Benítez y la vergonzosa salud boliviana

Ha habido otros momentos en los que se ha puesto en cuestión la reciprocidad precisamente por los costos que supone la atención médica en Bolivia en el sistema público, pero el caso de Ivirgazama no va de eso

Probablemente por la vecindad, el fallecimiento de un turista argentino en Ivirgazama la pasada semana ha indignado especialmente en Tarija, y sin embargo, no parece haber tenido ningún efecto en ninguna autoridad del país, como si lo que sucede en el Chapare quedara fuera de cualquier discusión.

La narración de los hechos por parte de los testigos presenciales que acompañaban a Alejandro Benítez es sobrecogedora. El docente había llegado a Bolivia con un grupo de amigos para hacer una expedición en moto como tantos grupos que cada año lo hacen. La desgracia tocó a su puerta en la carretera entre Cochabamba y Santa Cruz, cuando un camión de matrícula boliviana lo arrolló provocando una grave caída, pero lo peor aún estaba por llegar.

Según cuentan los presentes, se llamó a una ambulancia para que fuera trasladado de inmediato a un centro médico, pero una vez en el lugar, los paramédicos que la administraban se negaron a realizar el traslado simplemente porque “no aceptaban pesos argentinos”. De yapa, la Policía que intervino se acabó llevando la motocicleta sin mayores problemas. Después, Benítez acabó muerto en el corazón de Bolivia, donde había venido a compartir y disfrutar.

Lo sucedido ha generado una gran ola de indignación en Argentina y también en Bolivia. Sin duda que no faltan los que están aprovechando el incidente para cuestionarlo todo y pedir rupturas diplomáticas y endurecimiento de todas las condiciones de migración, porque sí, efectivamente el asunto es demasiado vergonzoso: centenares de miles de compatriotas viven en Argentina y reciben la atención de salud de primera calidad totalmente gratis; otros tantos cruzan la frontera cada año en busca de soluciones médicas que en Bolivia no se ofrecen, y ¿cuál es la respuesta? Ciudadanos muertos porque su dinero “no sirve”.

Ha habido otros momentos en los que se ha puesto en cuestión la reciprocidad precisamente por los costos que supone la atención médica en Bolivia en el sistema público. Hace unos años, el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, uno de los líderes más reconocidos de la derecha argentina más dura, puso en solfa al gobierno de Evo Morales al afear estas situaciones en las que primero se pide la plata y después se brinda la atención. El Gobierno entonces habló de convenios internacionales y prometió que no volvería a pasar… pero efectivamente sigue pasando, como se constata en Tarija, básicamente porque el sistema en Bolivia funciona así y los seguros apenas acaban pagando al mucho tiempo, pero es evidente que en este momento, el problema no es ese.

Se pueden hacer miles de protocolos y millones de compromisos políticos; se puede hablar de reciprocidad y de castigar a unos y a otros, pero el problema es de fondo: si no hay humanidad, nada funciona. El sistema de salud en Bolivia hace tiempo que se convirtió en un negocio de unos cuantos y urge su intervención, obvio, pues los principios morales deben estar siempre por encima.


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