos personas de tan avanzada edad deja una suerte de desazón y es algo así como la constatación del horizonte de época donde los jóvenes dejan de asumir responsabilidades hasta tal punto que los más mayores siguen teniendo que asumir la conducción de la primera potencia militar y nuclear del mundo mientras se duda de sus facultades mentales. La crítica no se hace más en público porque se teme entrar en circuitos de discriminación y de cancelación, pero ciertamente no parece normal.

El hecho de que sean dos personas de tan avanzada edad es la constatación del horizonte de época donde los jóvenes dejan de asumir responsabilidade

En Estados Unidos hay encuestas para todos los gustos. Por lo general una corriente de pensamiento asegura que Nikki Haley, la otra contendiente republicana, ganaría fácilmente a Biden, que también sería el mal menor frente a Trump, sin embargo, los votantes republicanos que participan en las primarias, que generalmente son los militantes más aguerridos, no tienen dudas sobre sus preferencias.

Trump se ha convertido en un ícono de la nueva derecha a nivel mundial y no solo por su forma de hacer política sino, aunque esto genere grandes controversias entre el resto de los alineados, como en el caso de Javier Milei, el presidente argentino que ha llegado al poder enarbolando la bandera del ultraliberalismo que no tiene nada que ver con los planteamientos extremamente proteccionistas de Trump y su “Make América Great Again”

No es una cuestión teórica, Trump disimuló poco en sus cuatro años de gobierno en los que cerró las puertas a la migración y bromeó con el muro con México, pero sobre todo, impuso aranceles y tasas a los importadores y trabas a quienes intentaban sacar la producción de Estados Unidos, al mismo tiempo que facilitaba la reactivación de proyectos industriales cuestionados, muchas veces con subvenciones, apelando a la necesidad estratégica y soberana.

Es curioso que sus simpatizantes, acólitos y palmeros en todo el mundo hablen sin embargo de libertad económica, de bajar impuestos, de combatir el socialismo y de la mano invisible del mercado como fuerza ordenadora del presente sin cuestionarse siquiera que eso es justamente lo que desean los imperios: imponer unas normas sobre los otros que ellos no cumplen para sacar ventaja.

Se vienen tiempos raros en la política mundial después de tres décadas cultivando el individualismo en una sociedad globalizada mientras se esconden los verdaderos poderes y se niegan las fuerzas naturales. Es tiempo de tener criterio y coherencia.


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