Sin noticias de Tariquía

No se puede perforar un pozo gasífero desde el escritorio y más temprano que tarde el Gobierno tendrá que tomar una decisión, que no será fácil, puesto que los contratos están vigentes y las urgencias

El Gobierno sigue sin tomar una decisión duradera sobre la exploración de las áreas dentro de la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. El proyecto se detuvo en la época preelectoral de 2019, cuando hubo una fuerte contestación social en las ciudades, y hasta ahora no se acaba de aclarar el panorama.

Se sabe que tanto Petrobras como YPFB Chaco, que se repartieron las áreas de San Telmo y Astillero tomaron a las rápidas las información geológica y geográfica y no han dejado de trabajar en oficina, puesto que además las dos zonas son zonas exploradas ya en los 70, 80 y 90 y existe información disponible.

La cuestión es que no se puede perforar un pozo gasífero desde el escritorio y más temprano que tarde el Gobierno tendrá que tomar una decisión, que no será fácil, puesto que los contratos están vigentes y las urgencias, también.

Bolivia sigue recortando producción y pronto no habrá capacidad para abastecer los contratos de exportación y la demanda interna, cuando ni siquiera se han desarrollado al máximo los proyectos de industrialización – litio, Mutún, petroquímica – que requieren de gas.

Por otro lado, la industria tiene cada vez más reticencias de iniciar un proyecto de exploración tradicional donde el riesgo de fracaso es alto, como ya ha pasado en Boyuy y Jaguar X6, donde las prisas y la ambición llevó a pozos no productivos, al menos en condiciones comerciales mínimas.

Bolivia podía haber abierto el debate hace tiempo, pero resultaba difícil para un Gobierno que se presentaba ante el mundo – también ante los bolivianos, pero menos – como el garante del medioambiente, el desarrollo sostenible y la Madre Tierra.

El exministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, trató ya de colar tanto la exploración en áreas protegidas como la exploración no convencional con fractura hidráulica como si se tratara de otras cosas, pero el debate se encendió pronto.

El Gobierno de Jeanine Áñez tampoco movió un dedo para modificar las disposiciones ni las firmas, el fracking continua en Miraflores, aunque hay poca información al respecto, y también siguen vigentes los contratos de explotación en la Reserva Natural con la que además se hizo campaña.

Es posible que el fracking sea la única salida en un momento de depresión total y luego de que el país no haya sabido transformarse hacia algo más productivo e industrial que la exportación de gas, y aunque es increíble, seguimos dependiendo de que crezcan los ingresos de exportación de gas para poder invertir excedente en los proyectos de industrialización.

Lo que no es posible es que el Gobierno pretenda explorar ese camino sin antes tener un amplio debate sincero con el conjunto del país, más cuando las fuerzas opositoras han dado muestras de que sí toleran tanto la exploración no convencional como la exploración en Reservas.

Es importante tener el debate del cómo y el para qué. Estamos a tiempo de que el desarrollo del país surja del consenso social. El resto nos conducirá al fracaso.


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