Vivir soltero
Bolivia es un país joven, pero lo está dejando de ser a medida que se ensancha la pirámide poblacional por arriba y se estrecha por abajo
El 11 de noviembre (11 del 11) se celebra el Día del Soltero, una fecha que surgió en China pero que ya se ha extendido a todo el mundo. Tiene como objetivo celebrar el orgullo de ser soltero y actualmente se ha convertido en una de las celebraciones más importantes del comercio online.
En su origen algunos autores insisten en ver una protesta social por el férreo control de natalidad en China, que tras décadas en vigor ha distorsionado la pirámide poblacional habiendo muchos más hombres que mujeres, por lo que el hecho de ser soltero no es en muchos casos una decisión libre y consciente, sino realmente una condición inevitable del contexto.
La fecha se ha convertido sin embargo en una vorágine comercial de grandes proporciones cuyos números superan de largo a los que se desprenden del también famoso Black Friday, y en realidad, hay pocas dudas de que lo que en realidad subyacía detrás de esa explosión más o menos genuina de autoafirmación solitaria era, en realidad, vender más y más cosas a esos solteros.
Al margen de la operación comercial, es cierto que la soltería como opción de vida está creciendo a lo largo y ancho del mundo, también en Bolivia donde el número de matrimonios anuales sigue bajando, y esto, para un país que no cuenta con otra red de protección social que la familia no debería tomarse muy a la ligera.
Bolivia es un país joven, pero lo está dejando de ser a medida que se ensancha la pirámide poblacional por arriba, debido a la supervivencia mayor de los ancianos, y se estrecha por abajo por la acelerada disminución de la tasa de natalidad.
Si esto se consolida, Bolivia debe empezar a pensar ya en un sistema de cuidado del adulto mayor que va más allá de las familias, más si estas, además, no se conforman. No es suficiente una Renta Dignidad de monto mísero o una canasta del Adulto Mayor prácticamente testimonial, los ancianos van a necesitar espacios donde se les garantice calidad de vida hasta sus últimos días.
Otro de los problemas más acuciantes para el soltero de hoy es el del acceso a la vivienda. No conformar familia no significa no querer emanciparse o estar condenado a vivir en un cuarto con baño compartido para el resto de la vida, sin embargo, las exigencias y convencionalismos del mercado parecen predestinarlo así, sobre todo para las mujeres solteras que padecen además los efectos de la brecha salarial.
Sin duda que pensar la vida para que una persona sola la pueda vivir en su plenitud y que esa persona tenga las herramientas para cubrir todas sus necesidades vitales exige un cambio de mentalidad profunda que, en cualquier caso, no restaría derechos a nadie, sino que añadiría para todos.
El día del soltero es hoy una fecha hipercomercial con intereses muy particulares, pero lo cierto es que vale la pena la reflexión a largo plazo, porque estar preparados nos hace mejores.
