La nada entre el gas y el litio

Las promesas ambientales hablaban del fin de los fósiles y el inicio eléctrico con protagonismo del litio para estas fechas… pero los tiempos han cambiado para todos

La cumbre del clima COP28 avanza en Dubai con menos repercusión que nunca. Los negacionistas siempre existieron y los interesados en que nada se cambiara también, pero nunca había sucedido que se entregara la manija de una cumbre de estas características al ejecutivo de una de las diez mayores petroleras del mundo con enormes planes de expansión. Cosas que pasan en unas Naciones Unidas agobiada y sin papel.

A estas alturas ya nadie espera nada de la Cumbre, y eso que acaba de empezar. Apenas ninguno de los primeros espadas se ha dejado ver todavía y los compromisos suenan repetitivos y cada vez más increíbles. Ni siquiera quedan frases épicas – “se han abierto las puertas del infierno” ni apocalípticas que el secretario general Antonio Guterres pueda incorporar, porque todos los fantasmas están ya agitados.

Lo único que se ha cumplido es que el gas se acaba, y YPFB tampoco parece haberse esforzado por darle continuidad

El plan, si se acuerdan, era mantener por debajo de los dos grados el incremento de las temperaturas medias respecto al periodo pre industrial y para ello había que ir tomando una serie de medidas progresivas muy calculadas hasta 2030 primero y hasta 2050 después. Han sido tantos los compromisos y las cifras arrojadas al aire y al papel que ni chatGPT puede hacer un resumen coherente.

La madre del cordero de todo esto era dejar de usar combustibles fósiles, particularmente el carbón, luego el petróleo y finalmente el gas, aunque otro de los poderosos emiratos, Qatar, que es una enorme potencia gasífera, ha conseguido una moratoria para ese combustible prácticamente total. Para sustituirlo se habla de la electricidad, limpia en su generación con plantas solares, aerogeneradores o represas, que básicamente hay que pagar al crédito, aunque también del hidrógeno y otras. En el esquema de la transformación de vehículos, ya hace década y media que las gigantes de la automoción asiática decidieron que el futuro pasaba por las baterías de litio.

El escenario era hasta esperanzador para Bolivia, que además tenía margen de utilizar termoeléctricas ante su prácticamente nula contaminación y su enorme aporte de sus bosques con el carbono. En el 2010 los tiempos se acomodaban: el gas se acabaría sobre el 2024 – 2027, como los contratos con Brasil y Argentina, pero para entonces la explotación del litio ya estaría lista y con todos los mercados abiertos… pero no.

La pandemia primero, la guerra de Ucrania después, las intenciones de Rusia a largo plazo y el siempre caldeado ambiente de Oriente Próximo, todo entremezclado con los intereses de los de siempre que han desplegado todo tipo de campañas para cuestionar la agenda 2030 – desde las conspiraciones reptilianas a las posiciones libertarianas – han evitado que los calendarios se cumplan a nivel mundial, dejando a Bolivia en una posición complicada.

Lo único que se ha cumplido es que el gas se acaba, y YPFB tampoco parece haberse esforzado por darle continuidad ya que los hallazgos son discretos y los ritmos lentos, pero además es que el lo del litio tampoco ha avanzado como se esperaba y recién se está en una fase preindustrial de pruebas para tal vez creer en la calidad…

Parece pesadilla pero no lo es. Bolivia vive otro momento bypass sin gas y sin litio y con mercados cerrados. Y nadie asume responsabilidades políticas, obviamente.


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