El reloj de YPFB

YPFB hace números grandiosos y asegura que Astilleros es prácticamente el maná, pero lo cierto es que eso mismo se mencionó con Boyuy

Las semanas pasan y los silencios de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se prolongan. Nada hace pensar que vaya a cambiar la situación en el corto plazo, menos ahora que desde el seno del Movimiento Al Socialismo (MAS) están surgiendo denuncias graves sobre corrupción en la empresa estatal, la más importante de todo el país y de las pocas que dan beneficios, al menos por el momento.

A Tarija hace tiempo que YPFB no le dice nada. Tampoco conceden entrevistas. Apenas la puesta en marcha de un pozo en una zona tan antigua como Los Monos que aporta apenas 0,3 millones de metros cúbicos (publicitado en pies para que parezca más) ha sido el “hallazgo” y la buena noticia de los últimos meses. Mientras, avanzan los trabajos en Astilleros, tan despacio que empieza a generar rumores sobre otro hipotético fracaso.

Tarija lleva un siglo bombeando gas y petróleo para todo el país sin que en el fondo le haya supuesto ninguna transformación esencial

Astilleros se ubica en el extremo oriental del triangulo Sud, ya en Padcaya, apostado sobre el rio Tarija y el conocido paraje de El Cajón, otrora paraíso de la pesca. El ingreso del Sernap fue tapiado hace ya casi dos años y el camino quedó reservado para los petroleros y los pocos comunarios que residen en aquella parte. No hay noticias periódicas sobre los avances a pesar del tiempo transcurrido.

En Astilleros YPFB venció la resistencia popular apoyándose en las 11 comunidades del distrito 10 de Padcaya, que evidentemente ven oportunidades de negocio a corto plazo en un territorio hastiado por el abandono y el colapso de la zafra y, sobre todo, modificando el Plan de Manejo de la Reserva para ubicar este territorio fuera del área núcleo y de especial protección a pesar de ser un lugar clave para el manejo fluvial. Cosas que pasan.

Se suponía que el plan a largo plazo era justificar con el éxito de Astilleros el ingreso en la gran zona deseada por las petroleras, el área de San Telmo, que cubre todo el corazón de la reserva de Tariquía desde el norte – Chiquiacá – hasta el sur, en Pampa Grande, al que se entra desde Orozas. El proyecto contempla al menos una docena de pozos en ese recorrido ya investigado en los 80 y 90.

Evidentemente YPFB hace números grandiosos, asegura que es prácticamente el maná y que reemplazará con éxito a Margarita cuando llegue su momento, pero lo cierto es que eso mismo se mencionó con Boyuy, que se convirtió en el pozo más profundo de América, pero seco. Lo propio ha pasado con el Jaguar X6, en Huacareta, cuyas cifras eran mareantes antes de su perforación, pero del que la maquinaria de Shell salió para irse a buscar gas justamente al otro lado de la formación sin mayores explicaciones.

Tarija lleva un siglo bombeando gas y petróleo para todo el país sin que en el fondo le haya supuesto ninguna transformación esencial. Casi todo se ordenó en función del petróleo y se desordenó en su falta. Las regalías nos metieron en profunda crisis. Los empleos nunca han sobrado. La petroquímica fue una quimera.

Tarija necesita respuestas concretas o despedidas. Es el momento.


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