El Estado y las carreteras tarijeñas

En Tarija quedan todavía un buen puñado de carreteras que deben ser completadas, pero que se relegan, mientras las principales rutas arrancadas en estos años, se deterioran

Haber empezado el siglo XXI teniendo las peores carreteras del país y siendo el departamento con menos kilómetros asfaltados – a excepción de Pando y tal vez Beni – no quiere decir que nos podamos contentar con la red actual. Los transportistas lo advierten: prácticamente todas las rutas asfaltadas en Tarija están en riesgo.

La carretera al Chaco es la que se lleva la palma y en la que nos fijamos recurrentemente. Todos los tramos, aunque han sido asfaltados en su mayoría (Choere - Acheral y el túnel del Aguaragüe siguen en promesas y calendarios complejos), todos tienen problemas, desde el Canaletas – Entre Ríos, que se supone ya es parte de la ABC aunque se sabe poco de la inversión en mantenimiento que es más que urgente hasta la catastrófica vía Entre Ríos – Palos Blancos, recién estrenada como quien dice, pero que desde el principio tuvo problemas que fueron socapados por ABC, pero también por las autoridades locales, que hicieron la vista gorda ante los recurrentes cambios de calidades y de especificaciones, como los anchos de vía y las pendientes. El resultado es una carretera con problemas desde el día uno, con derrumbes, asfaltos dañados y demás.

En la ruta a Bermejo, la calidad del pavimento empieza a degradarse. Los años de servicio de la vía con un mantenimiento siempre cuestionable empieza a convertirse en un problema real para los transportistas. El firme se empieza a perder en los tramos más lluviosos del entorno de Tariquía, y cualquier exceso – como las graves heladas de este año – unido al presumible recorte en mantenimiento que se avecina por los recortes generales en todos los servicios, puede degradar rápidamente la plataforma.

Algo similar se teme con la ruta al norte, esa carretera que nunca fue entregada oficialmente y que tiene problemas estructurales desde que se puso en servicio en 2011-2012. Cuidar la bajada por la Falda de la Queñua, tal vez la mejor inversión carretera de los últimos 30 años, es sin duda una prioridad.

En Tarija quedan todavía un buen puñado de carreteras que deben ser completadas, pero que se relegan. Es el caso del tramo pendiente San Antonio – Caraparí, para completar la ruta de la Dignidad uniendo el Chaco y Bermejo; es el caso del tramo hacia Paraguay desde Ibibobo; y es también la petición de la tercera frontera con Argentina o inversiones en el valle central, pero por el momento parece que tendremos que conformarnos con cuidar lo que hay antes de pensar en multiplicar los kilómetros disponibles.

Sería bueno que en este momento de detención se analicen también todos los errores cometidos en estos años y aquellas decisiones que han costado demasiado dinero al departamento, como los 20 millones de dólares botados en una Variante al Chaco de la que ya nadie habla o la adjudicación a una empresa española del tramo más importante de la ruta al Chaco, del que huyó sin dar demasiadas explicaciones. Posiblemente se pueden hacer las cosas de otra manera. Hoy toca cuidar y planificar, para que todo se haga de la mejor manera.


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