El desafío de las Judiciales

El asunto es complejo, pero el resultado – una justicia si no despolitizada, al menos, equilibrada y contrapesada - se antoja vital para Bolivia

No es que sea la costumbre en este país nuestro, pero la crisis por la autoprórroga del poder judicial está a punto de canalizarse a través del diálogo. Las tres partes en conflicto están de acuerdo en que hay que viabilizar las elecciones judiciales por la vía democrática. Ninguno plantea ya suspender este acto, ni eliminarlo de la Constitución, ni mucho menos, nombrar a una “junta de notables” que haga la transición y eso ya es un paso adelante.

La cuestión son los plazos, y ahí es donde las tres partes en discusión tienen sus propios intereses, sobre todo teniendo en cuenta una máxima que no está escrita pero que se presupone: en 2025 no habrá otras elecciones que las presidenciales y, en todo caso, las primarias habilitantes unos meses antes si es que no se elimina de la Ley de Partidos.

La negociación entre el MAS de Arce, el MAS de Evo y la difusa oposición de Comunidad Ciudadana y Creemos, que han ido perdiendo miembros en favor de la facción gobernante, como toda la vida ha sucedido, será a cara de perro y cualquier detalle del texto será importante.

Pactar la lista de candidatos en plancha con Morales y el calendario con Arce parece ser una estratagema difícil, pero es tal vez la única posible

El MAS de Evo tiene una urgencia evidente: después de la sentencia 1010 del 29 de diciembre de 2023 necesita nuevos magistrados en el Constitucional que interpreten de manera distinta el asunto de la reelección, pues los actuales no solo incorporaron a la sentencia, en modo jurisprudencia, el criterio de la CIDH que desahucia la reelección indefinida como derecho humano, sino que le incorporaron ese detalle sobre que la reelección solo se permite una sola vez de forma continua infiriendo que ninguna de forma discontinua.

Justamente por lo contrario, el MAS de Arce es el que menos prisa tiene en realizar estas elecciones, ya que le ha despejado el camino al actual presidente para hacerse con la nominación del partido azul, pues tampoco cree que otras figuras, como Andrónico Rodríguez, puedan desafiarlo. Sincronizar el calendario para elegir Magistrados e inscribir candidatos a la Primarias en el periodo de transición, antes de que asuman los nuevos parece ser su escenario ideal, pues así se evita la carga por el exceso de autoritarismo que no gusta entre las clases medias y que al final, son las que dan las grandes mayorías.

La oposición tiene la pelota de partido, si es que sabe jugarla, y es quien realmente puede salir más favorecida entendiendo esto como tal vez la única oportunidad real de “liberar la justicia” de los tentáculos azules que lleva tantos años (como antes hubo de otros colores) oprimiéndola. Pactar la lista de candidatos en plancha con Morales y el calendario con Arce parece ser una estratagema compleja, pero es tal vez la única posible.

Después obrará, como siempre, el poder de la democracia, del voto y de la sabiduría popular, tomando las precauciones, claro, de que ningún candidato quede inhabilitado por algún exceso de cualquier índole.

El asunto es complejo, pero el resultado – una justicia si no despolitizada, al menos, equilibrada y contrapesada - se antoja vital para Bolivia. Vale la pena esperar.


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