Cuidar al adulto mayor

La longevidad hace a la dinámica familiar, en tanto hay abuelos que ayudan al cuidado o a la rutina, pero también que exigen cuidado y atención que hay que brindar con calidad

En Tarija el día de Santa Ana, que es el 26 de julio, se celebra con  la tradicional feria de las miniaturas y artesanías que hace las delicias de niños y grandes, pero en el mundo entero es el día dedicado a la tercera edad, a los abuelos, gesto adoptado desde la tradición católica, pues la mencionada, y su esposo Joaquín, que también se menciona hoy en el santoral, eran los abuelos de Jesús según las escrituras.

Más allá de la raíz cristiana, el día de los abuelos se ha convertido en una ocasión excepcional para reflexionar sobre su rol en la sociedad, sus carencias y sus necesidades, algo que va cambiando a velocidades aceleradas y para las que no parezca que el Estado esté preparado.

La esperanza de vida ha subido mucho en el Estado Plurinacional en los últimos 20 años superando los 67 años hasta antes de la pandemia, siete más desde principios de siglo, lo que es un salto cualitativo en una sociedad tan frágil de tan mala salud como es la nuestra.

La esperanza de vida tiene además una lectura un tanto falsa, pues viene condicionada por la cantidad de muertes prematuras que se suman en el país. Más objetivo es contar con cómo se ha ensanchado la pirámide poblacional en su cota más alta, es decir, que más gente está llegando a los 70 años o más porque realmente sus condiciones de salud así lo permiten.

El cambio de la pirámide poblacional en un país tan joven como el nuestro obliga a tomar medidas de fondo, pues muchas dinámicas están cambiando. La longevidad hace a la dinámica familiar, en tanto hay abuelos que ayudan al cuidado o a la rutina, pero también que exigen cuidado y atención. Hay familias que “heredan” más tarde, familias que no acaban de constituirse y, en general, nuevas realidades que se deben enfrentar en el marco precisamente de las familias.

La longevidad tiene sus ventajas y problemas, el sistema de pensiones, por ejemplo, se calcula con datos de supervivencia amplísimos que convierten el retorno en miseria, y la miseria ampliada en el tiempo conlleva otros problemas. El de la salud, por ejemplo, pues el sistema hasta ahora está pensado para atender a todos, pero en tasas de supervivencia bajas. Nadie en la Caja Nacional de Salud quiere pensar qué pasará con sus propias infraestructuras si la esperanza de vida supera, por ejemplo, los 71,77 años que es el promedio mundial. Hogares de ancianos dignos, centros de día donde puedan estar bien vigilados, espacios que cuiden de sus capacidades intelectuales y físicas y un largo etcétera de servicios y desafíos se despliegan a la hora de pensar en cómo atender dignamente a los adultos mayores que han dado tanto y que efectivamente, se van a multiplicar.

Tener un abuelo es un tesoro, por ello todos debemos empezar a pensar cómo vamos a atenderles o cómo nos van a atender en el momento preciso en el que haga falta. Bolivia es un país joven, pero pensar en los ancianos es una obligación moral. Evitémonos ese trauma.


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